Pablo Iglesias: "Sánchez es un monárquico convencido, yo soy republicano"
El vicepresidente segundo asegura que En Comú Podem mejorará sus resultados, insiste en que no hay una plena normalidad democrática en España y no duda en que habrá un cambio en la Jefatura del Estado: “La República llegará”.
Desde la ventana de su despacho ve la puerta de Velázquez del Museo del Prado. En las estanterías que forran las paredes hay toda clase de libros, desde las obras completas de Pablo Neruda hasta una biografía de Orson Welles pasando por La Grieta, de Carlos Spottorno y Guillermo Abril. Todos ellos mezclados con varias obras de Albert Camus, que miran de reojo a Mi Ibiza privada, de Antonio Escohotado, y a Historia del poder político en España, de José Luis Villacañas Berlanga.
Pablo Iglesias ya es parte de ese poder político: lleva desde hace poco más de un año en su despacho como vicepresidente segundo. Se viven momentos de tensión en la coalición, aunque él dice que el Gobierno del PSOE y de UP está blindado y garantizado “por mucho que les pese a algunos”. Son días de nervios en los partidos por las elecciones catalanas. Trata de apartar el fantasma de los comicios vascos y gallegos y augura que los ‘comunes’ mejorarán sus resultados.
“Si hay que ser cabezones, pues cabezones seremos”, subraya sobre las luchas internas en el Ejecutivo, como la derogación por la reforma laboral. El líder ‘morado’ insiste en sus polémicas palabras de esta semana: “¿Quién me puede decir con honestidad que hay plena normalidad democrática en España? Creo que nadie”.
¿Qué va a pasar el domingo en Cataluña? ¿Va a ser presidente el señor Illa y habrá merecido la pena que dejara el Ministerio de Sanidad?
Nadie sabe lo que va a pasar en las elecciones. Puedo decir lo que deseo: un Gobierno de izquierdas. La condición de posibilidad de un Gobierno de izquierdas es que estén En Comú Podem y Jéssica Albiach. De lo que toca hablar es de las diferentes propuestas, y la más sensata es la que está haciendo Albiach, cuando dice que lo principal es reconstruir la Sanidad catalana, que ha sido muy dañada por las privatizaciones, y aplicar una de las lecciones fundamentales de la pandemia: cuando vienen mal dadas, lo público no se pone de lado. Reforzar lo público es la condición de posibilidad de cualquier avance social y democrático. Intuyo que En Comú Podem va a estar muy fuerte.
La aritmética parlamentaria es complejísima en Cataluña. Los partidos independentistas han firmado un documento en el que dicen que no piensan pactar un Gobierno con el PSC. ¿Entonces qué Ejecutivo va a haber?
Me llama la atención, creo que ERC ha entregado muchísimos votos a En Comú Podem, revelando lo que muchos han interpretado como un complejo de inferioridad hacia los posconvergentes, planteando que ellos van a gobernar con los posconvergentes. De lo que se firma en una campaña a lo que después se hace hay mucha distancia, pero creo que esto revela clarísimamente quién está proponiendo un Gobierno de izquierdas. La única fuerza política que está proponiéndolo es En Comú Podem. Eso lo van a tener en cuenta muchos electores que quizá habían pensado que su opción podría ser el PSC pero que cuando han escuchado al candidato del PSOE decir que no rechazaría los votos de Cs, PP e incluso de Vox dicen que ni hablar. Pero también hay muchos votantes de Esquerra a los que les acaban de decir que van a gobernar con los posconvergentes y dicen “pues para eso voto a En Común Podem”.
Dijo que Illa era el candidato de las élites, ¿lo sigue creyendo? ¿Le echa de menos en el Gobierno?
