Excrementicio privilegiado
Una viñeta de Pepe Vera.
Aunque los lobos ajenos siempre acechan, no tengo mascotas ni recojo mierda de otros.
Uno debe querer mucho a su perro para tolerar el tacto de su mierda. Sentir el calor de la defecación reciente a través del plástico en la palma de su mano. Si tu perro ve que recoges sus mierdas se acostumbrará a ello y solo Dios sabrá qué pensará de ti. Se murmura en palacio que incluso algunas mascotas creen que en realidad ellos son los verdaderos amos. Que los humanos, sus dueños, les pertenecen por encima de cualquier justicia.
Al tolerar el excrementicio privilegiado, también se acepta la posterior limpieza de lo público. Tapar la mancha heredada. Ellos no limpiarán sus heces. Y aunque no hay síntomas de estreñimiento, sin duda, alguien lo hará por ellos. Otros simplemente saltarán o cambiarán de acera para evitarlas. Para no verlas, para ignorarlas o incluso negarlas.