Esperaba encontrarse a un chulo pero cuando lo ve en directo entra en estado de histeria
"Me parece un hombre atractivo, masculino y me gustó mucho".
La cita —en First Dates— entre Anna, una moscovita de 31 años afincada en Barcelona, y Javier, un empresario alicantino de 48 años, no pudo empezar peor. El mensajito de voz que le dejó el hombre a su cita, en el que se definía una mezcla entre El Lobo de Wall Street y Christian Grey le provocó arcadas a Anna, que interpretó que tras ese mensaje había un creído y un chulo.
"A mí me gustan hombres alegres, divertidos, fuertes y que sepan cuidarme", anunciaba Anna, quien se definía a sí misma "como la antigua URSS: universitaria, rusa, refinada y sofisticada".
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La realidad es que Javier iba sobrado de autoestima. Se encantaba a sí mismo y reconocía que aunque podía conducir un Ferrari o un Lamborghini, llevaba un Mercedes Clase A "porque me gusta". Además, tenía muy claro la mujer que buscaba: "Busco una mujer educada pero que en la cama sea un puto diablo y que no nos aburramos nunca".
Y con estas tarjetas de presentación poco halagüeñas comenzaba una cita aparentemente destinada al fracaso... o eso parecía hasta que se vieron cara a cara y comenzaron a charlar.
En ese momento, a Anna le entró el tembleque. "Me parece un hombre atractivo, masculino y me gustó mucho", reconoció la moscovita, a quien poco a poco le fue subiendo la tensión. "Javier me pone nerviosa porque me gusta mucho. Es educado, es un hombre de mundo que ha viajado mucho, que tiene mucha experiencia", reconocía.
Mientras seguían conociéndose, y mientras Anna le explicaba en ruso a la camarera del programa Yulia Demoss que su cita le gustaba mucho, llegó un intento de Javier por calentar la noche. Pero la cosa, por lo que sea, no coló:
La sentencia final parecía propicia para sorpresas. Pero lo cierto fue que no las hubo. Ambos estaban encantados y así lo hicieron saber.
"Tal vez esos nervios le han pasado una mala pasada y no ha podido ser ella en su totalidad", explicó Javier, quien quiso tener una segunda cita con Anna "para descubrir esas pequeñas cositas que me han faltado por esos nervios".
Anna lo tenía aún más claro: "Me encantaría tener una segunda cita para demostrarte que no siempre estoy tan nerviosa".