Frente al odio, orgullo
Denunciar y visibilizar resulta imprescindible, pero también legislar.
Otro año más, llega el mes de junio y con él las actividades y manifestaciones para reivindicar el Orgullo LGTBI. En pleno 2022, todavía hay quién se pregunta la necesidad de un día o días al año para reclamar igualdad, respeto y derechos. ¿Por qué no un orgullo hetero?, me preguntaban el otro día en un acto. Pues porque a ti no te insultan, pegan o matan por ser hetero. Porqué no tienes la necesidad de mirar en qué entorno puedes besar a tu pareja o cogerla de la mano. Porque no sufres las múltiples discriminaciones que sí hemos podido sufrir muchas personas por el simple hecho de amar, desear, ser o sentirte diferente a la mayoría.
El Orgullo 2022 llega en un momento para el colectivo en el que tenemos que emplearnos en combatir a los impulsores del odio, cuyos discursos tienen graves consecuencias. Denunciar y visibilizar resulta imprescindible, pero también legislar. Porque del mismo modo que los derechos no son irreversibles y hay que defenderlos cada día, también lo es que un derecho solo puede ejercerse si está amparado por leyes que los protejan y garanticen.
En este sentido, esta semana aprobamos definitivamente la Ley Zerolo en el Congreso, para combatir las discriminaciones de colectivos vulnerables. Y también esta semana, el Consejo de Ministras y Ministros ha dado luz verde a la Ley LGTBI y Trans, que ahora iniciará su trámite parlamentario. Una ley pionera e imprescindible para blindar derechos y combatir la LGTBIfobia. Una ley que prohibirá las terapias de conversión para que nadie más se lucre destrozando la vida de niñas o niños. Una ley que establecerá un régimen sancionador para
castigar los crecientes ataques LGTBIfóbicos.
Una ley que, por fin, despatologizará a las personas trans, ya que no requerirán de informes médicos ni tantas trabas burocráticas para transitar. Una ley que invertirá recursos para formar a servidores públicos y acabar con el bullying que hace sufrir a tantos menores. Una ley a la altura de uno de los países del mundo más avanzados en derechos LGTBI.
A pesar de los que viven del odio, España tiene un gobierno comprometido con nuestros derechos y dispuesto a dotarnos de las herramientas legales necesarias para protegerlos.
Porque para ser libre y feliz, no hay que pedir permiso a nadie.