Quién es realmente Feijóo
Radiografía del hombre que quiere llevar de nuevo al PP a La Moncloa.
El pequeño Alberto se asoma detrás del mostrador. Está en el ultramarinos de doña Eladia, su abuela. Huele a castañas. El mundo para él se llama Os Peares. Es un universo de juegos, de bicicletas, de bromas entre primos. Un pequeño aplicado, pero que no sueña en esos momentos con ser político. Quién se iba a imaginar entonces que todo el mundo lo conocería por sus apellidos Núñez Feijóo y que tendría en sus manos el futuro de un desangrado Partido Popular.
Feijóo tiene desde este fin de semana las llaves del despacho principal del número 13 de la calle Génova y la misión de recoser un partido desnortado, que se agarra al gallego para olvidar a Pablo Casado y hacer frente a Pedro Sánchez. Un nombre respetado y querido dentro del PP (“la única autoridad moral”, como lo define un dirigente territorial), pero al que pocos conocen realmente. No es que haya un Feijóo oculto, es que hay muchos ‘feijoos’, tiene muchas caras y aristas, muchas veces no sabe lo que piensa ni su propia sombra. Su verdadero círculo de confianza se puede contar apenas con los dedos de las manos.
Y es un hombre también que mide mucho los tiempos. Le gusta hacerlo todo respetando los códigos internos y los institucionales. Para muchos eso es ser previsible y se le compara con Mariano Rajoy, pero esto no quiere decir que no los juegue también a su favor y sepa leer cuándo toca algo o no. Su entronización es todo un ejemplo: ha conseguido en 2022 lo que no pudo hacer en 2018. Entonces dudó hasta el último momento sobre si presentarse a las primarias, pero el camino tenía muchas espinas y muchos competidores. Llegó a preparar hasta dos discursos e incluso había en el acto avales por si decía que se lanzaba. Pero dejó chafada a gran parte del partido cuando en el hotel Palacio del Carmen, en Santiago, se echó a un lado aquellos días.
Ahora lo ha logrado a su manera: con una candidatura única, arrasando en las votaciones y presentándose como el único posible salvador. Por aclamación. Esto tiene otra cara, como confiesa un dirigente que le conoce desde hace muchos años: “A Feijóo no le gusta mancharse las manos”. Él se lo tomó como una carrera de fondo, como le gusta practicar para quitarse el estrés y mantenerse en forma.
Pues los “huérfanos” de 2018, como se confiesa un dirigente territorial, ya tienen al padre que esperaban desde hace años. Y este cargo autonómico se explica: “Soy poco objetivo en esta cuestión. La cúpula anterior nos quería eliminar del mapa. Nos pisotearon un poco. Todos nos quedamos huérfanos cuando Feijoó entonces manifestó que no se iba a presentar. No dio el paso por muchas circunstancias que todos sabemos, quería ser aclamado”.
“Como virtudes -añade este dirigente- Feijóo tiene ante la opinión pública la imagen de hombre creíble, también entre los que no votan al PP o son de centro derecha y no tienen definido un partido. Es un hombre sereno, asentado, con trayectoria”. También reconocen otro gran apoyo de Feijóo que también tendrá que tener un tiempo de “adaptación”: “Galicia es un territorio muy concreto. Estamos hablando de mensajes nacionales, de aprovechar la situación de debilidad del Gobierno. Ese proceso de adaptación no es fácil. Y una de las debilidades que va a tener es la de una estructura orgánica del partido que no es la suya. Eso no es fácil”. Otro dirigente del PP resume así su llegada: “Por fin hay un adulto en la habitación”.
En el Gobierno ya lo esperan y son conscientes los miembros del Consejo de Ministros de que es un rival más difícil que Pablo Casado. En el círculo de Pedro Sánchez, no obstante, señalan que es mucho más de derechas de la imagen que tiene y que eso se comprobará todos los días en Madrid, donde tendrá que contestar preguntas constantemente y deberá pronunciarse sobre cuestiones como la ley trans o la memoria democrática. Están a la espera de saber qué hará respecto al decreto para frenar las consecuencias de la pandemia. Un miembro del Gobierno hace este pronóstico: “Se va a dejar querer”. Fuentes de Ferraz, además, lanzan al aire: “Es el nuevo Gallardón”.
