Los espráis nasales, más cerca de ser un arma contra el coronavirus
Este nuevo método no solo serviría como vacuna, sino que también prevendría y trataría la infección temprana del virus.
Las vacunas son nuestras heroínas en la lucha contra el coronavirus y pronto llegarán los refuerzos: los espráis nasales.
Múltiples equipos de científicos de todo el mundo llevan meses trabajando para desarrollar un nuevo método que no solo serviría como vacuna –una gran noticia para los aprensivos, que se ahorran el pinchazo–, sino que también prevendría y trataría la infección temprana del virus.
La nariz es una de las vías de entrada del coronavirus al organismo a través de las gotículas o los aerosoles producidos cuando alguien tose, estornuda o habla. Las células del interior de la nariz tienen más receptores ACE2 que otras células del organismo, y estos receptores actúan como imanes para el coronavirus.
Una vez en las fosas nasales, el coronavirus se ancla a la célula y penetra en ella con su proteína S (spike), donde se multiplica con rapidez. Por eso es tan importante utilizar mascarilla (que cubra la boca y la nariz, no la barbilla). Pero las vacunas nasales pronto llegarán al rescate.
Dado que la nariz es una vía de entrada clave, enfocar en ella los tratamientos podría no solo prevenir la infección, sino también detener el virus si ya está en el interior del organismo.
Uno de los espráis nasales más avanzados, Taffix, ha mostrado en ensayos clínicos que previene la Covid-19. Uno de dichos ensayos se realizó en Israel entre judíos ortodoxos que iban a acudir a un macroevento religioso en septiembre de 2020 que reunía todas las características de un evento supercontagiador. Pese a que la tasa de infecciones había subido del 18% al 28% en esas fechas, hubo un pequeño grupo que apenas se vio afectado.
Curiosamente, era el grupo que había utilizado este espray nasal, cuya eficacia empieza tras 50 segundos de su uso y protege hasta 5 horas. De los 243 participantes en el estudio, 83 utilizaron el espray durante los dos días del evento y durante las dos semanas siguientes.
Al examinar las tasas de infección, solo 2 personas de las 83 que utilizaron el espray dieron positivo, pero sin síntomas graves, frente a las 16 de las 160 personas que rechazaron el producto. Eso se traduce en una reducción del riesgo del 78% gracias al espray.
Esta “vacuna” nasal no está concebida para sustituir las mascarillas, advierten sus creadores. Simplemente es una herramienta más contra la pandemia. La doctora Dalia Meggido, cofundadora y jefa ejecutiva de Nasus Pharma, la farmacéutica que ha desarrollado este espray, asegura que es especialmente útil en circunstancias de alto riesgo, como el transporte público u otros lugares cerrados.
Los estudios realizados en el laboratorio detectaron un 99.99% de reducción en el número de virus activos tras exponerse a los principios activos del espray: hidroxipropilmetilcelulosa (HPMC) y benzalconio.
La HPMC, que ya se usa en algunos colirios, forma una barrera de gel sobre la mucosa nasal y reduce su pH a un 3,5 aproximadamente, unos niveles en los que se desactivan la mayoría de los virus. El benzalconio, por su parte, tiene propiedades antimicrobianas.
La Universidad de Columbia (Estados Unidos) ha creado un antiviral nasal que bloquea la transmisión del coronavirus en hurones y los investigadores confían en replicar esos resultados en humanos. El principio activo de este espray nasal es un nuevo lipopéptido diseñado para evitar que el coronavirus penetre en las células de las fosas nasales.
Los científicos de la Universidad de Lancaster, por su parte, empezaron a desarrollar un espray nasal en marzo de 2020 para prevenir no solo los contagios, sino también la transmisión. De julio a septiembre realizaron ensayos con hámsteres y actualmente siguen analizando los resultados en colaboración con el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Texas antes de empezar los ensayos en humanos.
Este equipo aspira a que que su vacuna nasal sea apta para niños: “Ya conocemos la experiencia de una vacuna nasal para niños contra la gripe, de modo que tenemos confianza en que nuestra investigación funcione”, explica el virólogo y jefe del proyecto, Muhammad Munir.
La farmacéutica australiana Ena Respiratory también está desarrollando un espray nasal para prevenir el coronavirus reforzando el sistema inmune. Su funcionamiento se basa en estimular el sistema inmune innato, que es la primera línea de defensa del organismo contra la invasión de patógenos.
Administrado dos veces por semana, este espray nasal reduce la replicación del coronavirus en un 96% en hurones. Al reforzar la respuesta inmune en la principal vía de contagios, la capacidad que tiene el coronavirus de infectar y replicarse se reduce drásticamente, según un estudio de la Agencia de Salud Pública del Reino Unido.
Y aunque los espráis nasales están demostrando ser muy útiles en la prevención del virus, algunos funcionan también como tratamiento en las fases tempranas de infección. Actualmente hay un espray nasal canadiense que se está probando como tratamiento contra el coronavirus en los hospitales de Ashford y St Peter del Reino Unido. Este espray de óxido nítrico –llamado SaNOtize– está diseñado para matar el virus en las vías respiratorias superiores y detener su expansión a los pulmones.
En los ensayos de laboratorio ha mostrado una eficacia del 99,9% matando el virus en dos minutos, y en ensayos con animales, los roedores infectados que recibían tratamiento con este espray redujeron en un 95% su carga viral en el primer día de infección. En algunos casos, el virus desaparecía por completo. Se ha demostrado que el óxido nítrico bloquea el receptor ACE2.
Rob Wilson, exministro británico que ejerce ahora de portavoz de SaNOtize en el Reino Unido y Estados Unidos, explica que si los ensayos finales arrojan resultados positivos, podríamos contar con “un tratamiento efectivo, seguro y accesible en cuestión de meses” que cualquier ciudadano podrá utilizar en su día a día.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.