Creo que dije una obviedad. Cuando uno ve lo que están haciendo los brazos mediáticos del poder… Por desgracia en España hay muy poquitos poderes mediáticos que sean contrapoderes. Por el contrario, en la medida que son propiedades de fondos de inversión y de grandes empresas, son brazos mediáticos del poder. Creo que nadie con honestidad podrá negar cuál es el candidato al que más apoyan los poderes mediáticos. Creo que esta reflexión la compartirá cualquier persona: jamás los poderes económicos y mediáticos han empujado a un candidato que vaya a hacer políticas de izquierdas. Decir esto no puede ofender a nadie, es decir la verdad. Creo que en el Gobierno de España se ve clarísimamente que las medidas de izquierdas que hemos sacado adelante tienen mucho que ver con nuestra presencia y nuestro empuje. A veces, incluso somos muy cabezones para hacer que se cumpla el acuerdo de gobierno que firmamos. Lo sabe todo el mundo. Creo que el candidato del PSOE no se puede ofender porque digamos una cosa que es evidente.
Ha derivado la campaña en las últimas horas en un debate sobre si el señor Illa se ha vacunado irregularmente, cosa que él ha negado. El PP lo va a llevar a la Fiscalía, ERC ha pedido explicaciones. ¿Se ha vacunado algún miembro del Gobierno? ¿Usted?
Evidentemente no. Respecto al navajeo que es habitual en campaña yo quiero tomar distancia. Creo que a la gente no le gusta eso. Que haya costumbre de navajazos en una campaña, pues sí, pero no quiero entrar ahí. Conozco a Illa y Junqueras, he leído esta polémica que han tenido, y creo que es navajeo político. La gente ve con desprecio en su casa a los políticos con ese tipo de acusaciones.
Es la segunda vez que hay elecciones durante la pandemia. En los comicios vascos y gallegos UP sufrió un batacazo. ¿Podría haber una situación parecida en Cataluña? ¿Podría tener esto consecuencias en el peso de las fuerzas en la coalición?
Creo que vamos a mejorar el resultado respecto a las últimas elecciones catalanas.
¿Qué está pasando en la coalición? ¿Está subiendo la temperatura precisamente por las elecciones?
Uno de los elementos de la anormalidad democrática que hay en nuestro país era que no existieran gobiernos de coalición en el Estado, a pesar de que la gente había dejado de votar gobiernos de partido único, y se ha corregido con el nuevo Gobierno de coalición. Hay dos formaciones políticas que pensamos distinto en muchas cosas. Hay una formación política monárquica y muy comprometida en la defensa de la institución monárquica y de los miembros de la casa real pase lo que pase lo que pase y hagan lo que hagan. Nosotros respetamos esa deriva monárquica de nuestro socio del Gobierno, pero somos republicanos. Claro que los ciudadanos van a notar esa diferencia entre los socios.
¿Pensamos lo mismo respecto a lo que habría que hacer en las políticas de vivienda y respecto a los grandes propietarios y los fondos buitres? Pues claro que pensamos diferente. ¿En lo que respecta a las pensiones y si hay que recortarlas o no? Pues no. Respecto a la actualización del salario mínimo, pensamos diferente. Y sobre el alcance del ingreso mínimo vital, pues pensamos distinto. Es lógico que la gente lo sepa. Además, la gente se ha dado cuenta de que precisamente porque hay esos debates hay cosas que ocurren. Si no se hubiera debatido, ¿se hubiera podido acabar con los desahucios sin alternativa habitacional o con los cortes de suministros? La gente lo sabe. Hay gente que me dice “bendito debate” si eso sirve para que este Gobierno haga algunas políticas de izquierdas. Y hay otro elemento sobre el que quiero reflexionar.
¿Cuál?
La cuestión de la lealtad. La lealtad en un Gobierno de coalición es lealtad respecto al acuerdo programático que hizo posible ese Gobierno. Cualquiera que se aparte del acuerdo programático está siendo desleal. Y nosotros vamos a ser más leales que nadie, y lo estamos demostrando. Si discutimos, es porque somos leales al acuerdo que hizo posible el acuerdo de coalición y no vamos a aceptar deslealtades.
¿Hay un riesgo real de ruptura o habrá coalición hasta 2023?