Feijóo es también pura contradicción. Un día dice que no quiere hacer política de tuits y al otro anuncia su decisión más importante orgánica -la elección de Cuca Gamarra como secretaria general- a través precisamente de la red del pajarito azul. Y en lo que todos coinciden es que un político a tiempo completo y obsesionado con los medios -lo lee todo, hasta el último párrafo de una crónica digital, llega al despacho empapado de toda la prensa-. Muy ordenado y metódico, algo que viene ya desde su época interno en un colegio de maristas en León. Y, por supuesto, de su etapa como opositor. De ahí su obsesión por los rotuladores de colores, los archivadores, los papeles.
Todos en su equipo tienen que ir con la lección bien aprendida cuando despachan con el presidente. Como confiesa un político gallego, a los propios conselleiros les hace preguntas hasta el mínimo detalle sobre los temas. Auténticos exámenes. No es precisamente un novato y se sabe al dedillo la administración, su espacio natural desde que ingresara en la incipiente estructura autonómica de la Xunta, bajo el mandato de Fraga. Pero, ojo, no fue el expresidente su gran padrino político. El verdadero hombre que le ha marcado y guiado es José Manuel Romay Beccaría.
Uno de los integrantes de su círculo más cercano en el día a día hace esta descripción: “Es una persona trabajadora, que cree en el servicio público, que cuando habla se cree lo que dice, dialogante, que le gusta que la gente opine a su alrededor, que escucha”.
Un perfil diferente hace Ana Pontón, la portavoz nacional del BNG y la principal cara de la oposición en el Parlamento gallego: “Francamente, estamos ante un nuevo Gallardón, esa figura que desde ciertos medios se presentaba como moderado, porque era útil para desgastar al presidente del PP de turno, hasta que se le pudo ver en acción. Feijóo es el heredero de Fraga, admirador de Aznar, más allá de las formas, no tiene discrepancias con la señora Ayuso. Francamente, si alguien espera un político con visión de Estado, se va a dar de bruces con la realidad”.
“En su gira electoral ya ha dado muestras de quién es, yo puedo hablarle de lo que hizo en Galiza, demostrando que ni es moderado, ni es buen gestor”, indica Pontón, para añadir: “En lo que respecta a su supuesta moderación, basta con seguir sus intervenciones en las sesiones de control del Parlamento de Galiza: nunca contesta a nada de lo que se pregunta, se limita a hacer oposición de la oposición, en particular del BNG como principal fuerza política. Como portavoz parlamentaria y líder de la oposición he tenido que soportar expresiones como que ‘estaba muy necesitada’, o en el último Pleno sin ir más lejos. ya en plena gira electoral, terminó diciendo que ‘a la señora Pontón le va a dar un ataque de ansiedad cuando yo me vaya’. Esa es su moderación”.
“Por supuesto, lleva 13 años aplicando el rodillo parlamentario, sin apenas aceptar propuestas del BNG ni del resto de grupos”, señala la parlamentaria.
Continúa así su descripción: “Llegó al Gobierno de la Xunta en 2009 tras haber hecho la campaña más sucia que se recuerda en Galiza en democracia, precursor de las fake news. Lo primero que hizo como presidente fue subvencionar a una entidad que se opone al derecho de las mujeres a decidir cuándo ser madres, La Red Madre, y recuperar las subvenciones a los colegios que segregan por sexos. Por supuesto, su control de los medios públicos es total, nada que envidiar a la Telemadrid de Ayuso. De hecho, los profesionales de la TVG llevan 200 ‘venres negros’ en protesta contra el control del Gobierno del PP”.
“Y otro ejemplo de ‘moderación’ fue su posición ante el nuevo caso de supuesta corrupción que motivó la destitución de Casado. En lugar de pedir que se investigue hasta las últimas consecuencias, lo que pidió de inmediato es barrer los trapos sucios en casa, correr un manto de silencio, estamos hablando de que la alfombra roja de Feijóo hacia la presidencia del PP es un nuevo caso de corrupción”, sentencia Pontón.
Sigue en la línea Pontón: “En lo que se refiere a su fama de buen gestor, tampoco se sustenta en nada más allá de su esfuerzo por vender esa imagen en Madrid, pero la realidad es que deja una Galiza peor de la que encontró”. Desarrollando así la idea: “Desde entonces, hemos perdido 200.000 jóvenes emigrados en un país con un problema brutal de envejecimiento de la población, se han perdido 14.700 empleos en la industria, hemos perdido peso en el conjunto del Estado tanto en términos de PIB como de población. Se ha producido un deterioro imparable de la sanidad pública, en particular en atención primaria, tras más de una década de recortes y privatizaciones, tenemos un sistema de residencias totalmente privatizado, con la ratio de plazas públicas más bajo del Estado, estamos a la cola en salarios y pensiones…”
Con esta conclusión: “En definitiva, igual que el PP tiene una contabilidad en B, el que será su próximo inquilino de Génova también tiene una cara B, que en Galiza conocemos muy bien, y que en el resto de Estado han tenido ya una primera entrega en los quince días de campaña electoral”.
