Errejón tira la caña
Más País trata de pescar votantes cansados ante los roces de la coalición.
Íñigo Errejón está tirando la caña. No hay un gran tercer partido de izquierda que esté capitalizando el malestar que puede provocar entre el electorado progresista la pelea constante de PSOE y Podemos. Pero el coste de andar a la gresca puede llevar a los votantes socialistas y morados a la abstención e incluso a otros partidos, según los expertos consultados. Y ahí está para pescar el líder de Más País.
Uno de los objetivos de Errejón en lo que queda de legislatura es pescar en el desencanto que siembran estos roces “normales” según los morados. Tanto Pedro Sánchez como Pablo Iglesias cierran filas sobre la estabilidad de la coalición, pero lo hacen cuando la tensión ya está disparada.
Por eso, cabe preguntarse si este es un momento propicio para que el partido verde de Errejón comience a ganar peso. Y, también, qué posibilidades tiene. Él mismo lanza en el El HuffPost un aviso a los navegantes de la izquierda: “Este Gobierno es cortoplacista, porque aunque no esté cumpliendo se contenta pensando en que lo que tiene enfrente, la oposición, está hecha un cirio. Y le intentamos condicionar para que salga de su ensimismamiento”.
Por el momento, Más País no ha sido capaz de inflar sus expectativas, según se desprende de los últimos barómetros del CIS. La intención de voto del partido de Errejón ha oscilado este último año entre el 1,5% de febrero de 2020 y el 1,7% de este mes, aunque sigue estando por debajo del 2,3% de los sufragios que logró el 10N.
Eso sí, los apoyos de Más País se mantienen estables frente a la caída continua de Podemos que, en el mismo lapso y según el CIS, han pasado del 13,4% al 11,2% de intención. El PSOE sale mejor parado según el centro de estudios de opinión, pues ha estado todo este año por encima del 30% de intención de voto.
El experto en comportamiento electoral y doctor en Ciencia Política por la Universidad Autónoma de Madrid, José Rama, echa un jarro de agua fría a Más País: “Son muy pocas las opciones de que otros partidos de izquierda capitalicen el hastío. Aunque con electores tan volátiles todo puede ocurrir. Pero Más País no tiene ni la estructura ni la implantación territorial suficiente como para plantar cara a Podemos que, al contrario que Cs, ha demostrado tener un cierto suelo electoral que le permite gozar de una posición de partido con capacidad de chantaje”.
Aun así, el propio Errejón advierte de que su maquinaria en el Congreso trabaja para que el Ejecutivo no se duerma y espabile: “Es peligroso que la gente progresista se canse y sienta una cierta decepción porque luego, a la hora de la verdad, los cambios no llegan. A este Gobierno hay que empujarlo para que haga cosas”, dice.
Lluís Orriols, politólogo de la Universidad Carlos III, cree que Más País tiene que jugar más bazas que pescar en el desencanto. “Errejón ya intentó explotar las desavenencias entre PSOE y Podemos en 2019 y no consiguió sacar rentabilidad, por lo que me genera desconcierto que este partido no haya entendido que si quiere ir otra vez en esa línea, ese no puede ser el único combustible. Por eso ya en 2019 empezó a construir ese espacio verde y cosmopolita, pero confiar todo a la desafección es arriesgado”.
El líder de ese experimento verde en España, que aspira a ocupar el espacio de los ecologistas en otros países europeos donde tienen más peso, va paso a paso: “Para los poquitos que somos, estamos apuntando temas de futuro que tienen que ver con los problemas de la gente. No es el camino de los zascas, es el camino de la hormiguita. Es peligroso el clima que se ha instalado entre PSOE y Podemos, porque esa dinámica de discusión constante les ha metido en un cierto ensimismamiento”, cuenta Errejón.
Más País se apuntó un tanto a finales de diciembre. Su propuesta de reducción de la semana laboral logró generar discusión dentro y fuera del Gobierno y les metió en el meollo de los presupuestos. Errejón introdujo la propuesta en forma de enmienda a las cuentas y, si bien durante unas horas pasó casi inadvertida, pronto fue un asunto, ya que es una de las banderas fundacionales de la nueva izquierda junto con la edad de jubilación.