Ningún riesgo porque la coalición no se fundamenta ni en el buen rollo ni en la cordialidad, que existe. La tengo con el presidente. Pero nuestra relación no se fundamenta en que seamos muy amables el uno con el otro, sino en una correlación de fuerzas muy precisa que fue lo que dio origen al Gobierno de coalición. No lo hay porque el PSOE quisiera, evidentemente no quería, pero no le quedó más remedio. Tampoco le quedó más remedio que firmar un acuerdo con nosotros, que a mí me gustaría que llegara más lejos pero que me sirve como mínimo común denominador para definir la lealtad. A partir de ahí, la correlación es muy clara. El Gobierno de coalición está blindado porque además es lo único que puede ofrecer estabilidad a España, cualquier otra alternativa nos llevaría a una situación de inestabilidad que no se puede permitir el país. A partir de ahí, ¿va a haber debate? Mucho. Habrá portadas y tertulias con escándalos, pues claro que sí, pero eso forma parte de cómo son las reglas del juego. Pero claro que está garantizado el Gobierno de coalición por mucho que les pese a algunos.
¿Cómo es su relación con Sánchez?
Siempre hemos tenido una relación cordial, independientemente de que en las relaciones políticas se expresan las diferencias. Pero la relación es correcta y cordial. Comprendo que puede tener cierto morbo periodístico, si se cuentan chistes, se hacen bromas o se llevan bien o mal… Pero eso es lo de menos. La relación no se fundamenta en el buen rollo que tengamos, se fundamenta en una correlación de fuerzas y en un acuerdo de gobierno. Por muy buen rollo que tuviéramos, si no existiera esa correlación, no habría Gobierno de coalición. Eso lo tiene que entender todo el mundo.
Unos exdirigentes del PSOE han sacado un manifiesto en el que piden su cese. No sé si ha podido hablar de este tema con el presidente del Gobierno y si se ha llegado incluso a plantear eso…
Creo que cada uno puede pedir lo que quiera. Pueden pedir que haya un Gobierno de gran coalición entre el PP y el PSOE, cosa que les gustaría a algunos, pero creo que decir ciertas cosas revela más impotencia y desesperación que capacidad de influencia. Esto es bastante evidente. No hace falta que diga yo lo que piensa el presidente del Gobierno de ese manifiesto.
Hay unas palabras suyas en boca de todo el mundo: “No hay una situación de plena normalidad política y democrática en España”. ¿Lo sigue afirmando?
Lo raro sería que alguien afirmara lo contrario. Que alguien lo dijera que en un país en el que el rey emérito está en Emiratos Árabes, en el que el Consejo General del Poder Judicial no se ha renovado desde hace dos años a través de un bloqueo que va contra las normas constitucionales por parte del PP, que tiene que ver con su voluntad de controlar la Sala Segunda por detrás, y puede poner en entrecomillado y citar al señor Cosidó o incluso a García Egea, en un contexto en el que hemos sabido que un magistrado de la Audiencia Nacional (por cierto, fue detenido por conducir borracho y sin casco) es el negociador de Pablo Casado para la renovación del Poder Judicial y era el enlace del PP con Bárcenas…
¿Alguien puede afirmar que hay normalidad democrática en este país ante esas circunstancias? ¿Alguien puede afirmar que no tenemos una democracia mejorable cuando hay raperos y titiriteros que van a prisión mientras algunos corruptos han quedado impunes? ¿Alguien honesto puede afirmar que hay plena normalidad democrática en España cuando sabemos, y se va confirmando cada día, que el principal partido de la oposición se ha financiado ilegalmente prácticamente desde antes de su fundación? ¿Alguien puede afirmar que hay normalidad democrática en este país después de lo que hemos visto en Cataluña en los últimos años? Creo que dije una obviedad, que además debería reconocer cualquiera, independientemente de su ideología, porque describir la realidad no debería generar tantos aspavientos. El hecho de que haya habido reacciones tan agresivas por parte de poderes mediáticos, de la derecha e incluso de nuestros socios de Gobierno, quizá revela que dije una verdad. Algo que no sea verdad rara vez genera por parte de actores tan distintos un enfado tan difícil de simular. Nosotros vamos a seguir diciendo las verdades, aunque duelan y molesten a los que quieren seguir manteniendo una estructura de privilegios en este país. Cuando decimos que tenemos una democracia que sería necesario mejorar, estamos diciendo la verdad.