No ha sido todo paz y amor precisamente durante esta campaña. Feijóo se ha dedicado a hacer ya una dura oposición al Gobierno de coalición y ha metido la pata en varias ocasiones. Defendió el término violencia intrafamiliar, aireado por la extrema derecha para tapar la violencia machista. Tuvo que rectificar horas después en las redes sociales. Además, ha acusado al Ejecutivo de “forrarse” con los impuestos sobre el combustible, otro bulo, ya que principalmente son las autonomías las beneficiarias de esos tributos. En su vida política no todo ha sido de alumno brillante y tuvo uno de los episodios más oscuros cuando El País reveló unas fotografías suyas en un barco compartiendo vacaciones con Marcial Dorado, condenado por narcotráfico.
¿Quién es Feijóo? Le toca el turno de responder a Antón Losada, profesor de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Santiago: “¿Te acuerdas de la película de Woody Allen que se llamaba Zelig? Era un personaje que se mimetizaba con todas las personas. Eso es Feijóo, tiene la habilidad para que cualquier interlocutor que tenga delante se levante pensando ‘coño, qué tío, nos parecemos mucho’. Tiene una gran capacidad de adaptación y de mimetizarse con el entorno y el ambiente”.
“Y, después, es muy pragmático. Feijóo es lo que tiene que ser en cada momento”, añade Losada.
Si se le pide que encuadre al gallego en un ideología, el profesor explica: “Es de la cuerda de Rajoy. Es un conservador, no es ni mucho menos un liberal peligroso. Es más estilo Rajoy, un señor de derechas, con menos casino de Pontevedra. Por generación, un poco más moderno. Pero un conservador de toda la vida”. ¿Esto es un PP muy diferente al de Ayuso? Losada prosigue: “Los separa más su manera de entender la política, en algunos temas la diferencia ideológica no creo que sea tanta”.
Sobre la oposición que hará Feijóo, el profesor estima: “La que haga falta”. “Creo que va a intentar primero la forma que ensayó durante la pandemia y que le funcionó muy bien. Contundente en la forma, pero institucional en el fondo. Va a intentar combinar la dureza de la forma, incluso a veces con argumentos extremos, en el sentido de llevar la crítica al extremo, no de extrema derecha. Pero manteniendo el fondo institucional. Fue lo que hizo en la Xunta, llegar a acuerdos cuando lo necesitaba, unos niveles mínimos de lealtad. Es lo que va a intentar, pero si no le funciona, hará lo que tenga que hacer”, ilustra.
Otra de las incógnitas es su relación con Vox. Losada recuerda que los de Abascal han sido “muy agresivos contra Feijóo, en temas como el lingüístico y el de los menores en Melilla”. “Lo llamaron de todo, poco menos que favorecía la inmigración ilegal”, añade. “A él le funcionó una cosa en Galicia, lo de a Vox ni agua, en ningún sentido, no comprarle el discurso ni las guerras culturales, cerrarle cualquier espacio mediático, político y social. Ignorarlos y que no marquen la agenda. Eso está muy bien cuando Vox no ha entrado, el problema es que en España sí. Tienes una fuerza con tres millones de votantes. Pero creo que su primera opción va a ser decirle un mensaje muy claro al votante del PP y de Vox, que votar a Vox no es lo mismo que votar al PP”, reflexiona Losada.
Sobre el tablero político está el dilema de si Feijóo es sólo un producto gallego o puede funcionar bien fuera. El profesor de Ciencia Política lo tiene claro: “Tiene todas las hechuras de producto nacional. Feijóo es un competidor muy potente. Al igual que con Rajoy, la gente ha tenido la tendencia a menospreciarlo e infravalorarlo. Él siempre ha aprovechado esto. Lleva cuarenta años al servicio de la administración pública. Ya vino aquí cuando el PP se desmoronaba y Fraga no sabía cómo resolverlo. El bipartito, Touriño, Quintana, el Prestige… ¡Y pumba! A la primera recuperó la Xunta. Él también conoce Madrid, fue director general de Correos en la época de Aznar… Lo veo sobradamente preparado. Lo cual no quiere decir que vaya a salir. Eso ya… Si fracasa, su problema no va a ser él”. “Lo mismo que el PP se equivocó eligiendo a Casado, ahora está acertado con Feijóo. De lejos, es lo mejor que tiene”, apostilla.
