¿Feliz? cumpleaños Europa
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¿Feliz? cumpleaños Europa

La incomprendida UE, siempre tan lejos pero tan cerca de los ciudadanos, cumple 60 años rodeada de crisis múltiples.

Imagen de archivo fechada el 23 de marzo de 2007 que muestra a un miembro del grupo italianoEFE

Las cifras redondas en los cumpleaños pueden invitar a la nostalgia, sobre todo si tu vida atraviesa momentos malos. La incomprendida Unión Europea, siempre tan lejos pero tan cerca de los ciudadanos, con tanto poder para algunas cosas pero tan poco para otras, cumple 60 años rodeada de crisis múltiples. El Tratado de Roma fue firmado por 6 países en 1957; hoy, caído el telón de acero y finiquitadas las dictaduras mediterráneas, entre otros progresos, son 28 los miembros de la Unión que viven en paz, prosperidad y democracia. Una mirada al mundo a este y sur debería invitar a una gran celebración.

Sin embargo, algo va mal cuando Reino Unido tiene un pie en la puerta de salida. En dos años, teóricamente, los británicos estarán fuera. Pero éste sólo es uno de los varios desafíos a la vista: que la economía se recupere de una vez por todas, que la inmigración y los flujos de refugiados se gestionen de forma eficaz, que los ciudadanos puedan vivir seguros o que los planes de Putin, ahora que hay un imprevisible presidente en la Casa Blanca, no pasen por invadir más países, son algunos de los más inminentes. Pero el reto que condiciona todo es lograr el apoyo de los ciudadanos para afrontar estas crisis juntos y seguir celebrando cumpleaños.

"Cuando tomas alcohol te sientes bien, pero después tomas mucho y tienes resaca", dice Frans Timmermans, número dos de la Comisión Europea, para explicar el éxito y los peligros que tienen los partidos políticos populistas que amenazan el futuro del proyecto europeo. "Han creado nostalgia, el opio del pueblo, no podemos hacer lo mismo en Roma. Necesitamos ofrecer esperanza por el futuro", ha dicho Timmermans en el Foro de Bruselas, un encuentro de alto nivel organizado por el German Marshall Fund.

Necesitamos ofrecer esperanza por el futuro

Siguiendo con la metáfora, los holandeses finalmente no se han pegado la gran juerga. El xenófobo Geert Wilders ha quedado, de momento, neutralizado en segunda posición. Pero Francia podría ser otro cantar. Los franceses tienen muchas ganas de tomar el vino de la bodega Le Pen. En un encuentro con parlamentarios de todas las corrientes e izquierda, el candidato socialista Benoit Hamon reconocía esta semana en Bruselas que los ciudadanos tienen ganas de "dar una patada". Timmermans admite el peligro: "Si vence Marine Le Pen, será el final de la Unión Europea, pero creo que no ganará".

Si vence Marine Le Pen, será el final de la Unión Europea, pero creo que no ganará

El principal logro del proyecto europeo sigue siendo la paz, un valor supremo respecto a los demás avances. Europa vivió tres guerras entre 1870 y 1945. A raíz de la integración de las economías comenzada en Roma hacer 60 años, se ha evitado la violencia entre vecinos. "Estos logros tan preciados creo que muchos los olvidan y los dan por adquiridos para siempre", explica Paulina Astroza, profesora de estudios europeos en la Universidad de Concepción, Chile. "Pese a las lagunas, vacíos, errores e incoherencias en varios aspectos, ha logrado enormes avances y beneficios no sólo para Europa sino para la estabilidad del mundo. Ha sido el referente de América Latina", explica Astroza a El Huffington Post.

  Imagen de archivo realizada el 25 de octubre de 2013 que muestra una copia del Tratado de MaastrichtEFE

Los valores de paz, democracia, prosperidad, "corren el riesgo de convertirse en una suerte de mantra, algo que los ciudadanos den por descontado. Necesitamos encontrar un nuevo mensaje que fascine, que no sólo apele a la razón sino también a los sentimientos, pero no es fácil", explica a este diario Rosa Balfour, analista del German Marshall Fund.

En esta era en que las percepciones parecen contar más que los datos, Europa necesita más que nunca pellizcar, generar emociones. Lo expresó en estos términos Bono, cantante de U2 en un memorable discurso ante la familia del Partido Popular Europeo hace tres años: "Europa, un pensamiento, debe transformarse en un sentimiento. Estaríamos mejor si nuestra unión no fuera solo económica, sino afectiva".

Europa, un pensamiento, debe transformarse en un sentimiento

Las instituciones europeas se esfuerzan por comunicar con un nuevo lenguaje, aunque falta mucho más. Han publicado dos vídeos para sacar pecho por los logros de estos años, en una versión de un minuto y otra larga de 40. "Hace falta una mayor comunicación y pedagogía de lo que implica la UE en sus ciudadanos. Hay mucho desconocimiento de los propios europeos", explica Astroza. Con todo, los problemas de conectar con los ciudadanos, sobre todo los más jóvenes, no es un problema sólo de la UE. Les sucede a los partidos tradicionales en los sistemas políticos nacionales.

Más allá de la forma de comunicar, la Unión necesita, tras la salida británica, diseñar una casa en la que todos sus habitantes se sientan cómodos. El problema es que cada vez queda más claro que los planos de construcción de los ultra conservadores húngaros y polacos poco tienen que ver con lo que puedan querer franceses, españoles, italianos o alemanes, aunque entre ellos tampoco tengan una hoja de ruta clara. En todo caso, cada vez hay más consenso en que el futuro de la Unión Europea pasa por hacer de su flexibilidad y complejidad una virtud, de forma que pueda acomodar a socios tan diversos y permitir que unos y otros cooperen más o menos en función de sus afinidades.

La Europa flexible es una de las opciones propuestas por Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, y en realidad es lo que ha sucedido hasta ahora (no todos los países son miembros del euro, ni todos participan en la zona Schenghen; tampoco se requiere ser miembro de la UE para participar en el programa erasmus).

Pero el actual esquema no es lo bastante flexible, según Pol Morillas, Investigador Principal del CIDOB. "La flexibilidad debería basarse en varios grados de membresía, donde un grupo nuclear de Estados reforzaría la cooperación en asuntos económicos, de movilidad y de defensa".

Mientras los líderes europeos tratan de ponerse de acuerdo, ciudadanos de varios países se están echando poco a poco a la calle para reivindicar su orgullosa identidad europea que ahora ven amenazada. Una iniciativa alemana llamada Pulse of Europe ha logrado movilizar a miles de ciudadanos en varias ciudades. Otros movimientos ciudadanos preparan su andadura para hacer algo que los populistas anti-europeos parecen tener en exclusiva: defender un sueño. Quizás una primavera ciudadana sería la mejor forma de celebrar el 60 cumpleaños de Europa.

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