Fernández Mañueco, investido presidente de Castilla y León con los votos de su socio Vox y el reproche de toda la oposición
La ultraderecha entra a un gobierno autonómico por primera vez desde la Transición tras un pleno muy tenso, cargado de reproches al nuevo presidente.
No por esperado es menos relevante. Alfonso Fernández Mañueco ha sido elegido presidente de la Junta de Castilla y León gracias a los votos de Vox, con los que formará un gobierno de coalición, el primero autonómico en el que está la ultraderecha desde la Transición.
Los 31 escaños populares y los 13 de Vox han sido suficientes para consolidar la mayoría absoluta de Mañueco. Ni un solo apoyo más han cosechado las dos derechas, que sí han recibido el reproche del resto de la Cámara, 37 insuficientes escaños ante la coalición. Desde el PSOE a los partidos de la España Vaciada y regionalistas, pasando por Unidas Podemos y Ciudadanos, todas las fuerzas de la oposición han alertado del peligro para de dar cobijo a los de Abascal en sillones oficiales.
En concreto, el Ejecutivo castellanoleonés contará con tres consejeros de Vox, los de Agricultura, Industria y Cultura, además de la figura del vicepresidente, encarnada por su candidato, Juan García-Gallardo.
“Lo mejor está por llegar”; los desencuentros, también
Tratando de alejarse de una polémica que le va a acompañar dure lo que dure la legislatura, Fernández Mañueco ha defendido el programa acordado con Vox, un texto “beneficioso” del que ha pedido se juzgue por sus resultados y no con “prejuicios”.
“Lo mejor está por llegar”, ha añadido en su discurso, admitiendo que “habrá diferencias, incluso grandes diferencias” en el seno de la coalición.
Las ha asumido y casi prometido su socio. Más radical, el futuro vicepresidente, Juan García-Gallardo, ha marcado el paso con menciones críticas a la Ley de Violencia de Género, la memoria histórica o el propio estado autonómico por el que se han presentado a los comicios. Eso sí, ha hablado de Vox como un socio “fiel, confiable y coherente”, unos principios que ha repetido casi tanto como los ataques al resto de fuerzas.
Marcando toda la distancia que le es posible en el marco de su pacto de legislatura, al político del PP le ha tocado asegurar por activa y por pasiva que en materia de violencia machista no se dará “ni un paso atrás”, aunque de inmediato ha prometido que se tramitará la nueva ley “de violencia intrafamiliar” que reclama Vox antes de finales de julio. El fino equilibrio de pactar con la ultraderecha.
A la Cámara esto no le ha convencido en absoluto. Tampoco la promesa de “revolución fiscal”, con una bajada del IRPF autonómico a “todos los contribuyentes en el primer tramo del impuesto”.
Evitándose la foto, Alberto Núñez Feijóo ha ‘bendecido’ la nueva presidencia de Fernández Mañueco sin hacer acto de presencia en las Cortes, como tampoco se le espera en la toma de posesión. Cuestión de “agenda”, ya se sabe, un gesto que le ha costado sonadas críticas dentro y fuera de Castilla y León al líder nacional del PP. Eso sí, en un bonito tuit, ha afirmado que “España necesita líderes que ofrezcan estabilidad, responsabilidad y gestión. En Castilla y León ese líder es y seguirá siéndolo Alfonso”, que remata con un “enhorabuena presidente”.
Los “temores” de toda la oposición
En cambio, el resto de fuerzas ha puesto el foco en el paso “histórico” dado por Fernández Mañueco al cruzar la línea roja de pactar con la ultraderecha. Luis Tudanca, candidato del PSOE, ha acusado al popular de haber sido “humillado” por la ultraderecha, mientras que las formaciones regionalistas han mostrado su inquietud por el posible “retroceso” en los derechos sociales adquiridos “desde hace muchos años”.
Para el diputado de UP, Pablo Fernández, se trata del “pacto de la infamia”, mientras que Francisco Igea, exvicepresidente de Mañueco y único edil de Cs ha hablado del “inhóspito campo de pactar con la ultraderecha, el machismo, la intolerancia”.
Se abre un camino de imprevisibles consecuencias electorales y sociales. El próximo martes 19, Fernández Mañueco tomará posesión de su cargo y confirmará a su nuevo equipo. Entonces, ya no habrá vuelta atrás, la ultraderecha habrá entrado en un gobierno autonómico.