María Neira: “Al margen de todo el debate político, la crisis climática es una cuestión de salud”
Entrevista a la directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS: "España ha hecho un esfuerzo muy importante en pandemia, pero no es momento de cantar victoria".
Para María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el pasado martes fue “un día importante”. Esa jornada, la Cumbre del Clima de Glasgow se centró en la salud, y desde allí intervino Neira, poco después de atender a El HuffPost vía telefónica para esta entrevista.
Si hasta ahora los medios la requerían principalmente para hablar de coronavirus, Neira quiere ir ampliando el foco. No porque la pandemia sea cosa del pasado —“no es momento de cantar victoria todavía”, dice—, sino porque la crisis climática es la otra cara de la moneda en salud pública, y hasta ahora esta ha sido tratada como “la hermana pequeña”. Desde la COP 26, Neira pide más concienciación a la población y más compromiso a los políticos. Toda ambición es poca cuando se estima que un cuarto de las muertes que hay en el mundo pueden atribuirse a factores ambientales.
Ahora que parece que hemos superado lo peor del coronavirus, ¿es hora de fijarnos de lleno en la ‘pandemia’ de la crisis climática?
No es una cuestión compartimentada. Ambas crisis tienen relación. La crisis del cambio climático es algo que toca las bases en las que se sustenta la salud. Si atacamos las causas del cambio climático, vamos a reducir nuestra vulnerabilidad frente a otras posibles pandemias o brotes infecciosos.
Esta semana dijo que “el 25% de la mortalidad humana se atribuye a factores ambientales”. ¿Diría que la gente, y los gobiernos, son conscientes de esto? ¿Cuáles son esos factores ambientales y qué habría que hacer para evitar estas muertes?
Efectivamente, creo que falta mucha concienciación sobre el hecho de que los factores de riesgo ambientales representan ese 25% de la morbimortalidad, es decir, de qué nos enfermamos y de qué morimos. ¿Cuáles son esos factores ambientales? La falta de acceso a agua potable, saneamiento, que son responsables de muchas enfermedades diarreicas y epidemias que matan a mucha gente todos los años, pero también la exposición a sustancias químicas —pesticidas, fertilizantes, basura electrónica—, y luego, la contaminación del aire, uno de los más importantes.
Todo esto está exacerbado y agravado por el calentamiento global. Tenemos mucho por delante. Sería bueno que esa conexión entre medio ambiente y salud se estableciera lo antes posible, que los ciudadanos lo entendieran, y que entre todos lo atacáramos. Nuestra salud mejoraría de forma muy importante. Sería una estrategia de prevención primaria: atacar las cosas donde se producen, ir al inicio, donde empieza todo.
¿Qué balance hace de la Cumbre del Clima de Glasgow? ¿Están siendo los países lo suficientemente ambiciosos?
Cuando se trata de salud pública, la ambición siempre nos parece poca. Si no se reducen las emisiones de una forma decidida, vamos a seguir teniendo este problema de contaminación del aire, que representa cada año 7 millones de muertos. Queremos ver mucha más ambición y mucha más rapidez en la ejecución de estas medidas.
Desde fuera, mucha gente critica cierta hipocresía en este tipo de cumbres, porque además se hacen muchas promesas pero luego vemos pocos resultados. ¿Qué opina de esto?
Los primeros días, parecía una especie de concurso de frases altisonantes, para ver quién tenía el mejor titular. Dicho esto, una cosa es un activista o una ONG y otra cosa son nuestros gobernantes. Ellos tienen que dar el titular sobre lo negativo del cambio climático, pero también añadir: ‘Y por esta razón, vamos a hacer esto, esto y esto’. No pueden simplemente denunciar la situación como si fuesen activistas ambientalistas. Tienen que tomar las medidas adaptadas a la gravedad de ese problema. Ahí es donde confiamos que se alcancen acuerdos más allá de esos anuncios y esas buenas intenciones expresadas.
Afirma que “desligar la salud humana de la animal y la ambiental es un error” y, sin embargo, parece que todavía nos cuesta ver esto. O cuando surge una campaña para comer menos carne, por ejemplo, se banaliza y ridiculiza. ¿Cree que la sociedad española va algo atrasada, en este sentido?