Los que dicen “tenemos la mejor democracia posible”, en realidad aparecen como los defensores de las mayores amenazas a nuestra democracia. Sé que diciendo esto voy a seguir teniendo editoriales muy agresivos, va a haber líderes de opinión de empresas privadas que sigan diciendo barbaridades sobre nosotros, pero creo que somos la mejor prueba de que estamos diciendo la verdad. De verdad, no sé cómo alguien honestamente podría defender que la situación de nuestro país es de plena normalidad democrática, a la vista de lo que vamos viendo. Quien está hablando es alguien que ha sido víctima de la acción de un aparato parapolicial y mediático destinado a construir pruebas falsas y noticias falsas. ¿Quién me puede decir con honestidad que hay plena normalidad democrática en España? Creo que nadie.
Ahora están gobernando, tiene el Ministerio del Interior su socio del PSOE. ¿Se puede decir que ya han acabado las cloacas del Estado?
Ojalá, ojalá. Pero del mismo modo que estar en el Gobierno no es tener el poder, tampoco es estar o controlar el poder del Estado, que es mucho más que el Gobierno. Incluso el poder es mucho más que el Estado. Muchas veces he dicho, y se ha generado cierto escándalo, que los propietarios de los grandes poderes mediáticos tienen más poder que cualquier diputado o ministro. Eso es un déficit democrático porque los que estamos en el Congreso, gustemos más o menos, estamos ahí porque nos ha votado la gente. Nadie ha votado al banco que es propietario de un gran grupo de comunicación y que tiene mucho más poder que cualquier ministro. Claro, decir esto pues lógicamente a ese señor le va a molestar y le va a decir a los líderes de opinión, a los que les paga el sueldo cada mes, “oye al de la coleta me lo tienes que reventar, ¿qué se han creído, van a decirnos la verdad de lo que somos?”. Bueno, pues para eso nació Podemos y el hecho de que seamos objeto de los ataques es la prueba de que no hemos cambiado en el Gobierno, que seguimos diciendo las mismas cosas. Desde el Ejecutivo cambiamos algunas cosas y la mejor prueba es que se ataca más al socio minoritario que al mayoritario. Es algo muy paradójico. La gente pensará que si el PSOE tiene 120 diputados, cómo es posible que al que tenga 35 le ataquen mucho más. Pues, hombre, a lo mejor quien molesta al poder es el que molesta al poder.
Hay fricciones dentro del Gobierno por la futura ley trans. ¿Hay una fecha para su aprobación? ¿Cuáles son las líneas rojas que UP no va a cruzar? ¿Qué le parece que esté todavía en una lista de Sanidad la transexualidad entre las enfermedades? ¿Qué es ser mujer?
Respecto a lo primero, es una cuestión de decencia. Las personas trans en este país han sufrido como nadie. No hay derecho a que se les diga que eso es una suerte de elección porque nadie elige sufrir, nadie elige que le humillen ni que se rían de él o de ella, ni que le maltraten. En segundo lugar, ni líneas rojas ni líneas blancas. El acuerdo de gobierno que firmamos Sánchez y yo habla de una ley trans. No podemos consentir deslealtades al acuerdo de gobierno. En siguiente término, coherencia. ¿Cómo es posible que el PSOE en 2017 defendiera palabra por palabra lo que dice ahora la ley trans y de repente diga que no? Coherencia, coherencia. Es lo mínimo. Yo no soy quién para imponerle una definición a nadie.
Otra de las fricciones es la casa real. ¿Habrá una ley de reforma de la corona? ¿Está en el debate?
Es evidente que la institución monárquica está a debate. Si no lo estuviera, no me haría esa pregunta. Claro que hay un debate en nuestro país y el futuro de la monarquía no va a depender del colegio en el que estudie la princesa Leonor, sino de la voluntad popular de los ciudadanos españoles. Creo que la monarquía en el pasado cumplió una función en el contexto de la Transición. En aquel contexto es lógico que mucha gente dijera que si este es el precio para que tengamos libertades, pues lo pagamos. ¿En el año 2021 los términos son los mismos? Mi opinión es que no, cada vez hay más ciudadanos en España que quieren un futuro más moderno y de valores republicanos que se identifiquen con los servicios sociales y públicos, gente que no entiende el privilegio y las cosas que pasan como el emérito en Abu Dhabi o cómo está la educación pública en España y los privilegios de los que siguen disfrutando algunos con dinero que pagan todos los ciudadanos. Creo que la República llegará. Algunos dicen que eso es imposible. Ya, claro, también era imposible que nosotros entráramos en el Gobierno o que yo fuera vicepresidente.
