Fallece a los 103 años Paquita Gorroño, 'la Pasionaria de Rabat'
La exiliada llegó a ser secretaria personal de Hassan II.
Paquita Gorroño, conocida como "la Pasionaria de Rabat", exiliada en Marruecos desde 1939 por su tenaz oposición al franquismo, ha muerto en Rabat la pasada madrugada a los 103 años.
Según dijeron a Efe fuentes de su entorno, Paquita se encontraba ya con la salud muy deteriorada, no podía levantarse de la cama desde hace meses y en las últimas semanas ni siquiera abría los ojos.
Mujer de una lucidez extraordinaria hasta hace muy poco y con un carácter de hierro, Paquita era una especie de símbolo republicano español (era miembro del Partido Comunista) en uno de los países más monárquicos del mundo, lo que convirtió su vida en una paradoja.
Paquita llegó a Rabat exiliada en 1939, en un país todavía bajo protectorado francés y español, por lo que asistió a la descolonización e independencia y vivió de cerca el turbulento periodo de los años sesenta y setenta en Marruecos.
Llegó a ser secretaria personal de Hasán II cuando este todavía era príncipe heredero con el título de Mulay Hasán, entre los años 1956 y 1971, y siempre guardó buenos recuerdos de su paso por Palacio, rehusando sumarse a las críticas que aquel rey, padre del actual, despertó por haber aplastado la oposición sin contemplaciones.
Cuenta una de sus allegadas que el príncipe Mulay Hasán, una vez que retornaban juntos desde París, pidió al piloto del avión que redujera la altitud y se acercara a Madrid para que Paquita viera su ciudad natal, a la que nunca regresó.
Mujer de una lucidez extraordinaria hasta hace muy poco y con un carácter de hierro, Paquita fue una especie de símbolo republicano español (era miembro del Partido Comunista) en uno de los países más monárquicos del mundo, lo que convirtió su vida en una paradoja. Paquita llegó a Rabat exiliada en 1939, en un país todavía bajo protectorado francés y español, por lo que asistió a la descolonización e independencia y vivió de cerca el turbulento periodo de los años sesenta y setenta en Marruecos.
Hace varios años, un litigio la opuso al propietario del apartamento donde vivía desde hace décadas, pues pretendía sacarla de ahí y derribar el inmueble, pero Paquita movió sus influencias en Palacio y pudo quedarse en su vivienda, donde pagaba una cantidad casi simbólica de alquiler.
Sin embargo, el hecho de que fuera un segundo piso sin ascensor convirtió su vida cotidiana cada vez más difícil, y sus últimas salidas eran cada vez más trabajosas: de hecho, llevaba más de un año sin salir a la calle.
Su centenario, hace ahora tres años, fue todo un acontecimiento, y se dieron cita en Rabat amigos procedentes de Marruecos, Francia y España, siendo además objeto de varios artículos de prensa que resaltaban lo singular de su trayectoria.
Uno de sus más allegados, el profesor español Bernabé López García, le rindió un último homenaje hace ahora un año al publicar sus memorias.
El cadáver de Paquita Gorroño, la irreductible republicana de Rabat, descansará en el Cementerio Cristiano de la capital marroquí, donde yace también su madre.