Buceando en los datos del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que ya incluyó a Feijóo en el apartado de preferencias para presidente, se puede retratar también el perfil de posibles apoyos del gallego. Empezando con que más españoles lo apoyan como jefe del Ejecutivo (un 11,7%) que a sus compañeros Isabel Díaz Ayuso (7%) y Pablo Casado (0,6%). Es decir, el PP va esta vez más en sintonía teóricamente con la sociedad.
El gallego tiene más tirón entre los hombres que entre las mujeres (2,3 puntos de diferencia) y su principal caladero de voto estaría entre los mayores de 65 años (lo votaría un 17,3%). Su principal problema: los jóvenes entre 18 y 24 años, donde solo el 2,5% lo ve como su presidente favorito. Donde tiene un gran campo para arañar votos es en Ciudadanos y el CIS lo refleja muy bien: es el favorito para ser el presidente entre los ‘naranjas’ por encima de la propia Inés Arrimadas. Otro factor: su mejor percepción para ser presidente está entre la clase alta y media-alta, mientras que el peor porcentaje lo cosecha entre la clase trabajadora.
Profundiza sobre su figura al hilo el politólogo Pablo Simón: “Feijóo llega al poder en el PP en lo que tradicionalmente en el argot de ciencia política llamamos una coronación. Es decir, unas primarias no competidas, en las que no existe ni candidato alternativo. Aclamación”. “Hay que considerar dos aspectos fundamentales sobre los retos a futuro. El primer elemento fundamental: coser el partido y generar alianzas orgánicas internas en las que tendrá que apoyarse mucho en las baronías territoriales. Son los que jugaron un papel clave en la caída de Casado. Y los barones territoriales son los primeros que se van a medir en las urnas. El primer test de estrés será la Junta de Andalucía. Lo primero es recoser el partido porque, en el fondo, estamos viendo un movimiento muy extraño, que es un retroceso generacional. Al PP le salen canas”, ahonda.
Según Simón, el segundo desafío “es de carácter estructural”: “Feijóo va a confrontar un dilema que ya tienen todos los conservadores en Europa, la respuesta de cómo se va a relacionar con los partidos de extrema derecha. No tiene una respuesta sencilla. A la hora de la verdad hemos visto dos fórmulas diferentes a nivel territorial, la de aproximación de Díaz Ayuso o la del propio Feijóo con un marcado acento gallego. Este dilema en el ámbito nacional cambia en su naturaleza porque Vox ya existe y está fuerte, con viento de cola”.
“Los puntos fuertes de Feijóo son que puede apostar a un doble movimiento: soy un perfil más serio, tecnócrata y presidenciable que Casado. Puede vender la idea de gestión y solvente. Esa idea puede ser útil en un contexto en el que el Gobierno está capeando una crisis económica complicada. Al mismo tiempo, puede intentar pescar y acercarse a electorados moderados, lo que le permite ensanchar el bloque. Y ahí vienen los puntos débiles también, hay una cuestión implícita clave, en el fondo Feijóo va a necesitar a Vox para gobernar, le guste o no. Hay un efecto de arrastre de la retórica de Vox, que no se va a quedar quieto y va a intentar tensionar al PP en temas como inmigración o violencia de género. Ahí tiene que tener cuidado porque ya ha metido la pata en algunas declaraciones. Eso le puede quitar lustre”, reflexiona,
No se olvida Simón de otro elemento de la política nacional: “Cambia la estructura de competición, pero también de medios. No es lo mismo estar en una comunidad autónoma en la que tienes a la prensa más afín, entre comillas, con cariño, dependiente de la publicidad institucional. Controlas muy bien los flujos de información, el mensaje. En la política de ámbito estatal, la irradiación del ecosistema madrileño, la presión… te hace que te tengas que mover de una manera más precisa. Tienes que tener más claro sobre cómo te quieres orientar. Si no, te puede pasar como a Casado. Te encumbran y te hunden de repente. Va a tener que ser cuidadoso, es uno de los puntos débiles”.
Feijóo ya es el líder del PP. El futuro pasa por su manos.