Ha dicho que la República llegará. ¿Da alguna fecha?
No soy futurólogo, ni yo ni nadie. Desconfíe de alguien que le ponga fecha a acontecimientos de futuro. Pero creo que el avance de esas ideas es innegable. Y la mejor prueba de eso es la agresividad de los que defienden los privilegios y el pasado. Es un medidor muy claro que los mayores defensores de la monarquía en España sean la ultraderecha y la derecha, es muy revelador del futuro que le espera. Yo respeto que Pedro Sánchez sea monárquico, respeto que el socio de Gobierno esté defendiendo a la monarquía, incluso yendo mucho más allá de lo que piensan sus militantes y sus votantes. Máximo respeto, pero nosotros somos republicanos.
Hablaba del colegio de la princesa de Asturias, ¿le parece bien que la futura reina de España vaya a estudiar al extranjero dos años?
Como le decía, el futuro de la monarquía en España no va a depender del colegio en el que estudie la princesa, sino de la voluntad popular. Sobre la otra cuestión, no tengo nada que decir.
¿Están ustedes detrás del polémico rótulo de TVE? ¿Qué le parece la decisión de cesar a los responsables?
Creo que en la televisión pública hemos visto cosas muy feas. Llama la atención que cuando se produce este rótulo que todos vimos salga la administradora general a despedir a dos trabajadores. Creo que mucha gente interpretará esto como un abuso. UP va a solicitar en el Congreso que comparezca esta señora para explicar si recibió una llamada de Zarzuela o presiones. Una reflexión: los defensores del rey emérito decían que ese viaje era completamente normal, que no era una huida, sino una estancia. ¿Entonces por qué se han ofendido tanto por la comparación? ¿Acaso no era verdad que era simplemente una estancia? ¿Acaso no se han ofendido porque lo del rey emérito es algo diferente a una estancia? Dejo esa reflexión y que los lectores saquen sus propias conclusiones.
¿Sabe si va a volver el rey Juan Carlos a España?
Creo que eso… Iba a decir que no lo sabe nadie… No sé quién lo sabe, yo no.
Tuvo un enfado con Sánchez cuando se marchó el rey Juan Carlos. ¿Ha cambiado esa relación sobre la casa real? ¿Le informa?
A nosotros no se nos informó sobre esa decisión. Lógicamente eso no nos gustó. Entiendo que en una relación de Gobierno tiene que haber una lealtad hacia ciertas cosas. Eso ya pasó. La clave fundamental aquí es que somos dos partidos que gobernamos con una visión de los privilegios monárquicos muy diferente. Sánchez es un monárquico convencido, yo soy republicano. Pues claro que cuando hablamos de eso no estamos de acuerdo.
La Fiscalía tiene abiertas tres líneas de investigación sobre el rey emérito. ¿Cree que Juan Carlos I acabará sentado en el banquillo de los acusados?
Lo desconozco. Lo que me preocupa como vicepresidente y líder de mi formación política es que la gente en España tenga la sensación de que la Justicia no es igual para todos. Si la gente tiene esa sensación, tenemos un problema en términos de normalidad democrática.
Estos días ha arrancado en la Audiencia Nacional el juicio por la caja B del PP. Está sentado Luis Bárcenas, y en una carta a la Fiscalía ha dicho que va a tirar de la manta. ¿Qué le parece ver al principal partido de la oposición en un juicio como este en el que el extesorero está diciendo que el expresidente Rajoy trituró los papeles de la contabilidad en B? ¿Se cree a Bárcenas?
