Ernesto Sevilla: "El humor no debería tener límites"
Su último papel es el de director de un cortometraje al estilo "Dos tontos muy tontos', pero en chicas".
Ernesto Sevilla ya no sabe si es más conocido por La hora chanante o por La que se avecina. Lo que sí tiene claro es que él no es tanto actor como cómico.
Con más sketches que años a las espaldas, el integrante del llamado Cuarteto de Albacete se ha lanzado ahora al mundo de la dirección. Concretamente, Sevilla ha rodado —a bordo de un crucero— el primer cortometraje sobre Desalia Ron Barceló, que cuenta con actores como Maxi Iglesias, Nicolás Coronado y Víctor Palmero.
En esta entrevista realizada en el barco, el humorista se declara amante de las fiestas (algo que ya se intuía) y en contra de los límites del humor, y además da las claves para entender a los manchegos:
¿En la calle te siguen reconociendo como chanante o más bien por La que se avecina?
Me siguen reconociendo de las dos formas. Pero es verdad que desde que salgo en la serie hay un montón de público que antes no me decía nada por la calle y ahora sí.
¿Cómo son las fiestas en Cuenca? ¿Se parecen a las de Desalia? Lo digo por la anécdota que contaste hace poco en El Hormiguero...
Se pueden parecer en el nivel de diversión, pero no en el resto (risas).
¿Qué quieres contar en el corto que estás rodando?
La historia es muy sencilla: son dos amigas a las que les toca el concurso de Desalia y vienen aquí al barco a disfrutar de la experiencia, a pasárselo bien, a ligar y cosas así. Tiene un humor muy estúpido, más o menos como Dos tontos muy tontos, pero en chicas. Me apetecía mucho hacer comedia con chicas, que hagan el payaso, porque las chicas no suelen hacer comedia de este tipo, que fueran un poco cafres, que hicieran lo que normalmente hacen los chicos en las comedias.
Te hemos visto rodando una escena con Maxi Iglesias. ¿Cuál es su papel?
Él hace de guapo, que supongo que es un papel que no sabrá cómo hacer. Maxi es el objeto de deseo de las chicas (en la serie), y además le gusta a las dos.
Para ti, ¿cuáles son los rasgos que definen a los manchegos?
Somos unas personas que podemos parecer secas, pero que en realidad no lo somos. Una vez se nos conoce, se nos conoce bien. Cuesta mucho que nos hagamos amigos de alguien, pero luego nos hacemos amigos de toda la vida. No somos como otros españoles, y no quiero hablar de regiones (risas). Nosotros somos muy nobles y además tenemos un sentido del humor muy particular.
¿Te ves más como actor o como cómico?
Como cómico.
¿Te imaginas algún día haciendo un papel serio?
Bueno... Nunca sabes por dónde va a ir la vida, pero en principio no es algo que me llame la atención.
¿Cómo consigues hacer series, teatro, dar entrevistas y encima sacar tiempo para salir de fiesta? ¿Con cuál de estas cosas te quedarías?
Si pudiese, me quedaría evidentemente con salir de fiesta y no hacer nada, así un poco como Marichalar. Pero últimamente no tengo tiempo para salir tanto de fiesta como antes. Aquí, por ejemplo, no he podido salir de fiesta porque he venido a trabajar.
¿No será que con la edad son peores las resacas?
Eso es una verdad como un templo, pero bueno, no es eso lo que me ha impedido salir en el crucero; es que tengo mucho curro.
Ahora que se habla tanto del tema... ¿crees que hay límites en el humor? ¿Te cortas en algún momento, tienes alguna línea roja?
La verdad es que tengo una opinión particular al respecto. Yo creo que el humor no debería tener límites, porque es ficción. Cuando cuento un chiste es como si te contara una película; mi opinión no va en el chiste, yo no soy como el chiste. Si cuento un chiste de humor negro —que todos hemos contado— no quiere decir que a mí me haga gracia la gente muerta, o que se le caen los brazos, o los leprosos, ni que sea mala persona. Por eso el humor no debería tener límites; tenía que ser más bien cuestión de sentido común. Tienes que saber el sitio en el que estás y con quién cuentas. Al fin y al cabo, el límite lo pone el público y con sentido común se puede saber dónde contar un chiste.