Esta es la estrategia de Feijóo mirando a La Moncloa
El gallego presiona ya para adelantar generales con un discurso económico, mirando a los socialistas desencantados y buscando fricción entre los socios del Gobierno .
Apenas lleva un mes en el despacho principal del número trece de la calle Génova en Madrid, pero Alberto Núñez Feijóo ya ha puesto la maquinaria electoral en marcha. A pleno pulmón. Creen en la nueva dirección realmente que hay ya un cambio de ciclo (no el que se autoconvencía Pablo Casado) y tienen ganas de urnas.
El efecto Feijóo se nota en las encuestas que manejan los populares y en las que se están publicando, como la de esta semana de El País y la Cadena Ser, que reflejaba que el PP ganaría en escaños al PSOE si hoy hubiera elecciones, con varios aspectos que valoran en Génova: las sumas de las derechas podría ser posible para recuperar La Moncloa, y frenando al mismo tiempo el ascenso de Vox.
Y, además, en las reflexiones que hacen en la sede del Partido Popular en estos momentos es que el Gobierno está en pleno desgaste, según fuentes populares, tocado por el elevado dato de inflación, el frenazo económico, las divisiones internas y las malas relaciones con sus socios de investidura, especialmente con los aliados vitales de Esquerra Republicana.
Esto hace que piensen que el proyecto de Feijóo no necesita tiempo para asentarse, sino que ha conectado ya con buena parte del electorado y que estaría preparado para gobernar en cualquier momento. Lo que ha llevado a intentar forzar que se apriete el botón electoral general: por primera vez Feijóo ha pedido esta semana que se adelanten los comicios nacionales (previstos para finales de 2023) ante el “caos” que se vive.
La estrategia de Feijóo es diferente a la de Casado en estos momentos, a pesar de compartir ahora las prisas por las urnas. El gallego no quiere meterse en grandes líos ideológicos ni competir con Vox por titulares virales y grandilocuentes. Tiene una obsesión más pequeña pero más grande a largo plazo: el bolsillo de los ciudadanos. El equipo actual de Génova 13 cree que la economía será determinante en la próxima cita electoral y que ahí es donde puede agrandar el voto para el PP.
Feijóo vende estos días “estabilidad económica, estabilidad política”. Y lo que intenta es prometer bajadas de impuestos, pero con empatía económica. Es decir un modelo que a ratos pase por liberal y otros casi por socialdemócrata. Con una imagen que cree que le beneficia frente al resto de aspirantes: su experiencia, su gestión. De hecho en la encuesta de 40dB para El País y la Cadena Ser los atributos en los que ganaba al resto de líderes eran “experiencia”, “preparación” y “buenas formas”.
El líder popular se ha marcado otro gran objetivo en su intento de asalto a La Moncloa: los socialistas desencantados. Un popular que lo conoce desde hace muchos años hace este análisis: “Es lo que hizo en Galicia, fue a por esos votantes, ensanchó el centro, ahí es donde cree que está el porcentaje más alto”. Y, para ello, quiere presentarse como un hombre de Estado, más allá de las siglas (aunque desde La Moncloa se quejan de que esto sólo es imagen como se ha visto al votar que ‘no’ al decreto de medidas anticrisis).
Él va a seguir, como dicen los suyos, ofreciendo grandes pactos de Estado a Pedro Sánchez, aunque luego no se materialicen. Quiere tener esa imagen presidencial, por lo que seguirá explotando sus años al frente del Gobierno autonómico gallego.
Además, en plena tormenta por el caso Pegasus y los espionajes, va ahondar en otro tema: las diferencias dentro del Gobierno de coalición. Creen en Génova 13, según fuentes populares, que hay muchos españoles que apoyaron a Sánchez que están “hartos” de Podemos, e incluso todavía más de ERC, Junts y Bildu. Es decir, que se pueden arañar votos que quieran castigar al actual presidente por su política de alianzas. “Él se va ir todo lo que pueda al centro”, como dice un dirigente del Partido Popular.
En la actual dirección el PP también venden como una excelente palanca Andalucía para evidenciar ese supuesto cambio de ciclo electoral, y se verá como el primer termómetro de la era Feijóo. Las encuestas también soplan a favor de Juanma Moreno en el sur, con la intención del PP de lograr un Ayuso (una mayoría tan amplia que permita tener a Vox sólo como socio parlamentario, algo que no sucedió en Castilla y León). El análisis que hacen los populares es que el malagueño se ha asentado muy bien, que Juan Espadas es un candidato flojo del PSOE y que, además, la izquierda tiene apenas posibilidades por su algo grado de atomización para luego sumar.
Andalucía es la comunidad más poblada de España, y representa mucho políticamente (es la que tiene más diputados en el Congreso). Una gran victoria allí supondría además un gran varapalo para el PSOE, que fue el gran guardián de la Junta de Andalucía durante cuarenta años. Sin su granero del sur, los socialistas lo tienen muy complicado para retener La Moncloa.
El estilo Feijóo, asimismo, supone cuidar mucho a las autonomías, que los barones se sientan más queridos y que no exista un miedo entre los ciudadanos de recentralización del PP (algo que ocurría con Pablo Casado). Como gallego lo tiene muy claro, y esa sensibilidad sobre las nacionalidades fue una de las improntas del discurso del viernes del lider del PP en Barcelona ante el Cercle D’Economia. Y es que en Génova 13 tienen la idea de que él puede abrirse camino con un discurso de unión frente a la política “de trincheras” de los últimos años. “Un proyecto para la mayoría”, es una de las frases que más repiten en la actual dirección.
En La Moncloa y en Ferraz sostienen, según fuentes consultadas, que se irá viendo que sólo es fachada lo de Feijóo, ya que cuando ha tomado grandes decisiones desde que llegó se ha ido al extremo: gobierno con la ultraderecha en Castilla y orden de votar no al decreto que bajaba la gasolina, ampliaba el ingreso mínimo y daba ayudas a los transportistas. “Se le va a hacer la precampaña muy larga”, dicen en relación a las elecciones, que el Gobierno sigue fijándose para finales del año que viene.
Pero en el PP siguen de subidón por las encuestas, e incluso se hacen “cábalas” sobre posibles miembros de un hipotético Gobierno. Como recuerda otro dirigente del PP, Feijóo es “muy previsible”, por lo que ha puesto a jugar ya a piezas clave: Cuca Gamarra, a la que dentro del partido la ven de vicepresidenta, a Elías Bendodo y a Juan Bravo (al que le encargó la negociación del decreto con María Jesús Montero).
Feijóo quiere urnas ya. Pero Sánchez es el que tiene el botón electoral.