Aclarando la factura de la luz: ¿por qué aparece una compensación por el tope al gas? ¿Quién la paga?
Expertos del sector detallan los pormenores de unas cuentas que vuelven a crecer, a pesar de la 'excepción ibérica' y tumban bulos sobre el precio de la electricidad.
“Locura”, “barbaridad”, “disparate” y otros términos que no podemos transcribir. La percepción en torno a los precios de la factura de la luz une a expertos y consumidores. La aparición de la llamada ‘excepción ibérica’ ha permitido rebajar en algo la ‘sangría’ eléctrica, pero las cuentas siguen sin salirle a muchos ciudadanos.
En los últimos días un nuevo alza de los precios de la electricidad ha abierto otra brecha en las economías más afectadas por una inflación imparable. Pero no es esto, sino un nuevo concepto que aparece en los recibos, lo que más críticas ha provocado. Se trata de un epígrafe llamado “tope precio del gas” que sirve de compensación a las empresas y del que los expertos piden hacer “pedagogía” para entender que, pese a su aparición, la ‘excepción ibérica’ mantiene a España y Portugal en mucha mejor situación que sus vecinos.
Las fuentes consultadas por El HuffPost avisan, la “locura” de precios de la electricidad va a ser mucho peor de aquí a unos meses, así que piden a la UE y al Gobierno de Sánchez moverse (más) ante lo que puede venir.
¿Qué es esa compensación y por qué hay que pagarla?
“Resumimos, porque es muy complejo”, empieza explicando Javier Colón, CEO de NeuroEnergía. Ese término, ‘complejo’, también se repite en cada conversación sobre la luz y el gas. “Con la excepción ibérica, resumiéndolo mucho, el gas entra al mercado como si costase 40 (euros por megavatio/hora). Las energías más baratas cobran al precio de 40, pero la diferencia se le retribuye a esas centrales de generación con gas, porque su coste de producción es superior”, explica Javier Colón.
Detalla que el coste de producción de una central de gas está en más de 100 “y la eficiencia de producción es del 50% así que tendrían que vender al doble de su precio inicial para compensar el gasto energético”. “Ahora, con la excepción ibérica lo que se ha logrado es que paguemos solamente la diferencia a las centrales de gas, si no existiera habría que pagar a mucho más precio para satisfacer a todas las empresas productoras”, reconoce.
Otro experto, Juan Castro-Gil, secretario general de la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (ANPIER) lo resume en una frase: “Si no hubiera compensación se caería el sistema porque los productores de gas no producirían”.
“Ese 13% que se produce hoy de electricidad con gas no se haría; el día que se logre esto con renovables será genial pero aún no llega, así que hoy por hoy el sistema eléctrico necesita que lo que se consume se genere al mismo tiempo. Y como hace falta que los responsables produzcan, hay que compensar a los productores”, expone con pragmatismo.
Castro-Gil continúa hablando para derribar un bulo que viene sonando mucho: “Que no se engañe nadie, lo que pagas en concepto de ‘compensación’ no es ni mucho menos lo que hemos dejado de pagar por la excepción ibérica”. En cuanto a la diferencia de cuantía entre clientes, aclara que no puede salir lo mismo en esa compensación porque el precio del gas cada mes es diferente. “Esto depende de lo que se venda en cada momento. Es un follón, pero es lo que hay”.
Y lanza otro S.O.S. a futuros: “Ojo cuando desaparezca el tope del gas —previsto para el 31 de mayo de 2023—. No habría que pagar compensación pero a cambio el gas estaría al precio de Francia, una barbaridad. Lo que tenemos es un parche, pero es mejor que lo que habría sin él”.
¿Qué tipo de consumidores hay y quiénes sufren este ‘extra’ al pagar?
Javier Colón asegura que el coste se distribuye entre todos los consumidores que no tuvieran un contrato fijo en el mercado libre con anterioridad al 26 de abril, la fecha del acuerdo con la Comisión Europea. Aclara, no obstante, que no a todos los que lo pagan les aparece ese ‘título’. Solamente lo ven aquellos consumidores de tarifa fija posterior al 26 de abril y los que tienen un contrato indexado variable. Sin embargo, “en las de tarifa regulada o PVPC (Precio Voluntario al Pequeño Consumidor) no aparece este concepto, porque ya va embebido en lo que pagas, o sea que sí te lo cobran pero no lo ves”.
Rubén Sánchez, portavoz de FACUA, profundiza en esta cuestión. “Esa compensación la está notando especialmente el consumidor que se acoge al PVPC”. Esta es una tarifa que tiene los precios regulados por el mercado eléctrico y supervisados por el Ministerio de Industria, con los ya conocidos tramos por horas.
