He estudiado Medicina gracias a mi padre, pero lo van a deportar antes de graduarme
Dentro de unos tres meses, terminaré mi tercer año como estudiante de Medicina. En poco más de un año, espero graduarme gracias al optimismo, el impulso y el apoyo incondicional de mi padre. Para entonces, él no estará aquí para presenciar ese logro. Su deportación está fijada para dentro de unos días.
A mí me han enseñado a cuidar a todos los pacientes, independientemente de su sexo, raza, religión o incluso su condición de inmigrantes. Esta es la mentalidad con la que afronto mi trabajo todos los días, deseando que nuestro sistema sanitario defienda y se ocupe de todos nuestros pacientes sin tener en cuenta su origen. Sin embargo, este no es el caso de nuestro sistema de inmigración.
Miles de familias inmigrantes van a ser separadas debido a unas políticas duras e inhumanas. Mi familia puede ser la siguiente.
En 1996, mi padre solicitó asilo. Acudió a los tribunales sin abogados ni intérpretes y el permiso le fue rápidamente denegado, pero como no tiene antecedentes penales y contribuye tributaria y culturalmente a la comunidad, su deportación no se consideró prioritaria. Desde 2011 ha realizado controles de inmigración anuales con los funcionarios correspondientes.
A principios de este año, mi padre acudió a su control rutinario de inmigración y fue detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas. Ahora mismo mi padre está entre rejas siendo tratado como si fuera un criminal.
Fue como si el mundo entero se pusiera en mi contra y en contra de mi familia. Nos asaltaron las dudas: ¿Cuándo van a deportar a mi padre? Tiene problemas de espalda; ¿le darán sus medicamentos? ¿Volveré a verle?
La fecha de su deportación fue fijada para el mes de abril. Imaginad lo que es empezar un semestre de Medicina sabiendo que una persona a la que quieres te puede ser arrebatada para siempre por lo que pone en un trozo de papel.
Esa es la situación en la que estamos mis dos hermanas y yo ahora mismo. Las tres queremos ser médicas, pero necesitamos el apoyo de nuestro padre para cumplir ese sueño. Es el sustento económico de mi familia y si no le dejan vivir en Estados Unidos, toda mi familia va a pasar penurias.
Como beneficiaria del plan de inmigración DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), mis recursos para pagarme la carrera son limitados, además de que a los estudiantes de Medicina no se les permite trabajar debido a su exigente agenda.
Dependo enormemente de mi padre para llegar a fin de mes, lo que incluye pagarme el alquiler, el seguro y la comida. Incluso en esta difícil situación, mi padre ha hecho siempre todo lo que ha estado en su mano para permitirme estudiar y ayudarme a cumplir mis objetivos académicos, entre ellos, llegar a ser médica y cuidar de las zonas más desatendidas de Estados Unidos.
Sin su ayuda económica y su apoyo emocional, el sueño de terminar Medicina ―y, por consiguiente, de convertirme en médica― puede estar en peligro. En resumidas cuentas, si deportan a mi padre, probablemente tendré que dejar Medicina para trabajar y poder pagar la educación de mi hermana, dejando la mía pendiente.
Y, lo que es aún peor, es posible que ni siquiera pueda visitar a mi padre, ya que mi condición de beneficiaria del DACA me impide abandonar el país.
Las últimas palabras de mi padre antes de ser detenido fueron por escrito: "Me van a dejar detenido, mija, sigue adelante, mija, tú puedes".
Y eso es justo lo que pienso hacer.
Como médica que seré dentro de poco, me he comprometido por el juramento hipocrático a no dañar a nadie. Pienso que este juramento también implica defender a los que no pueden valerse por sí mismos, como los inmigrantes sin papeles, entre quienes está mi padre.
Mi padre no es un criminal. Es un padre muy trabajador que aspiraba a mantener a su familia, a ayudar a su comunidad y a ver cómo sus hijas se graduaban en la Universidad. Mi educación, mi futuro aquí y mi capacidad para retribuir a este país por lo que me ha dado se verán trastocados si deportan a mi padre.
La historia de mi familia demuestra que los inmigrantes pueden ser un activo muy valioso para Estados Unidos si les dan la oportunidad. Por eso imploro al gobierno central que liberen a mi padre, que paralicen su deportación y que le permitan a mi familia seguir persiguiendo el sueño americano.
Belsy García es beneficiaria del plan de inmigración DACA y estudiante de tercer año de Medicina en la Universidad Loyola Chicago.
Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.