Hotel Explotación: Las 'Kellys'
Te levantas, tomas un desayuno rápido y agarras los trapos y la fregona para limpiar 20 o 25 habitaciones en ocho horas. Todas con sus correspondientes baños, donde hay que dejar los espejos niquelados, las mamparas brillantes, las camas perfectamente estiradas y ni una pelusa por el suelo. Eso seis días a la semana. ¿Te lo imaginas? Pues así funciona la vida diaria de muchas camareras de piso, miles de mujeres encargadas de que nuestros hoteles y alojamientos turísticos estén limpios y preparados para el cliente.
La verdad es que cuando te hospedas en un hotel casi nunca las ves. Solo por casualidad te las cruzas unos segundos si acaban de limpiar tu habitación a todo correr, en 15 minutos. ¡Por favor, son las 12, el huésped no ha salido y el siguiente ya está esperando abajo!
Nadie imagina los problemas que conlleva su profesión, sobrecarga de trabajo, a veces no hay tiempo para comer, traslado de carros muy pesados y múltiples lesiones por movimientos repetitivos. Tendinitis, bursitis, túnel carpiano, ibuprofeno o voltarén son palabras que han incorporado a su vocabulario cotidiano, convencidas de que no llegarán a jubilarse en ese trabajo.
Conocí a las 'Kellys' hace año y medio, cuando empezaban a organizarse para denunciar sus condiciones de trabajo. Se habían conectado a través de Facebook para desahogarse y compartir sus problemas hasta que decidieron crear una asociación con distintos grupos en Madrid, Barcelona, Lanzarote, Fuerteventura, Benidorm, Asturias. Desde el primer encuentro, cuando salían exhaustas de su trabajo, pensé que estas mujeres invisibles eran un claro ejemplo de la precariedad y la brecha salarial femenina, y también de coraje para organizarse con muchas dificultades. Su historia merecía ser contada.
Son en un 97% mujeres, muchas de ellas inmigrantes, mal pagadas y expuestas al despido. Su situación se ha agravado en los últimos años, sobre todo después de la reforma laboral del 2012, que ha permitido su externalización, quedándose así fuera de las plantillas de los hoteles. Eso supone depender de las empresas multiservicios, siempre con contratos temporales y sueldos de miseria. ¿Cómo se explica esto mientras se alardea de la fortaleza de la industria turística, el motor de nuestra economía, la que ha resistido los embates de la crisis?
Durante un año he estado siguiendo, con un pequeño equipo de rodaje, sus historias cotidianas y sus denuncias y concentraciones frente a los hoteles que optan por las malas prácticas. Las 'Kellys' han decidido perder el miedo y hacerse visibles, llamar a la puerta de los partidos, reclamar en el Congreso y en el Senado, y llevar sus reivindicaciones hasta el Parlamento Europeo, para exigir inspecciones de trabajo y, sobre todo, prohibir las externalizaciones, tener derechos sindicales y unos convenios de hostelería decentes.
Todo esto es lo que quiero contar, a través de sus voces, en el documental 'Hotel Explotación: Las Kellys', una película activista, autofinanciada y sin ánimo de lucro. Para terminarla, he decidido acudir al mecenazgo, aquí os dejo el link del proyecto por si queréis participar y compartir esta historia.