Aparte, prosigue, hay otros dos perfiles destacados. Por un lado, “los que firmaron un contrato en el mercado libre antes de los problemas; yo a estos consumidores les diría que siguieran con el mismo modelo porque así no tienen que pagar compensación”. Y, por otro, “los que firmaron un contrato de mercado libre pero después de marcarse el tope al gas. Este es el perfil más caro porque paga un precio de mercado que ahora no es nada atractivo, además de la compensación”.
¿Qué opción es la mejor a día de hoy?
Casi a coro, las fuentes aclaran que todo está en el aire ante la dificultad de la situación. Pero, en las condiciones actuales, “cuando acaben los contratos de mercado libre, que duran un año, yo creo que lo mejor es acogerse a la tarifa PVPC, que está más controlada en precio pese a esa compensación, aunque habrá que estar atento a los precios futuros”, añade el representante de FACUA.
Otra voz del sector explica fuera de micrófono que hoy por hoy, “lo mas rentable es buscar una compañía grande y una oferta buena propia, porque ellas pueden ofrecer condiciones más ventajosas, bien sea por interés en copar el mercado o por su amplitud de negocio, que les permita tener menos margen por cliente”.
Sobre si es mejor tarifa regulada (PVPC) o fija, aclara que “depende de cuándo sea el contrato, porque si la tarifa se firmó en marzo, que es cuando se marcó el máximo precio —el 8 de marzo, a 544 euros el megavatio/hora—, no sería rentable”.
Pero ¿qué es una buena oferta? Defiende que aquella que esté sobre 15/20 céntimos por kilovatio/hora, aunque luego se le sume la compensación a las empresas. “La de PVPC es parecida pero con otros costes que se le suman”. Lo que sí remarca este experto es que “los usuarios miren mucho, porque hay compañías que cobran extras, que si un seguro, que si un encarecimiento en la potencia contratada...”.
¿Falta pedagogía al explicar de qué sirve la excepción ibérica?
“Posiblemente falte, pero esto no es de ahora. Hay tanta información que es imposible aclararse”, lamenta Castro-Gil. “Es verdad que la gente se queja porque todo es un disparate, pero no hay una conciencia de qué está pasando. Que hoy España está carísimo, pero a la mitad de Francia y a mucho menos que Alemania”.
Por ello, insiste en que “siempre” hace falta pedagogía, “pero si pedagogía es querer meter una enciclopedia de golpe, eso no es pedagogía”. “Es imposible explicar esto con detalle porque la gente no tiene cultura energética: cuando llegó el boom fotovoltaico se metió mucha gente, muchos de ellos sin tener ni idea. La energía ha ganado mucho protagonismo desde hace poco, pero sigue sin llegar al común de los mortales. La gente entiende sencillamente el precio final que tiene que pagar”, culmina.
“Es difícil, pero es tarea del Gobierno. Entiendo que es difícil explicar que esta compensación es un puñetazo en el ojo que te ahorra una patada en las partes”, hace lo propio, con un toque de humor, Rubén Sánchez.
¿Va a cambiar la situación a mejor?
Pero la risa dura poco. De nuevo con ironía, el portavoz de FACUA tira de cita cinematográfica: “Parece que la situación apunta al infinito y más allá”. “Los precios llevan tiempo siendo de locura, pero ahora se han disparado con la situación y el Gobierno ha puesto parches, que no son malos pero son eso, parches”.
“La solución, al menos parcial, pasa por una reforma completa del mercado europeo, una batalla de la que ya se empieza a hablar ante la emergencia económica y energética. “Esto cambiaría variando las reglas europeas y acabando con las subastas maximalistas”, añade Sánchez.
“Tiene pinta de todo lo contrario a que mejore”, comenta Javier Colón. Como el Gobierno, mira con mucho temor a la próxima temporada de frío: “El invierno puede ser muchísimo peor, lo más probable es que en invierno en España paguemos más que en marzo de 2022, cuando se alcanzó el récord. Incluso con el tope al gas lo que paguemos va a ser superior, así que imagínate sin ese tope...”.
¿Se puede hacer algo?
Juan Castro-Gil intenta agarrarse al “sentido común” para responder. “Quiero pensar que lo de Rusia se va a prolongar y que la UE va a moverse. Más pronto que tarde Europa terminará haciendo algo parecido al tope del gas, y creo que habrá subastas diferenciadas por tecnologías. No puedo decir qué pasará, ni cuándo, pero creo que Europa se moverá en esta dirección.
″¿El problema?”. Lo define con una comparación tan peculiar como descriptiva: “Ya sabemos que Europa funciona al ritmo de un caracol subido a una tortuga... En 2022 ya se deberían haber tomado más medidas, porque si la situación con Rusia se suaviza algo, bueno, pero si no... Y el actual sistema de fijación de precios es un horror, espero que haya una regulación del mercado comunitario”.
De puertas para adentro, “poco se puede hacer”, expone con pesar Javier Colón. “Como no sea ampliar el bono social más o aplicar más descuentos o que el Gobierno aplique, no sé qué más podrían hacer contra esta situación”.