Por desgracia, una de las pruebas de que no hay una situación de normalidad democrática en España es que se haya hecho normal que el PP se siente en el banquillo de los acusados, tenga decenas de exdirigentes que han pasado por la cárcel y que sea una evidencia a todas luces que se trataba de una estructura dedicada a la delincuencia. Hay un elemento definitivo y que es también de anormalidad en términos democráticos. Hemos sabido que Enrique López era el enlace de la dirección del PP con Bárcenas para ofrecerle que su mujer no entrara en prisión a cambio de su silencio cuando en términos jurídicos era completamente inverosímil. Cómo tenía que ser el nivel de arrogancia del PP para que dijera controlo el Poder Judicial hasta el punto de poder negociar con nuestro extesorereo con su silencio a cambio de que su mujer, independientemente de la condena, no entre en prisión. ¿Alguien puede afirmar que eso es normalidad democrática? Creo que el PP en sí mismo es una de las claves que explican que por desgracia nuestra democracia tiene mucho que mejorar.
El principal rival en la derecha del PP es Vox, que va hacia arriba en las encuestas en Cataluña. Esta comunidad va a dejar de ser un oasis en el que no había ultraderecha y el partido entrará en el Parlament. ¿Qué le parece? Y una reflexión: ustedes están en el Gobierno y el partido de Abascal aparece con fuerza en los sondeos, ¿tienen alguna culpa también?
Es grave en términos de normalidad democrática que haya una fuerza política con tantos votos que reivindique abiertamente los gobiernos de la dictadura. Creo que digo la verdad si afirmo que la clave para entender el surgimiento de Vox tiene que ver con que el PP y Cs adoptaran un discurso de extrema derecha que favoreció que apareciera la extrema derecha original. Nadie tiene la bola de cristal, pero me voy a arriesgar y a hacer un augurio: es posible que no sólo supere al PP en Cataluña, podría llegar a superar a Cs también. Esto es una tragedia para la democracia española. Esto revela algo que le dije con muchísima suavidad y cortesía a Casado: habéis creado un monstruo que ahora os está devorando. Casado hizo un discurso canovista y de derecha europea en la moción de censura de Vox, fue aplaudido por todos los poderes mediáticos, pero el problema es que ese discurso llegaba demasiado tarde. Cómo se va a apartar Pablo Casado de la ultraderecha si depende de ella para gobernar en el Ayuntamiento de Madrid, en la Comunidad de Madrid, en Andalucía… No puede.
Hay un proceso de vampirización, ellos crearon a Vox con un discurso extremadamente agresivo y ultra y ahora les está ganando la batalla cultural. Cada vez que ellos colocan a figuras políticas que imitan a Vox, nadie se ofenderá si digo que la señora Álvarez de Toledo era la manera de tener a alguien más agresivo que Vox, eso termina favoreciendo a Vox también. Es muy peligroso para una democracia en Europa que haya un partido que reivindique abiertamente la dictadura franquista, que se alió con Hitler y Mussolini. Imagínese lo que representa en términos europeos. Eso genera un posición un tanto pueril a quien dice plena normalidad democrática, en el ránking estamos de maravilla, soy español a qué quieres que te gane… Un poco de seriedad, de rigurosidad histórica. Eso creo que es algo que nos tendría que preocupar a todos los demócratas. Y una última reflexión...
¿Cuál?
Creo que la normalización de los discursos de ultraderecha y de los poderes mediáticos ha sido la condición de posibilidad de éxito de Vox. Estamos viendo periodistas, permítame las comillas, imputados recorrer buena parte de las tertulias de las televisiones privadas. ¿Eso no ha favorecido, puestos a buscar culpabilidades, la emergencia del éxito de Vox? ¿No le parece un poco extraño que se nos eche a nosotros la culpa de eso? Entiendo que vale todo, es como decir “se ha cortado el agua caliente, la culpa es del coletas”. Ya sabemos cómo funcionan las cosas. Pero cuando vemos las cosas con rigurosidad y pensamos en la emergencia de la extrema derecha, ¿no habrá sido definitivo que esas figuras, como Eduardo Inda, ahora imputado junto a los policías de la cloaca, recorran todas las tertulias de los medios privados, incluso de canales supuestamente de izquierdas? ¿No habrá tenido ninguna influencia eso en el éxito electoral de Vox? Sé que por decir esto la que me va a caer, pero voy a seguir diciendo la verdad.
¿Condena los ataques a Vox en los actos en Cataluña?
