Ona Carbonell no está sola, Letizia también se ha saltado el protocolo muchas veces
La reina sabe mejor que nadie cómo es salirse del guión.
Dice el protocolo que en una recepción real lo conveniente es estrechar la mano del monarca o incluso hacerle una reverencia, pero nunca NUNCA darle dos besos. Fue lo que hizo la nadadora Ona Carbonell en su encuentro este martes con Felipe VI y Letizia en el Palacio de la Zarzuela. Los nervios le traicionaron y se echó a los brazos de los reyes para darles dos besos como si de dos amigos se tratasen.
Lejos de sentirse incómodos, los dos monarcas actuaron con mucha naturalidad. El primero, el rey, que respondió con el mismo gesto. Y luego Letizia, que viendo lo ocurrido, se acercó directamente a darle los dos besos.
La reina sabe más que nadie qué es eso de saltarse el protocolo. Intencionada o no intencionadamente, Letizia ha dado en ocasiones patadas al manual llenando titulares de la prensa de todo el mundo. Recopilamos algunos de sus fallos más comentados.
Fallo o no de protocolo, fue sin duda su primera salida de guión. Letizia Ortiz, entonces la periodista prometida del príncipe Felipe, reprendió al futuro monarca por interrumpir su intervención en la pedida real. Las cosas claras, desde el principio.
Corrigió rápido y en las fotos oficial del 50º aniversario del Club Internacional de Prensa no hay error. Sin embargo, los más críticos no le perdonaron que al llegar al acto y sentarse junto a Soraya Sáenz de Santamaría cruzase las piernas. Tampoco se lo perdonaron a Meghan Markle, cuando en junio de 2018 se sentó junto a la reina Isabel II con esa misma postura. Los miembros de la familia real no deben hacer eso.
Se salió del carril (y de la agenda oficial del día) para poder hablar con una mujer a punto de ser desahuciada de su domicilio. Durante una visita a la Asociación valenciana de la caridad, en noviembre de 2013, la todavía princesa quiso interesarse por su caso y cambió de ruta para escuchar su historia. Ese “minutito” le llevó a protagonizar muchas noticias de informativos.
En el gran día de Felipe VI como rey, el día de su proclamación, la ya reina tuvo un gesto con su esposo que no fue demasiado bien visto. Ante las puertas del Palacio de la Zarzuela, el rey le abrió las puertas del coche que les llevaría al Congreso de los Diputados para que pasase a su interior. Sin embargo, ella prefirió anteponer sus tareas como madre a la obligación: antes de subirse, prefirió acompañar a su hijas Leonor y Sofía al vehículo destinado para ellas.
La reina no debería ir nunca por delante del rey, pero en la entrega del premio Cervantes 2015 a Juan Goytisolo fue Letizia quien marcó el paso dura buena parte del acto. Una vez más, se llevó la reprimenda de los más críticos.
No se puede decir que fuese un error de protocolo como tal pero sí un gesto muy comentado y no demasiado bien visto. En la Pascua Militar de 2017, la reina quiso mejorar su aspecto y retocó sus labios en medio de la recepción. En concreto, cuando estaba junto a ella Mariano Rajoy. El gesto fue bastante controvertido, pero según dijo Carla Royo-Villanova a la revista Telva no debería ser polémico: “El protocolo no es otra cosa que educación y respeto a los demás. Con habilidad te puedes retocar en público sin despreciar la atención del resto. Se puede saltar sin ofender a nadie si se hace con buen gusto”.
No fue en una misa solemne por las víctimas pero muchos criticaron que la reina acudiese a Barcelona a visitar a las víctimas del atentado del 17 de agosto de 2017 en el hospital y al homenaje en Las Ramblas, con una camiseta y un vestido (ambos sin mangas) respectivamente. El protocolo marca que las mujeres de luto deben cubrirse los hombros y esos eran días de luto en toda España. De hecho, el propio rey lució corbata negra en ambos actos.
Brindó pero no bebió y eso dio mucho que hablar. Más allá de los rumores de siempre (¿embarazo?), lo cierto es que detrás de ese gesto hubo una patada al protocolo. Los reyes Felipe VI y Letizia eran esa noche los anfitriones de la cena de gala en honor al presidente de China, Xi Jinping, y su esposa, Peng Liyuan. A ellos les dedicó su brindis el monarca, que todos los presentes secundaron menos Letizia. Ella fue la única que se saltó la segunda parte: juntó su copa con las de sus compañeros de los lados pero no bebió. Se limitó a oler el contenido, y eso resultó muy raro.
Esta conversación de última hora con un miembro de la seguridad de la Casa Real llevó a la reina a llenar titulares en la prensa extranjera. Los periódicos alemanes hablaron de “gesto de humillación” al rey por no seguir sus pasos y retrasase en sus obligaciones.
Para Jaime Peñafiel, el error ese día fue otro: “Sorprende que a estas alturas de la película la inefable Letizia todavía no sepa dónde tiene que colocarse junto a su esposo en los actos públicos(...) parece ignorar cuál es su lugar en una audiencia. Siempre a la derecha de su marido, para que sea el primero al que los invitados saluden”. Le tuvo que avisar el rey para que cambiase de posición.