Esto es lo que pasará en EEUU si Trump vuelve a ganar las elecciones
Más recortes en Sanidad, cierre de fronteras y bien de negacionismo.
Cuatro años han sido suficientes para dar un giro de 180 grados a las políticas del país y echar por tierra todos los avances en materia social de su antecesor, Barack Obama.
El actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aspira a mantenerse en la Casa Blanca “muchos años” y no deja claro cuál será su comportamiento si no le sale la jugada.
En caso de que así sea, ¿qué implicaría su victoria de nuevo para EEUU? Estos son algunas de los asuntos que han marcado su trayectoria en la presidencia hasta la fecha:
Más recortes en Sanidad
En plena pandemia mundial y a escasos cuatro meses de las elecciones, el Departamento de Justicia de Estados Unidos no dudó en solicitar a la Corte Suprema el pasado junio la suspensión del Obamacare, la histórica ley de atención sanitaria que ha permitido a millones de estadounidenses obtener cobertura de seguro médico.
Los pasos de Trump hacia su derogación han sido constantes desde que llegó al poder. El presidente estadounidense no ha parado de repetir que el sistema “es un desastre” y “demasiado caro”, pero no ha definido hasta la fecha ningún plan alternativo.
Trump ya apostó repetidamente por reemplazarlo durante su campaña presidencial de 2016. “Tendremos una asistencia sanitaria mucho menos costosa y mucho mejor”, aseguraba entonces.
Hasta ahora, lo que Trump ha revelado en materia de salud ha sido su negacionismo con respecto al coronavirus, a pesar de padecerlo, sosteniendo que “no hay que tenerle miedo”, aunque su país sume ya 229.000 fallecidos y más de nueve millones de casos.
Frente a las dramáticas cifras, Trump se muestra contrario al confinamiento, al uso de mascarillas, y a la propia Organización Mundial de la Salud, de la que decidió retirarse.
Más trabas a la inmigración
Era su propuesta estrella, y aunque no ha conseguido finalizarla, el muro que Trump sí ha logrado construir es el invisible entre “los de aquí” y “los de fuera”.
Del “país de las oportunidades” a un lugar cada vez más hostil. El plan del magnate para los próximos cuatro años incluye, entre otras propuestas, la de “impedir que los inmigrantes indocumentados tengan acceso a asistencia social, atención médica y matrícula universitaria gratuita financiada por los contribuyentes”.
Además de la “deportación obligatoria” para miembros de pandillas que no sean ciudadanos estadounidenses, prohibir a las empresas estadounidenses reemplazar a trabajadores del país por extranjeros y exigir a los nuevos inmigrantes legales que sean solventes.
Los apenas siete renglones dedicados a este asunto en su programa anticipan que los inmigrantes seguirán en el punto de mira del Gobierno.
Más negacionismo frente a la crisis climática
″¿El cambio climático? No me lo creo”. “Lo que creo es que hay un cambio en el tiempo”. “No creo que la ciencia sepa nada”. “Fui elegido para representar a los ciudadanos de Pittsburgh (ciudad de EEUU famosa por su industria siderúrgica), no a los de París”. “El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos, para hacer no competitiva la manufactura de EEUU”.
Su escepticismo y continuo cuestionamiento a la gran problemática de nuestro siglo suponen un desafío mundial.
Lejos de apostar por las energías renovables, Trump se centra en impulsar los combustibles fósiles y retira a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París, porque para él, actuar contra el calentamiento global significa perjudicar las grandes industrias y a la economía del país.
¿Para el futuro? No hay propuesta, “porque el problema no existe”.
En política exterior, EEUU primero y restricciones a terceros
Con su manido lema ‘América first’ —Estados Unidos, primero—, los pasos que Trump ha ido dando en estos cuatro años en política exterior se han producido justo en la dirección opuesta a los adoptados por su predecesor, Barack Obama.
Más restricciones y sanciones a terceros y salidas de Acuerdos como el de París, o el nuclear, firmado en 2015 con Irán. Unos movimientos que han contribuido a agriar las relaciones con sus socios internacionales y que no prometen prosperar por el buen camino a futuro.
Su guerra comercial con China y su constante culpabilización al país por haber sido el origen de la pandemia, al que ha acusado de “ocultar información sobre el virus”, continúan en el foco.
Por otra parte, Trump también mantiene su tenso pulso con la ONU. Desde que llegó a la presidencia, EEUU ha abandonado la UNESCO, el Consejo de Derechos Humanos y la OMS.
En cuanto a la OTAN, a pesar de sus críticas a los aportes financieros del país, Trump ha evitado, por lo pronto, salirse de la alianza. El futuro dirá.
Ilegalizar el aborto
Trump busca culminar lo que ya prometió antes de llegar a la Casa Blanca en 2016: ilegalizar el aborto en Estados Unidos.
El presidente de EEUU ya ha logrado situar a dos jueces antiabortistas en la Corte Suprema y ha prohibido la entrega de fondos federales a las organizaciones que lo practican o que facilitan los trámites de acceso a estas clínicas.
En EEUU el aborto es legal desde 1973, cuando el Tribunal Supremo declaró inconstitucional cualquier interferencia del Estado en la decisión de la mujer sobre el embarazo. Un nuevo mandato de Trump supondría otro gran retroceso en los derechos humanos.
Menos derechos para el colectivo LGTBIQ
De nuevo, marcha atrás. Lejos de proteger a los colectivos vulnerables, el Gobierno estadounidense ha seguido poniendo trabajas al colectivo LGTBIQ.
“El gobierno de Trump impide de todas las maneras posibles que estas personas gocen de seguridad”, lamenta la investigadora de Human Rights Watch sobre derechos LGTBI, Neela Ghoshal, quien advierte de que el colectivo se enfrenta a “altos niveles de violencia que sus propios gobiernos al parecer no pueden ni quieren abordar”.
El pasado junio, el Ejecutivo aprobó una norma que permite a los médicos rechazar cirugías de reasignación de género para los transexuales, algo que hasta ahora era ilegal.
La norma, que fue anunciada por el Departamento de Salud, afecta a los médicos, hospitales y compañías de seguros que reciben fondos federales y sustituye a otra que había sido aprobada en 2016 por Obama.
Desde que llegó a la Casa Blanca en 2017, Trump ha erosionado los derechos del colectivo de lesbianas, gais, trans, bisexuales, intersexuales y queers (LGTBIQ), potenciando su base electoral más conservadora. Parece que, si gana, continuará por la misma senda.