Soy muy claro con dos reflexiones. La primera, inequívoca: cualquiera que comete un ilícito administrativo, civil o penal, y tirar una piedra a alguien con la intención de que le dé en la cabeza seguramente es un ilícito, sabe que va a tener en frente a la Policía, a los Mossos en este caso y a la acción de la Justicia. Está claro. Ahora permítame otra reflexión. Entiendo que haya mucha gente en Cataluña antifascista que esté sanamente y democráticamente indignada ante la normalización de la ultraderecha. Pero creo que el antifascismo tiene que ser también inteligente a la hora de definir sus maneras de intervención. Creo que no miento si digo que Vox está cómodo con las situaciones que se han creado, que contribuyen a darle un cierto protagonismo y a que el relato que han querido escribir de lo que ocurre en la campaña se produzca. Cuando decían “poco han pegado a los del 1-O, vamos a ir a por vosotros”, creo que lo que estaban buscando es un tipo de reacción como la que hemos visto. Creo que el antifascismo tiene que ser inteligente y no dar nunca al adversario lo que está pidiendo que le dé. Creo que estoy diciendo mucho con esto.
La consejería que dirige Enrique López está muy cerca de esta Vicepresidencia, también el despacho de Isabel Díaz Ayuso. ¿Le siguen doliendo aquellas críticas que le hizo la Comunidad de Madrid culpándole de lo que pasó en las residencias y de las muertes?
Si a mí me dolieran las cosas que me han dicho, no habría analgésicos en una farmacia. Pero no hablemos de los sentimientos de cada uno, sino de los hechos comprobados. Y son que la Comunidad de Madrid, en el ejercicio de sus competencias, envió varios correos electrónicos a las residencias diciéndoles que les prohibía el traslado de ancianos a los centros sanitarios. Esto no es una opinión, son hechos comprobados, que la Comunidad negó. A partir de eso, que cada ciudadano saque sus propias conclusiones sobre ética y decencia, no voy a entrar.
Los datos que tenemos estos días por coronavirus son muy dramáticos. ¿Nos hemos insensibilizado ante esos números?
Creo que nadie puede decir algo así cuando hay personas que siguen perdiendo a los suyos en situaciones espantosas. Sabe que soy en general partidario de tomar todas las medidas estrictas que haya que tomar y lo hemos defendido siempre dentro del Gobierno, y creo que se ha notado. Pero en general no comparto los planteamientos que pretenden culpabilizar a la gente, decir que la gente se ha relajado y no le duelen las muertes. No creo que las cosas sean así. Es durísimo lo que estamos viviendo.
Nadie esperaba que fuera tan dura esta tercera ola. ¿Por qué no ha habido un confinamiento como el de marzo?
En esta cuestión creo que es fundamental dejar las diferencias políticas a un lado y asumir que gobernar es obedecer a las autoridades sanitarias y a los especialistas. En la gestión de una pandemia es fundamental que el Ministerio de Sanidad y las consejerías se entiendan. Creo que aquí polemizar es enormemente irresponsable. Estamos en una situación de cierta esperanza porque ha comenzado la vacunación y el ritmo, en relación a las dosis que van llegando, es alto, pero en esto no quiero polemizar. Es fundamental que todas las administraciones competentes trabajen a una porque se trata de salvar vidas.
Les acusan de haberse puesto detrás con la excusa de la cogobernanza precisamente.
Creo que el presidente del Gobierno en algunos momentos se estaba reuniendo más con los presidentes autonómicos que con el Consejo de Ministros. Además, hubo una época en la que si el Gobierno apostaba por el estado de alarma, algunos dirigentes autonómicos decían “devuélvame mis competencias”, y cuando se hacía decían “quíteme las competencias y ocúpese usted”. Creo que el Gobierno ha actuado con responsabilidad. En un tema de salud pública, la polémica hay que dejarla de lado, a pesar de que por desgracia tenemos una derecha en España que entendió que la pandemia era ante todo una oportunidad para cercar el Gobierno.
Citando a Madrid, ¿va a ser Monedero candidato en las próximas elecciones autonómicas o locales?
