ET y Elliott llegan al Congreso
Iceta y Rufián parecían hoy en el hemiciclo los protagonistas del filme de Spielberg.
¿Se acuerdan de ET? La película del tierno extraterrestre creado por Spielberg que tiene casi cuarenta años y que vemos cada Navidad. Pues bien, entrar en el Congreso de los Diputados tras las vacaciones navideñas y pandémicas es como entrar en la burbuja de plástico con que la NASA envuelve la casa de Elliot y del ya pachucho ET. Es una sensación de irrealidad difícil de combatir con la que cae ahí afuera. Es como si aquí dentro el tiempo no pasara, como si la tercera ola que arrasa ciudades y pueblos y que tiene acogotada y deprimida a la gente en la calle aquí no penetrara a través de ese plástico enorme y transparente que parece pegarse a cada una de sus señorías.
La estrella invitada hoy era Miquel Iceta, el nuevo ministro de Administración Territorial que acaba de llegar a Madrid para ceder su puesto a Salvador Illa como candidato socialista a la Generalitat. Precedido del aura de aplomo y tranquilidad, además de político hábil, ha habido que esperar a las 10:12 horas de la mañana para que demostrara si la practicaba o no. A esa hora, Macarena Montesinos, diputada del PP, ha entrado con todo el armamento de que disponía para sacar de sus casillas al nuevo titular de la política autonómica y territorial. No lo ha conseguido. Montesinos le ha acusado de exigir el indulto de los golpistas catalanes -los independentistas-, de estar a años luz de la Constitución, de practicar el cinismo, de bailar al son de los independentistas y de venir a Madrid a un retiro dorado. Entre otras lindezas. Iceta ha respondido recordando su larga trayectoria desde 1978 en política, que será el mayor defensor de la Constitución y, por supuesto, ha tirado de sus palabras favoritas, utilizadas luego con Inés Arrimadas también: Sosiego y diálogo. Iceta usa pluma estilográfica en sus notas en tiempos en los que hay que teclear a toda velocidad en Twitter. Ha sido Gabriel Rufián, en las interpelaciones al Gobierno, quien ha ironizado sobre la casualidad de que Iceta en Madrid sea considerado independentista o filoindependentista, así que el flamante nuevo ministro ha pedido que le ayude a desmentirlo. Veremos.
Ha sido sobre las 11 de la mañana cuando se ha materializado el sueño de que Iceta y Rufián eran ET y Elliot dentro de la burbuja aséptica, porque se han respetado e incluso admirado con disimulo en este guirigay tan obsoleto que vive a espaldas de la ciudadanía desde hace meses. El exdirigente del PSC se ha lanzado con su tono tranquilo, dialogando bajo ese eslogan que ha lanzado más veces, y ha anunciado a los miembros de la Cámara que ha venido para mantener “una relación de sinceridad”. Y con el humor que le caracteriza, aunque le recomiendan siempre no hacer bromas, ha recordado otro de sus mantras: “He nacido para pactar”. En fin, que el debate entre el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, y Miquel Iceta ha sido una bocanada de aire de sosiego, cierta sinceridad y algo más. Iceta, fiel a su pasado de joven fontanero en La Moncloa de Narcís Serra hace décadas y discípulo en muchas cosas de Alfredo Pérez Rubalcaba, ha tenido un recuerdo para el malogrado político socialista. Pero da igual, en minutos, los diputados del PP, Ciudadanos y Vox se han lanzado a criticar que ese tono civilizado del debate -no exento de dureza en su fondo- no hace más que avanzar el futuro pacto de Gobierno en Cataluña entre ERC y PSC. Sueños.
