Feliz domingo, cuñaos
"El sentido del humor siempre tiene que ser horizontal, nunca vertical".
Espero que me respeten pero creo que es el momento de que alguien le aclare a Casillas, a Puyol y a los lectores habituales del Marca que cuando dos hombres tienen sexo entre ellos, no necesariamente tienen porqué ser gays. Me explico: soy gay, alguna vez he besado a alguna mujer y hecho alguna que otra cosita con ellas, pero les puedo asegurar que esos encuentros nunca me hicieron cambiar de opinión sobre mi orientación sexual, y en sentido contrario, me ha sucedido lo mismo: he besado a hombres heteros, los he besado con lengua (por las dudas) y he hecho alguna que otra cosita con ellos también; y eso, no les hizo menos heterosexuales.
Relacionando mis putivueltas con los tweets de Iker Casillas y Carles Puyol, debo apuntar que dudo que ninguno de los dos sea gay. Otra cosa es que mi imaginación desmedida me lleve a pensar que puedan haberse dado algún beso o que hasta hayan hecho alguna que otra cosita en las duchas… Quién sabe… Total, ya lo advirtió Alfred Kinsey en su día en su famoso estudio sobre la sexualidad humana, que ni el 5% de la población llega a ser exclusivamente heterosexual, que siempre hay un grado de bisexualidad. Pero morbosidades aparte, conviene aclarar el motivo por el que el tweet de Casillas diciendo ‘espero que me respeten: soy gay’, y la respuesta de Puyol con ‘Es el momento de contar lo nuestro, Iker’, seguido de un emoji de corazón, otro de un besito y un hashtag de ‘feliz domingo’, tienen poca gracia —ambos futbolistas se disculparon después, Casillas alegando que le habían hackeado—.
Víctor Gutiérrez es uno de los primeros deportistas de élite en salir del armario públicamente en España, hablando con él del tema, me aclaró que la falta de referentes de futbolistas LGBTQ+ evidencia un claro problema de prejuicios, tabúes y homofobia que se vive en el mundo del deporte de alto nivel y que, en más de una ocasión, él mismo ha denunciado. De hecho, Justin Fashanu, se terminó suicidando poco después de salir del armario siendo futbolista por la presión, la discriminación y mobbing laboral que recibió en su momento.
No obstante, para algunos ‘cuñaos’, esto no es suficiente. Dicen que vivimos en la era de ‘los ofendiditos’, que ‘ya no se puede decir nada’, que ‘no se pueden hacer bromas’, que todo el mundo se ofende… Y ante estos comentarios, siempre me acuerdo de una frase de mi profesor de antropología del máster en estudios LGBTQ+ de la Universidad Complutense de Madrid, Ignacio Pichardo: “El sentido del humor siempre tiene que ser horizontal, nunca vertical”. Esto quiere decir que las bromas tienen gracia cuando son entre iguales, no cuando las dice alguien en una situación de privilegio. Y es que para que algo ofenda, deben darse tres situaciones: de contexto, de intencionalidad y de situación. Por ser prácticos: yo podría permitirme el lujo de decirle a un amigo en una terraza de Chueca tomando una cerveza algo así como ‘tienes fuego, maricón’. Sin embargo, si esta misma frase me la dice un señoro, que no conozco de nada, en esa misma situación, puede ser MUY ofensiva.
Es por ello por lo que la vacilada de Casillas sobre si es gay o no para eludir las presiones del programa del corazón Socialité sobre si tiene nueva novia o no , no tiene gracia. Del mismo modo que tampoco la tiene que Carles Puyol le siga el rollo frivolizando aún más. Menos aún cuando hace escasos días el Ministerio del Interior publicaba nuevos datos sobre el aumento de las denuncias de delitos de odio por orientación sexual e identidad de género en un 6,8% respecto al 2019. En fin… #FelizDomingo, cuñaos.