Europa acuerda aislar las zonas de máxima propagación del virus
Desaconseja “firmemente” los viajes no esenciales en los países del bloque, a raíz del coronavirus y sus nuevas y potentes variantes.
Viajar dentro de la Unión Europea va a ser cada vez más complicado por culpa del coronavirus. Los líderes europeos decidieron la pasada noche que es necesario limitar al máximo los desplazamientos entre los países miembros y han dado el paso de permitir que cada estado imponga sus propias restricciones, como test o cuarentenas obligatorias, sin que eso suponga, por el momento, un cierre de las fronteras interiores. La meta es clara: evitar todo viaje no esencial para no tener que llegar a ese cerrojazo.
Las capitales europeas se han comprometido así a crear una nueva categoría de zonas epidemiológicas especialmente afectadas en las que será posible restringir los movimientos no esenciales. La decisión final recaerá sobre los Estados miembros, pero será la Comisión Europea quien elabore en los próximos días la base para poder limitar los movimientos. Estos no afectarán necesariamente a las fronteras de los países, sino que se podrán aislar zonas con similar situación epidemiológica, que podrán involucrar a dos o más países, y deberán respetar la libre circulación de trabajadores esenciales y el paso de mercancías básicas.
La Unión ha tomado esta decisión por la subida de casos y por la amenaza de las nuevas variantes del virus, como la que proviene de Reino Unido y que es más contagiosa aún.
“En vista de la gravísima situación sanitaria, debe desaconsejarse enérgicamente todo viaje no esencial, tanto dentro de los países como, por supuesto, a través de las fronteras -dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen-. Al mismo tiempo, resulta esencial mantener el funcionamiento del mercado único. Por tanto, en lo que respecta a los trabajadores y las mercancías esenciales, deben seguir cruzando las fronteras sin problemas”.
Con relación a las fronteras externas de la UE, añadió la política alemana, “propondremos tener medidas de seguridad adicionales. Para aquellas personas que viajan desde terceros países en viajes esenciales a Europea, podríamos, por ejemplo, exigir exámenes antes de la partida en el origen”. “Para mantener nuestras fronteras externas e internas abiertas, precisamos de medidas muy precisas que nos mantengan seguros”, abunda.
Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, expresó la misma disyuntiva: “Estamos convencidos que debemos mantener las fronteras abiertas para garantizar el funcionamiento del mercado interior. Al mismo tiempo, estamos convencidos que cuando se refiere a viajes no esenciales, debemos ser capaces de evaluar restricciones”.
Tras la cumbre, Portugal ha anunciado que suspende todos los vuelos con el Reino Unido. Países Bajos también interrumpe temporalmente sus conexiones aéreas tanto con el Reino Unido, como con América del Sur y Suráfrica. Francia, por su parte, ha impuesto como obligatorio un test PCR negativo para todos los viajeros que quieran entrar en su territorio y Bélgica estudiará hoy mismo, en su gabinete de crisis, si da algún paso extra en este sentido. Alemania, mientas tanto, propone una coordinación en las “pruebas obligatorias” para viajes transfronterizos.
¿Qué pasa con el retraso de Pfizer?
Otra cuestión compleja abordada en la cumbre fue la del suministro de vacunas. Las críticas han llovido en la cumbre por la lentitud de la distribución de las dosis de Pfizer-BioNTech. Varios países reclaman que se autorice cuanto antes la comercialización de otras vacunas, aparte de las de Pfizer y Moderna, como la de AstraZeneca.
“Los líderes quieren que se acelere la vacunación y, en este sentido, deben respetarse los compromisos de entrega asumidos por las empresas”, reclamó el presidente Michel.
Von der Leyen aprovechó para presentar su propuesta de haber vacunado en verano al 70% de la población adulta y en marzo al 80% de los profesionales sanitarios y a las personas de más de 80 años.
Los mandatarios europeos mantienen que las vacunas deben ser distribuidas al mismo tiempo, en función de la población. También se reafirmó la necesidad de hacer un estrecho seguimiento del proceso de vacunación. Se examinarán todos los medios posibles para garantizar un suministro rápido, incluida la distribución temprana para evitar retrasos”.
La propuesta más polémica, enarbolada por Grecia, fue la de crear un pasaporte de vacunación a nivel comunitario. Una idea plantea dudas legales y políticas, por el riesgo de que pueda conllevar una limitación de los derechos de los que no quieren o no pueden vacunarse.