¿Es Cuba una dictadura?
Gobierno y oposición están a la gresca por el uso de la etiqueta. ¿Pero cumple o no cumple el Gobierno cubano con las condiciones para ser catalogado como tal?
La política española mira a Cuba. Las hondas, complejas y relevantes relaciones entre nuestro país y la isla caribeña obligan a ello, cuando se están viviendo las mayores protestas contra el Gobierno en los últimos 27 años. Pero hay mucho más que expectación. De nuevo, la política exterior se convierte en arma arrojadiza entre el Gobierno y la oposición, a vueltas con una palabra: “dictadura”.
El Partido Popular denuncia que el socialista Pedro Sánchez no la pronuncia y gobierna sustentado en Unidas Podemos, algunos de cuyos miembros niegan hasta de su existencia. La palabra incómoda, que unos ven imprescindible usar y otros prefieren eludir, afirmando no obstante que “Cuba no es una democracia”.
Para el presidente, Pedro Sánchez, preguntado directamente anoche por el asunto en Telecinco, “es evidente que Cuba no es una democracia. No lo es”. “Sin injerencias, con el máximo respeto a la sociedad cubana, es evidente que tenemos que pedir que se puedan manifestar libremente los cubanos, acelerar todas las reformas que necesita la sociedad y que permitan los derechos y libertades que disfrutamos en España”, dijo a preguntas de Pedro Piqueras, reclamando por ejemplo la liberación de los informadores detenidos por el Gobierno de Miguel Díaz-Canel. Esta mañana, su vicepresidenta primera, Nadia Calviño, ha argumentado que no es productivo centrarse en poner “etiquetas” y que el presidente fue “muy claro” a la hora de describir el régimen.
Y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, tampoco ha querido usar el término dictadura, apoyando al Gobierno ante esta crisis porque está haciendo lo correcto, dice. Las democracias, defiende, las definen los estándares de la ONU y a ellos se aferra, dejando claro que “los derechos humanos no se relativizan en ninguna parte del mundo, esa es la clave”. Sin embargo, miembros de UP como Aina Vidal, Alejandra Jacinto o Enrique Santiago dijeron ayer, tajantes, que Cuba no es un régimen dictatorial.
El presidente del PP, Pablo Casado, denuncia que “jamás” un Gobierno de España de UCD, PSOE o PP había caído en “esta ignominia”, al no llamar “a las cosas por su nombre”.
¿Es o no es un “régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales”, como dice la RAE?
Lo que no puede faltar en una democracia, según la ONU
Veamos primero qué es una democracia, para ponerle el espejo delante y ver si se reconoce en ese reflejo la Administración cubana. En 2000, la antigua Comisión de Derechos Humanos de la ONU recomendó una serie de medidas legislativas, institucionales y prácticas para consolidar la democracia. Dos años después, esa misma Comisión declaró los siguientes puntos concretos como elementos esenciales de la democracia:
- Respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales;
- Libertad de asociación;
- Libertad de expresión y de opinión;
- Acceso al poder y su ejercicio de conformidad con el imperio de la ley;
- La celebración de elecciones periódicas, libres y justas por sufragio universal y por voto secreto como expresión de la voluntad de la población;
- Un sistema pluralista de partidos y organizaciones políticas;
- La separación de poderes;
- La independencia del poder judicial;
- La transparencia y la responsabilidad en la administración pública;
- Medios de comunicación libres, independientes y pluralistas;
Según las denuncias de plataformas ciudadanas, de usuarios de redes sociales, de periodistas independientes del interior de la propia isla y, por supuesto, de los instalados en el exilio, sólo con las protestas iniciadas el domingo y mantenidas hasta hoy se están violando los derechos de expresión y opinión, se está vulnerando la libertad de protesta y manifestación y se ha encarcelado al menos a un centenar de periodistas -entre ellos, de medios internacionales como el diario español ABC o la agencia norteamericana AP-, lesionando la libertad de prensa.
De diario, no hay partidos políticos autorizados más allá del Comunista, de los vencedores de la Revolución de 1959, y la separación de poderes no existe. No hay asunción de cuentas ni sistemas de transparencia en la gestión, tampoco.