Es obvio que a estas alturas a nadie se le ha olvidado que el próximo 14 de marzo hay elecciones en Cataluña. Y el resto de la mañana ¿en qué se les ha ido a sus señorías? Mientras ahí afuera la gente leía que 29.800 personas han muerto de covid en las residencias, que los equipos sanitarios están desbordados, agotados, mientras los ciudadanos intentan adivinar cuáles son las normas para moverse de una ciudad a otra, de un pueblo a otro. Y algunas voces hablan de “salvar la Semana Santa”. Da frío. Y todo ello aderezado con el escándalo sobre las vacunas. Porque ¿saben qué? Nadie ha atornillado a la nueva ministra de Sanidad, Carolina Darias, preguntando por los escándalos de políticos que se han saltado el protocolo para ser vacunados los primeros, antes que población de riesgo y sanitarios. Seguramente pesa el hecho de que todos los partidos tienen en sus filas a personajes sin moral, que se han pasado por el arco de triunfo los protocolos.
Todo ha empezado, como tantas otras veces, con la entrada del presidente del Gobierno, Sánchez, a las nueve menos un par de minutos. Pedro Sánchez y Aitor Esteban han tenido que pegarse hombro con hombro para atravesar juntos la puerta de entrada al hemiciclo, seguidos de cerca por la vicepresidenta Carmen Calvo. El presidente y el portavoz del PNV han estado unos minutos charlando; más bien Esteban hablando y Sánchez asintiendo, mientras Calvo se sentaba a la izquierda del presidente, seguida de Pablo Iglesias y su inconfundible moño -comienza a ser viejuno a costa de intentar ser tan vanguardista- y la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. Entre Calviño e Iglesias hay otra mini burbuja invisible que repele a uno del otro, transmitida desde la posición envarada de ambos, mirando al frente o a sus papeles. Ni un comentario del uno para el otro cuando han sido interpelados por la oposición. Da igual, en La Moncloa mantienen que esa imagen favorece a los intereses individuales de cada uno. Ellos sabrán.
Y luego ha llegado el pan nuestro de cada día. Hoy, el argumentario de los populares se ha basado en la pregunta: ¿Dónde está el informe del Consejo de Estado? Presuntamente, un informe que está en contra del decreto del reparto de los fondos europeos. A estas horas, aún no ha aparecido ese informe, pero es seguro que lo hará en breve y habrá que esperar qué trayectoria tiene. De paso, han cargado contra Vox, que la semana pasada con su abstención junto a Bildu salvaron la votación del decreto de los fondos europeos. Hay que recordar que los populares pasaban ampliamente de los informes del Consejo de Estado cuando su opinión contradecía la suya. Es lo que sucedió cuando en enero de 2018 Rajoy buscaba el aval del Consejo de Estado para presentar un recurso ‘preventivo’ ante el TC para evitar la candidatura de Puigdemont y lo único que logró fue el rechazo unánime de todos los miembros que lo componen, entre los que se encuentran expolíticos del PP. Aun así, siguió adelante con sus planes, ignorando el dictamen. Los informes del Consejo de Estado no son vinculantes.
En estas estábamos, sumidos ya en el ambiente enfermizo y cansino de la Cámara, cuando han llegado los de Vox: Espinosa de los Monteros, Javier Ortega Smith y Gil Lázaro. Salvo la intervención de Espinosa preguntando datos económicos catastróficos a Calviño, Ortega Smith y Gil Lázaro se han lanzado sobre el ministro del Interior, Fernando Marlaska, con sus barbaridades sobre inmigrantes ilegales trasladados a la península, acoso a los simpatizantes de Vox que presuntamente son agredidos constantemente... En fin, los goteos de la política trumpista de esta extrema derecha que preocupan a Marlaska. Sí, el ministro del Interior ha llamado la atención sobre los indicios de algunos grupúsculos para cuestionar futuros resultados en elecciones.
Por lo demás, sigue sin haber pasillos, solo se puede abordar a los políticos bajo el patio del Congreso, entre la Carrera de San Jerónimo y la calle Zorrilla. Y sí, sus señorías se sienten cómodas. Ya se han acostumbrado a las mascarillas, aunque la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, les recuerda que aunque se escondan tras la mascarilla, los conoce muy bien.