Efectivamente, la salud ambiental siempre ha sido la hermana pequeña del programa de salud pública. Ahora cada vez se utiliza más el concepto de ‘una salud’ (one health): salud animal, salud ambiental, salud humana. Es tan obvia esa relación, tan intrínseca, tan inseparable. Está claro que si tú deforestas una zona, habrá unos cambios ecológicos importantísimos que van a tener repercusión en las especies animales que viven ahí, y en las plantas, que tienen relación con el humano… en fin, va a haber un cambio de ecosistema que, lo queramos o no, va a tener un impacto sobre nuestra salud. Nuestra salud depende 100% de los ecosistemas. De ahí sacamos la comida, el agua y el aire que respiramos. Estamos atacando lo que nos da de comer.
Por otro lado, es cierto que, de algún modo, se ha politizado la cuestión ambiental. A veces, las discusiones sobre cambio climático parecían o de derechas o de izquierdas, pero el tema está muy por encima de esto. Es una cuestión política, pero con la ‘P’ muy grande, de ‘polis’, de ocuparse de la población, del bienestar y de la salud de la misma. Esto también tiene mucho que ver con el desarrollo económico, y creo que por ahí también hay mucho que explicar. Hay que trasladar todo esto a la opinión pública para que lo entienda como es, sin ningún tipo de politización.
Con el panorama actual, ¿cómo vislumbra el futuro? ¿Qué planeta estamos dejando a las nuevas generaciones?
Creo que un indicador muy importante de lo que nos dejamos atrás ya no es la cuestión de cuántos grados centígrados va a subir la temperatura, cuánto va a subir el nivel del mar, cómo están muriendo los glaciares, cuánta sequía hay… aparte de todo esto, que la gente ya ha oído mucho pero que ve como algo lejano, lo que está claro es que les estamos dejando una salud en mal estado.
No sólo estamos dejando mal el planeta; estamos dejando muy mal nuestros pulmones. Si durante años estás expuesto a la contaminación del aire, es evidente que si coges un virus o un agente infeccioso, te va a encontrar muy vulnerable. Además de visualizar esa imagen de qué planeta destruido dejamos, y cuántos millones de toneladas de plástico tiramos a los océanos, sería bueno ver en qué estado dejamos nuestros pulmones y nuestro sistema cardiovascular. A lo mejor, eso nos da un acercamiento importante a la situación para que la gente entienda que esto es una cuestión de salud. Independientemente de todos los debates políticos, esto es una cuestión de salud.
Siguiendo con el tema salud. Europa vuelve a ser epicentro de la pandemia de covid. ¿Qué valoración hace de esto, en general, y de la situación de España, en particular?
La valoración está muy clara. Ahora, los hechos ya se presentan solos. En aquellos países que tienen un nivel más alto de vacunación, la incidencia y los casos severos son menores. Es nuestra barrera, nuestra protección. En aquellos países en los que tenemos la suerte de ser vacunados, es casi irresponsable no vacunarse. Es tan obvia ahora la causa-efecto. Por mi parte, tengo también que seguir insistiendo en lo importante que es la solidaridad para que lleguemos por lo menos a final de año con el 40% de la población mundial vacunada. Eso también hay que pelearlo.
La OMS felicitó esta semana a España por su gestión de la pandemia y por la vacunación. ¿Qué hemos hecho bien? ¿Cree que quizás ahora nos estamos relajando demasiado?
Creo que ahora mismo hay que concentrarse en seguir con la vigilancia epidemiológica, sigue siendo muy importante mantener la ventilación de los espacios cerrados y, obviamente, seguir avanzando en la vacunación, siempre con un ojo puesto en cómo están evolucionando las cosas. El esfuerzo que ha hecho la población española, como muchos alrededor del mundo, es muy importante, pero no es momento de cantar victoria todavía, aunque esperemos que ojalá algún día llegue y sea pronto.
Se hizo mucho hincapié en la vacunación, y en ese sentido el caso español es de éxito, pero a lo mejor no entendimos del todo bien que alcanzar el 90% de población diana de un país no era suficiente para acabar con la pandemia.
Sí. Por eso la OMS insiste siempre en la importancia de entender que los países estamos muy interconectados. Cada vez se abren más vuelos, más conexiones, los aviones van llenísimos, la gente quiere viajar. Esto demuestra, una vez más, que el mundo es muy pequeño, y si así lo queremos realmente, tenemos que tener un nivel de conexión en la protección, más allá de nuestras fronteras.