Fútbol y corrupción: ¿Marca España?
A nadie se le escapa que los palcos VIP de los estadios de fútbol en España son sitios propicios para cerrar todo tipo de negocios o acuerdos. De hecho son el emplazamiento ideal, donde gestores de los clubes, empresarios y políticos se encuentran de forma más o menos regular. Todos también conocemos las ayudas públicas que han recibido los clubes deportivos españoles y, por si acaso se nos olvida, Europa se ha encargado de recordárnoslo aludiendo a posible incumplimiento de las normas de competencia. Además, en los últimos meses, también hemos sido testigos de escándalos de fraude fiscal por parte de las principales estrellas de nuestro deporte rey. Y yo me pregunto: ¿a alguien le sorprende todo esto?
A veces, da la impresión de que la sociedad está curada de espanto. Pues ya ni siquiera nos sorprende esa forma de hacer negocios, tan arraigada en nuestro país, basada principalmente en el amiguismo y la corrupción.
Ángel María Villar y su hijo Gorka han sido detenidos por lucrarse utilizando la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Una importante mancha más en el expediente del fútbol español. A estas alturas no sabemos a cuánto ascienden las cifras ligadas a este caso, lo que sí conocemos, principalmente los vecinos de Las Rozas de Madrid, es que la buena relación entre Villar y los diferentes gobiernos del PP local consiguieron como resultado que la Federación obtuviera el uso de unos terrenos públicos de 115.000 metros cuadrados, por 75 años y por la increíble cifra de...1 euro. No sé cuántas reuniones, o cuántas invitaciones a partidos de la Roja, hicieron falta para llegar a este acuerdo, o para firmar el acuerdo anterior, que tumbó los tribunales de justicia, por el que se otorgaban los mismos terrenos de forma gratuita y para siempre. Solo sé que este tipo de prácticas no huelen nada bien y empeoran la imagen de nuestro fútbol y también de los políticos.
Por si fuera poco, otro hecho indignante es la imagen proyectada hacia los más jóvenes y hacia la sociedad en general, al comprobar que algunos ídolos de masas no están dispuestos a contribuir con las arcas públicas al igual que lo hacemos los demás. También es preocupante que la imagen de estos jugadores apenas se ve afectada por estos hechos. Por ejemplo, en el caso de Messi, con sentencias que confirman que cometió fraude fiscal, ninguna marca de publicidad se ha propuesto romper contrato con el astro blaugrana. Por lo tanto seguirá aumentando ese sentimiento cada vez más popular de que "Hacienda NO somos todos".
Tampoco se salvan los diferentes clubes. Esos por los que en 2013 saltaron las alarmas por una deuda con Hacienda de más de 630 millones de euros. Es cierto que dicha deuda se ha ido reduciendo, pero sigue sin esclarecerse como es debido, es decir, conocer todas las ayudas públicas otorgadas a dichas entidades. En 2014, UPYD solicitó, en el Congreso de los Diputados, una auditoria completa del fútbol español y que se analizase las subvenciones y ayudas, directas o indirectas, recibidas por nuestros clubes para ver si cumplen la normativa europea en materia de competencia. Seguimos esperando resultados.
En fin, posiblemente meterse con el fútbol español no dé votos, pero si realmente queremos regenerar nuestras instituciones, garantizar el buen uso de los recursos públicos y no mirar para otro lado ante estos gravísimos hechos, debemos denunciarlo y hacer pedagogía. Es una carrera de larga distancia que se gana con la Educación. Es necesario modificar el sistema educativo y tomar todas las medidas necesarias para que la sociedad acabe penalizando este tipo de comportamiento ilícitos, que existen en el mundo de la política, de la empresa privada y, como ha quedado más que evidente, en el mundo del fútbol. Que estas conductas no sean socialmente aceptadas. Que no sean concebibles razonamientos tipo "como roban todos, que roben los míos".
Por supuesto, soy plenamente consciente que, deportivamente, el fútbol español es valorado en todos los rincones del planeta. Eso no le exime de cumplir con el Estado. Evitemos, entre todos, que estos escándalos de fraude, administración desleal, malversación de caudales públicos, etc. se relacionen directamente con la Marca España.