Día 1 del intento de 1.400
Arranca el trabajo del primer Gobierno de coalición tras la II República con una subida de las pensiones y cambiando al martes las reuniones.
Se cierran las puertas, se van las cámaras. Todos han prometido guardar en secreto las deliberaciones del Consejo de Ministros. Y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, les recibe con una carta: pide unidad a los miembros del primer Ejecutivo de coalición tras la II República y les anuncia que a partir de ahora las reuniones serán los martes. Testigos mudos de la reunión cuatro cuadros de Tàpies, Miró, Barceló y Menchu Gal.
A partir de las 9.30 de este martes ha arrancado el ‘paseíllo’ de los miembros del nuevo gabinete (17 del ámbito del PSOE y 5 de Unidas Podemos). Todos, uno a uno, han posado antes de entrar en el edificio del Consejo de Ministros en La Moncloa ante los fotógrafos un día después de prometer ante el rey sus cargos, luego la imagen de familia. Una instantánea histórica en la escalinata, que no sabemos hasta cuándo durará.
Entre las imágenes más esperadas: la de Pablo Iglesias, con su cartera de vicepresidente, vaqueros y abrigo negro. Momentos llenos de emotividad y de anécdotas, desde que Carmen Calvo y Margarita Robles no llevaban sus carteras hasta que casi se olvida de pararse para la foto a Manuel Castells (Universidades). Eso sí, tras la advertencia a gritos de los reporteros gráficos, ha sido el más efusivo y la ha levantado a modo de victoria.
Y es que este martes ha sido muy especial y novedoso en el complejo de La Moncloa, echa andar el primer Gobierno de coalición, con todos un poco apretados en la Mesa -es el Ejecutivo más numeroso- y con una primer polémica tras su nacimiento: la designación de la exministra de Justicia Dolores Delgado como nueva fiscal general del Estado. La oposición y las asociaciones de fiscales no se lo creen y protestan desde que se conoció este lunes. Eso sí, Sánchez no se echa para atrás: “El currículum es impecable”, ha llegado a verbalizar, y ha subrayado que le ha pedido “absoluta independencia”.
Los ministros han iniciado el trabajo aprobando una de las promesas que hizo Sánchez para cuando hubiera nuevo Gobierno: la revalorización de las pensiones. En concreto, el aumento es del 0,9% desde el 1 de enero, con un coste de 1.406 millones de euros y que comenzará a pagarse ya en la nómina de febrero. Este tema será una de las grandes prioridades de esta legislatura, con la creación incluso de un nuevo Ministerio de Seguridad Social que tiene al mando al ‘halcón’ José Luis Escrivà.
Sánchez sí ha comparecido hoy ante los periodistas una vez ha terminado la reunión del Consejo de Ministros, después de semanas de silencio. De hecho, lo ha querido reconocer ante los micrófonos agradeciendo su labor a la prensa y achacándolo a la necesidad de discreción durante las negociaciones.
La mayoría de las preguntas al presidente han ido sobre Delgado y Cataluña. Su mensaje sobre este último tema: quiere reunirse “cuanto antes” con Quim Torra para retomar la vía política frente a la judicial. “No tengo ningún problema en reunirme con el presidente de la Generalitat porque sigue siendo el presidente de la Generalitat”, ha señalado en un momento en el que la JEC ha inhabilitado a Torra como diputado de Parlament, aunque la Mesa de la Cámara catalana se ha pronunciado de manera contraria este mismo martes aludiendo que no hay sentencia firme todavía por parte del Tribunal Supremo.
Un Sánchez que también ha dejado claro que se trata de “una coalición de Gobierno, no de pensamiento”, cuando le han preguntado si el PSOE y UP van actuar igual sobre si los ministros seguirán como diputados. Una imagen también, al hilo, ha sido la de Iglesias sentado en la mesa a la izquierda de Sánchez. ¿Se siente cómodo el presidente?
El socialista dice que está “orgulloso” de todos los ministros: “Estamos en una coalición inédita, pero todos los ministros y ministras ya son del Gobierno de España, no de un partido u otro”. Todos, ha prometido, van a contar con su “apoyo, arrope y empatía”. Y declaración de intenciones: es un Gobierno que aspira a “1.400 días”. Traducción: quiere intentar llegar a completar toda la legislatura, aunque, ha reconocido, no les va a dejar la oposición ni los cien días de gracia.
El mensaje que ha mandado a sus ministros es el de “acción”. Un Gobierno que “resolutivo”, “ejecutivo”, “que no pierda el tiempo” y que “se ponga manos a la obra”. Por eso revoluciona también el calendario y ahora las reuniones se harán los martes, en vez del tradicional viernes. Otra promesa: se rendirán cuentas cada cien días sobre los avances del Ejecutivo. Entre sus futuras medidas, ha garantizado la subida del salario mínimo y ha indicado que quiere renegociar con la Comisión Europea una nueva senda de déficit más flexible.
El presidente del Gobierno también ha pedido a todos los suyos que se transite en la idea del acuerdo, de incorporar al resto de partidos políticos. Una idea que no parece fácil precisamente con el PP, que ha criticado duramente el nombramiento de Delgado y que vaya a haber una reunión con Torra. Todo ello no presagia precisamente entendimiento para llevar a cabo renovaciones pendientes como la del Poder Judicial o TVE.
Más poder para Redondo
Y uno de los grandes protagonistas en Moncloa este martes no estaba sentado en la mesa, pero manda mucho más que algunos ministros. El presidente del Gobierno ha confirmado en su puesto como jefe de gabinete a Iván Redondo, al que le ha ampliado todavía más su su poder en la sombra. Coordinará todos los aspectos relacionados con el jefe del Ejecutivo y además incorpora a sus órdenes la Secretaría de Estado de Comunicación. El gran poder en la sombra, la estrategia palaciega. A pesar de algunas críticas internas en el PSOE, Redondo pisa más fuerte todavía. Bajos sus órdenes también estarán la Oficina Económica del Presidente, el Departamento de Seguridad Nacional y la nueva Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo.
Redondo ha escuchado en primera fila en Moncloa a su jefe en la rueda de prensa. Hay que detenerse precisamente en esos asientos para ver cómo va a funcionar también ese Gobierno. Allí estaban Carmen Calvo, que seguirá teniendo el peso de los asuntos político, y María Jesús Montero, flamante portavoz y que a partir de ahora será la encargada de informar sobre los acuerdos del Consejo de Ministros. Isabel Celaá también estaba como muestra de esa transición en la Portavocía que pierde. En el front row además se veía al secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, y a José Manuel Albares, el ‘sherpa’ en temas internacionales y mano derecha del jefe del Ejecutivo cuando sale fuera de nuestras fronteras.
Día primero del Gobierno de coalición, ¿conseguirán llegar a los 1.400?