Eso lo decidirán los inscritos, pero ya le digo que me consta que Juan Carlos quiere hacer otra cosa distinta. Nunca ha querido ocupar cargos públicos, eso es lo que le da la libertad de decir lo que le da la gana, de ser un Pepito Grillo la mar de útil. De vez en cuando a nosotros mismos nos dice esto lo podríamos hacer mejor. Lo conozco lo suficiente para saber que no va a renunciar a esa ventaja de ser un Pepito Grillo para ocupar un cargo público que jamás le ha interesado lo más mínimo.
¿No puede favorecer también el crecimiento de Vox que no se cumplan algunas medidas prometidas como derogar la reforma laboral?
Derogar la reforma laboral es un acuerdo entre el presidente del Gobierno y yo, que está firmado en un papel, y los acuerdos están para cumplirse. Si no, la gente nos podría tachar de mentirosos. Sé que por desgracia el PSOE tiene esa fama de decir una cosa y luego no cumplirla, pero es que en el Gobierno de coalición estamos nosotros y nadie podrá dudar del compromiso de la ministra de Trabajo, que está desmantelando la reforma laboral paso por paso. Además, con diálogo social, demostrando que se pueden hacer las cosas hablando con todo el mundo. Pacta sunt servanda, pusimos nuestra firma en ese documento. A lo mejor hay otros que están acostumbrados a faltar a su palabra, nosotros no. Si hay que ser cabezones, pues cabezones seremos.
El Supremo decidió no imputarle, archivar la causa abierta contra usted y mandó el asunto otra vez al juez García-Castellón. ¿Está más aliviado? ¿Cree que otra vez el magistrado va a imputarlo?
Creo que es evidente lo que ocurrió. Si repasa lo que dije desde el principio, señalé que es evidente lo que va a decir el Supremo. Pero esto no tenía nada que ver con que algunos pensaran que a mí me podían imputar, era evidente que no era posible. Se trataba de generar un escándalo mediático. ¿Cuántas horas de tertulias? ¿Cuántos telediarios hablaron de esto? Y después llega el auto de archivo y qué espacio ocupó en las portadas de los periódicos y en las tertulias. Ese era el objetivo, el auto es demoledor. Pero qué va a seguir ocurriendo, que van a tratar de seguir creando todo el escándalo posible. Cuando este se termine de archivar, llegará otro, y luego llegará otro. Da igual que no tenga ningún tipo de recorrido judicial, esto no tiene nada que ver con la Justicia y el Derecho, tiene que ver con fabricar escándalos…
¿Ahí enmarca los escándalos de la supuesta niñera?
Fíjese, si entrara a discutir de una acusación falsa, estaría haciendo lo que nuestros adversarios quieren. Nos acusan de un delito gravísimo, que ni siquiera van a judicializar. ¿Tenemos que poner a defendernos cada vez que dicen una barbaridad sobre nosotros? Que vayan a los tribunales, pero ni siquiera van a ir. Es una manera de generar un escándalo y hacer que usted me pregunte por esto. Como comprenderán, no voy a entrar en ese juego. Ya le advierto de que seguirán diciendo cosas terribles sobre nosotros, y no importa el nivel de inmundicia que sea, son las reglas del juego sobre nosotros. Crear un escándalo y después los profesionales de los medios preguntan para hacer que nosotros hablemos de eso. Luego será archivado y de eso ya no se pregunta. Es el modus operandi.
En este año, ¿cuál ha sido el momento más duro y cuál en el que se sintió más satisfecho por estar ejerciendo la Vicepresidencia?
Tendría que pensarlo mucho, no sabría qué decirle.
¿Sigue manteniendo aquellas declaraciones en las que comparaba a Puigdemont con los exiliados republicanos que causó mucho malestar con el PSOE?
Sí.
Dijo que el próximo liderazgo de su partido recaería en una mujer. ¿Sabe el nombre? ¿Se ha puesto fecha de caducidad para una posible marcha del liderazgo de UP?
Tenemos una tarea ahora y no tiene sentido pensar en el futuro. Cuando llegue el momento de tomar decisiones, las tomaremos, las tomarán lógicamente los inscritos. Ahora somos un equipo y tenemos que seguir partido a partido cumpliendo con nuestros compromisos. Estoy convencido de que el liderazgo en la izquierda será femenino. Es una convicción personal, tendrán que decidir las bases y cada cosa en su momento.