“Claramente autoritario”
La investigadora sénior para América Latina del CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs), Anna Ayuso, explica que, según los parámetros de la ciencia política, “una dictadura es parte de los regímenes autoritarios”. En el caso de Cuba, reconoce, a veces puede costar verlo, porque “no hay una jerarquía tan clara en el poder”, al estar el PC por un lado y el ejército por otro, cuando a veces es más común que haya “una jerarquía muy clara de quién es el mando”.
“Eso hace que haya un cierto reparto de poder en Cuba, pero lo que sí está muy claro es que es un régimen autoritario, porque no hay pluralismo ni posibilidad de disidencia. No es incorrecto usar la palabra dictadura, en el sentido de que no hay democracia, pero es un régimen claramente autoritario con un cierto reparto de poder entre diferentes instancias, lo que hace que de alguna manera no entre dentro de lo que es la dictadura más unipersonal o de una junta militar. Hay un cierto reparto entre el partido y los militares, es una cosa más híbrida”, matiza. “Tendríamos que entrar en discusiones más de ciencia política”, sostiene, para diferenciar con más nitidez.
Es cierto, expone, que en el país caribeño hay “ciertas formas de participación”, siempre recordadas por quienes defienden el actual sistema, como las juntas comunales, pero “son mecanismos donde no hay disenso. Dentro de la revolución, todo vale; fuera, nada”, concluye.
Lo que no hay, y para parte de la izquierda es esencial a la hora de hablar de dictadura, es muertes, asesinatos de disidentes y sangre. Ayuso recuerda que hay quien habla de dictaduras y dictablandas, pero en su caso es firme: una dictadura “no deja de serlo porque se mate o no, un régimen es más criminal si lo hace, si acaso, pero entraríamos en el terreno del derecho penal”. “Una dictadura puede ser más o menos asesina o no serlo en absoluto pero no deja por ello de ser dictadura, si no hay pluralismo o posibilidad de cambio de poder o alternancia”, insiste.
Para el americanista Sebastián Moreno, “Cuba es un país de partido único, el Comunista, donde todas las instituciones y organizaciones están centralizadas y gestionadas por las mismas personas o formación, por lo que no está permitida la libre asociación. Los ciudadanos no eligen directamente al presidente del país y éste no es la persona de más poder, sino que lo es el primer secretario del partido comunista, una figura que ahora sí coincide con la del presidente Díaz-Canel”, desde que se marchó Raúl Castro, el pasado abril.
“La prensa trabaja, a su vez, subordinada al aparato de propaganda del partido y se criminaliza el disenso político, el pensar distinto, la disidencia. El sistema está por encima de los derechos humanos e individuales de las personas. Por tanto, al articular una idea contraria a quienes gobiernan hoy, a sus indicaciones, doctrinas y fundamentos, puedes ir a la cárcel o quedar tachado para siempre y volverte un apestado, porque vayas al trabajo que vayas te rechazarán, entres donde entres te mirarán mal. Si produces una obra artística o intelectual, serás ninguneado, llevado al ostracismo, y son numerosos los casos en los que se impide incluso la salida del país o de casa, sin que haya cargos claros. Ahora, ante las manifestaciones, se están denunciando casos de represión policial y detenciones arbitrarias con acusaciones serias. Todo suma”, resume. Por eso, entiende que hay un “pleno al 15” para hablar de dictadura.
Cuba, explica, “es un país controlado por el PC y por los militares que provienen del sistema ideado tras la post revolución, y son dos fuerzas unidas que llegan a cada rincón y todo lo controlan. La disidencia más básica, que es quejarse en una red social de que un hospital tiene colas de espera por el coronavirus es motivo de búsqueda y arresto”, añade. Sobre el uso de la violencia, entiende que cuando “los tentáculos y el control son tan intensos, ni hay que llegar a ese punto” para tener a los ciudadanos sometidos. “Hay que reconocer que el bloqueo impuesto por EEUU, al que muchos se aferran para defender a Cuba, es una canallada que pagan los ciudadanos, pero el régimen no es por eso menos dictatorial”. finaliza.
La revista The Economist, una de las biblias capitalistas pero, también, un respetado medio, publica cada año un Índice de Democracia en el que Cuba, por sistema, aparece en la zona roja, como “régimen totalitario”. Llega a esta conclusión tras analizar 60 indicadores, que se agrupan en cinco diferentes categorías: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación política y cultura política. Hay otros 52 países del mundo, como China, Corea del Norte o Venezuela, que están agrupados en su misma categoría.