Grandes oportunidades en el mercado hidroeléctrico para América Latina
Hoy en día la hidroelectricidad contribuye con la mitad de la electricidad generada en América Latina y, a nivel global, ha generado más electricidad que el resto de las energías renovables juntas, por lo que representa una fuente importante de energía a la hora de depender menos del precio de los commodities en el mercado internacional para proveer el servicio energético.
Esta fuente de electricidad también ha puesto su granito de arena para que América Latina cuente con la matriz energética más limpia del mundo y se haya convertido en líder mundial en emisiones bajas en carbono. Pero además de contribuir a la reducción de emisiones y/o a garantizar el acceso universal a la electricidad, la hidroenergía también está llamada a ofrecer importantes oportunidades de inversión particularmente en la región. De hecho, la Agencia Internacional de Energía calcula que para el 2035 se incorporarán cerca de 277 GW de capacidad hidroeléctrica instalada, requiriendo inversiones por encima de USD 258 mil millones.
Esto representa no solo un reto para el sector público sino una gran oportunidad para los inversores privados, que cada vez están ganando más peso en el reparto de inversiones en energías alternativas y que se han convertido en un financista indispensable del mercado eléctrico latinoamericano. En este sentido, esquemas como las asociaciones público-privadas se espera jueguen también un rol importante y catalítico para el desarrollo de los futuros proyectos e inversiones.
En este escenario, América Latina cuenta con 5 de los ríos más importantes del mundo (entre ellos el Amazonas, Orinoco, Río Negro, Paraná y Río Madera). Asimismo, Brasil tiene un quinto de los recursos hídricos del planeta y es el segundo mayor productor hidroeléctrico del mundo, por detrás de China. Asimismo, países como Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Peru y Venezuela poseen los mayores potenciales hidroelectricos de la región.
Actualmente las centrales hidroeléctricas de la región suponen el 63% de la capacidad total instalada de energía eléctrica a nivel global. Si a esto le sumamos que América Latina se estima solo ha desarrollado el 20% de su capacidad, nos encontramos ante un escenario que debería contribuir a hacer frente a la creciente demanda energética, a garantizar la seguridad de abastecimiento, a reducir la dependencia de energías fósiles, manteniendo la característica limpia que tiene el sector energético en la región.
Esto quiere decir que, si hacemos las cosas bien, América Latina puede jugar un papel determinante en el suministro de energía a nivel internacional y, paralelamente, tiene la posibilidad de garantizar que todos sus habitantes tengan un acceso seguro, estable a la electricidad y ambientalmente limpio.
Ante esta situación la pregunta evidente es: ¿cómo podemos desarrollar todo el potencial hidroeléctrico de manera sostenible?
Uno de los mayores retos que enfrenta América Latina es desarrollar el potencial hidroeléctrico para ampliar sus perspectivas de generación energética de forma sustentable, es decir, que incorpore no solo los factores económicos sino los ambientales y sociales. Por este motivo, es imprescindible unir esfuerzos, de manera que podamos afrontar conjuntamente los retos y beneficios que implica hacer uso de esta fuente de energía.
La buena noticia es que existen casos de éxito que demuestran que desarrollar el potencial hidroeléctrico es posible. Por ejemplo, la central hidrolectrica Itaipú, situada en la forntera entre Brasil y Paraguay, que cuenta con una potencia de generación de 14.000 MW, es la responsable de suministrar alrededor del 17% de la energía consumida en Brasil y el 76% de la utilizada en Paraguay. Esta central hidroeléctrica se ha constituido en un ejemplo de manejo y mejora del entorno donde opera, ocupando además los primeros lugarares en generación de energía limpia y renovable a nivel mundial.
En este sentido, CAF -Banco de Desarrollo de América Latina-, en alianza con las autoridades nacionales y regionales, viene impulsando un "Programa de Hidroenergía Sostenible" que pretende potenciar el uso sustentable de los recursos hídricos con los que cuenta la región, de tal manera de apuntalar uno de sus objetivos estratégicos como es el apoyo al desarrollo sostenible de sus recursos naturales.
El programa está orientado a apoyar a los países en tres puntos principales: la identificación del potencial hidroeléctrico remanente en los países de América Latina, la elaboración de portafolios de nuevos proyectos de centrales hidroeléctricas a ser desarrollados de manera sustentable y a la rehabilitación de centrales hidroeléctricas maduras con el objetivo de aumentar su vida útil, así como mejorar la eficiencia de la infraestructura existente.
De ahora en adelante el mensaje debería estar claro: debemos incidir en el esfuerzo conjunto y coordinado para lograr un suministro estable y sostenible de energía que beneficie a todos los latinoamericanos y que nos haga más competitivos con el aprovechamiento sustentable de nuestros recursos.