Esto es lo que sabemos (y lo que aún no sabemos) sobre los asintomáticos
Mientras la transmisión silenciosa de los asintomáticos siga produciéndose, la pandemia seguirá teniendo papeletas para continuar.
Desde el inicio de la pandemia, los expertos han analizado el papel que han desempeñado los asintomáticos en la propagación del coronavirus. Han sido y siguen siendo uno de los grandes misterios, ya que todavía no se ha podido hacer un seguimiento exhaustivo de estos portadores.
Las pruebas hasta el momento sugieren que casi la mitad de las personas que dan positivo por covid-19 son asintomáticas. Además, se ha hablado mucho de que estos asintomáticos pueden transmitir la enfermedad con la misma facilidad que una persona con síntomas, motivo por el que se ha hecho énfasis en el rastreo y el aislamiento de quienes hayan estado en contacto con un positivo.
Para los expertos de la salud es un desafío enorme mantener las riendas de la pandemia porque ni siquiera se puede saber a simple vista quiénes tienen la enfermedad y estas personas sin síntomas pueden influir enormemente en la evolución del problema.
Aunque muchas de las preguntas que se hace la comunidad científica sobre el coronavirus siguen sin respuesta, sí que se han descubierto nuevas certezas que ayudan a dibujar un panorama más claro de la situación actual.
Esto es lo que se sabe (y lo que falta por saber) a día de hoy sobre los asintomáticos:
Un estudio publicado en junio en la revista especializada Science Daily concluyó después de analizar a gran parte de la población de la localidad italiana de Vo’ (de algo más de .3000 habitantes) que el 40% de los positivos por coronavirus eran asintomáticos.
Además, los rastreadores de Washington D.C. revelaron recientemente que la mitad de los casos detectados de coronavirus en su ciudad no habían entrado en contacto con ningún positivo conocido, lo que refuerza la idea de que mucha gente contrae la enfermedad a través de personas sin síntomas.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, se estima que los asintomáticos suponen el 40% de los positivos del país.
Está claro que hay muchos asintomáticos transmitiendo la enfermedad, pero, como es imposible obtener las estadísticas reales de la población al completo, los datos publicados hasta el momento solo muestran estimaciones y, por tanto, no se conoce su prevalencia real.
Los datos que había al inicio de la pandemia sugerían que solo los niños y jóvenes podían ser asintomáticos.
No obstante, ahora se ha descubierto que también hay un porcentaje sorprendente de asintomáticos entre la población mayor. Un estudio publicado en la revista académica Journal of the American Medical Association detectó un 88% de infectados asintomáticos en varias residencias de la tercera edad de Connecticut. En una residencia de Chicago, el 37% de los ancianos que dieron positivo tampoco llegaron a desarrollar ningún síntoma.
Un estudio reciente publicado en Corea del Sur ha desvelado que los sintomáticos y los asintomáticos tienen una carga viral similar en sus gargantas y fosas nasales, lo que parace indicar que los asintomáticos podrían ser tan infecciosos como los sintomáticos.
Sin embargo, esto no está confirmado porque la carga viral detectada en asintomáticos puede no ser contagiosa y tratarse solo de fragmentos virales desactivados que aún no han abandonado el organismo. Eso es, al menos, lo que especulan expertos como Manisha Juthani, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Yale (Estados Unidos).
Es posible que no transmitan el virus tanto como se creía
Se sigue pensando que la nube de partículas que se crea al toser y estornudar es la principal vía de contagio del coronavirus. Por lo tanto, una persona con síntomas tiene más probabilidades de emitir gotículas y aerosoles al ambiente.
“Eso facilita que una persona con síntomas propague la enfermedad más que los pacientes asintomáticos”, explica Juthani.
Otros expertos señalan que transmitir el virus es mucho más sencillo. “Es cierto que toser y estornudar crea nubes de partículas más grandes, pero el simple hecho de hablar también produce miles de gotículas”, advierte Benjamin Neuman, virólogo y director del departamento de Biología de la Universidad A&M-Texarkana de Estados Unidos.
A esta preocupación hay que sumarle que los asintomáticos no toman las mismas precauciones que aquellas personas que saben con certeza que tienen el virus; es decir, no se quedan en casa, están sin mascarilla con su familia y se reúnen con más gente.
Una teoría que apoya la Clínica Mayo es que las vacunas de la neumonía y de la poliomielitis que muchas personas reciben en su infancia fortalecen el sistema inmune de un modo que ayuda a atacar al coronavirus antes de que aparezcan los síntomas.
Otra teoría es que mucha gente tiene cierto grado de inmunidad cruzada por haber superado previamente otros coronavirus. Existen al menos cuatro coronavirus que provocan resfriados comunes y el sistema inmune no se olvida fácilmente de ellos.
“Esta memoria inmunitaria parece ofrecer cierto grado de protección frente al nuevo coronavirus”, indica Juthani.
Aunque algunas personas no manifiesten ningún síntoma externo, se han detectado casos de asintomáticos con secuelas cardíacas a largo plazo e inflamaciones internas que pueden desencadenar problemas como arritmias, fallo y paro cardíaco. Un ejemplo son los casos de miocarditis (inflamación del músculo cardíaco) detectados en numerosos jugadores universitarios de fútbol americano en Estados Unidos.
Según Neuman, estudios anteriores con animales infectados sugieren que incluso cuando una enfermedad no provoca síntomas visibles, se producen daños celulares, tal y como se ve en las biopsias.
“En otras palabras: convendría hablar de pacientes con síntomas leves, porque no son realmente asintomáticos”, sostiene Neuman.
Los expertos de la salud insisten en la necesidad de rastrear y aislar a los asintomáticos, de ahí que la cuarentena obligatoria también sea para ellos y sus contactos directos.
“Incluso en el caso de que los asintomáticos no transmitan tan fácilmente el virus, siguen siendo contagiosos”, sostiene Juthani. Mientras la transmisión silenciosa de los asintomáticos siga produciéndose, la pandemia seguirá teniendo papeletas para continuar.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.