Pese a que no hay una mayoría alternativa en el Congreso que pueda alumbrar otro Gobierno, los roces entre socios pueden hastiar al electorado de PSOE y Podemos. Hasta ahora ni socialistas ni morados temen que eso ocurra, según reconocen a este diario. No hay alarmas encendidas en las sedes.
Fuentes oficiales de Ferraz se ciñen al éxito del PSC el 14F para corroborar que no hay tal hastío. Y en Podemos también, pues entienden que el momento de mayor tensión en la coalición no ha mermado a los ‘comunes’, su marca catalana. Aunque los morados son conscientes de que Errejón puede que pescar en río revuelto, creen que la heterogeneidad del Gobierno y de sus debates internos apenas dejan espacio a Más País para aportar nada nuevo.
En realidad, tanto el PSOE como Podemos deberían tener en cuenta que airear sus peleas sí tiene precio: “Hay dos tipos de costes. Uno interno, que tiene que ver con la estabilidad del Gobierno, y otro externo, relacionado con la percepción de la coalición por parte del electorado. El primero puede arrastrar la ruptura de la coalición. Y el segundo, en el medio y largo plazo, puede generar una situación de hartazgo para los votantes de ambos partidos pero, sobre todo, para los de Pablo Iglesias”, explica Rama, de la Universidad Autónoma de Madrid.
“El ruido que generan las tensiones acaban trasladándose a la opinión pública como hastío, como desafección política y como desconfianza ante el sistema y ante las propias instituciones”, arguye Orriols, a quien le ha pillado por sorpresa que las peleas de PSOE y Podemos se den en Moncloa y no en el Congreso.
La oportunidad para crecer
A Errejón también le preocupa ese hastío. E insiste en que su herramienta a la hora de hacer política es la “sensatez”. “Se trata de decir cosas que son obvias. Por ejemplo, Más País abrió un debate sobre la reducción de la jornada laboral. Y cuando la gente ve nuestro debate, ve que es sobre lo que realmente necesita. Eso es fundamental para que no desconecte y para que la política no sea ruido, sino para que se ocupe de la vida cotidiana. Cada miércoles percibo que no se habla de lo que preocupa en las sesiones de control”, explica.
El líder de Más País sabe que a su excolega Pablo Iglesias se le puede atragantar la forma que Podemos ha encontrado de marcar el rumbo de la coalición y está dispuesto a llamar a sus votantes. Aunque Rama ve más opciones de un trasvase de votos morados hacia el PSOE que hacia Más País: “Ante una situación de agrupación electoral, para identificar bloques de partidos, las rencillas podrían ayudar al PSOE a recuperar electores de Podemos. Pero, ojo, que también pueden sentirse ‘utilizados’ por los socialistas y, ante una nueva situación en la que fuera necesario reeditar la coalición, pueden preferir no volver a votar o incluso buscar otra opción política”.
Esa es la oportunidad de Errejón para crecer, porque, como advierte Orriols, “es un error el diagnóstico de que la tormenta está a la derecha y, pase lo que pase, la izquierda está asentada”. ¿Por qué? Porque eso es lo que decía la derecha cuando la tormenta estaba en la izquierda. “No se puede dar por hecho que los electorados de cualquier sitio estén asentados a largo plazo”, zanja Orriols. Sin embargo, los morados creen que su base electoral, ya mermada desde la irrupción del partido, es la de los irreductibles.
Otro politólogo, Guillermo Cordero, de la Autónoma de Madrid, apunta otra clave para el éxito de Errejón: su presencia en los medios. “Los demás partidos de izquierda en estos momentos no tienen demasiada visibilidad y eso es un problema para formaciones como Más País”, apunta. Quizá por eso, Errejón sale siempre a la tribuna en busca de la intervención viral sobre los temas que “preocupan a la gente”.