Enric Millo: "¡Claro que se logró frenar el 1-O!"
Entrevista al delegado del Gobierno en Cataluña durante el 1-O: "Me arrepiento de no haber conseguido cerrar los colegios electorales del referéndum ilegal el viernes 29"
En su foto en Instagram sale sonriente, con chaqueta celeste posando bajo la atenta mirada de una iluminada Giralda. Enric Millo ha encontrado refugio en el sur, donde ejerce como secretario general de Acción Exterior de la Junta de Andalucía. Lo fichó su amigo, también ‘sorayista’, Juanma Moreno.
No tiene nada que ver con la expresión dura y preocupada que tenía hace tres años durante el 1-O. Era entonces el delegado del Gobierno central en Cataluña, en la época más convulsa que acabó con un referéndum ilegal, una declaración unilateral de independencia y la posterior aplicación del 155. Días de vértigo, dolorosos, que todos guardan en su memoria.
Lo primero que se le viene a la cabeza cuando se le menta aquella jornada es la imagen de los colegios llenos de gente a pesar de que los Mossos tenían el mandato judicial de que estuvieran cerrados. Se arrepiente, confiesa, de no haberlos clausurado desde el viernes cuando sus puertas se abrieron supuestamente para actividades extraescolares. Pero insiste: ”¡Claro que se logró frenar! Afirmar lo contrario no responde a la verdad”. “Todo el procés fracasó y el 1-O también”, insiste Millo, que ha volcado estas vivencias en el libro El derecho a saber la verdad. No se arrepiente de haber dicho que sí a aquel encargo y defiende que las cargas policiales se hicieron con arreglo a un mandato judicial.
Cuando echa la vista atrás y piensa en el 1-O, ¿qué imágenes le vienen a
la cabeza? ¿Qué sensaciones recuerda?
Las primeras imágenes que me vienen a la cabeza son las de los colegios
llenos de gente a primera hora de la mañana dispuestos a participar en el
referéndum ilegal. La policía autonómica se había comprometido a
mantener todos los colegios cerrados desde las 6 de la madrugada, pero
asistieron con actitud pasiva a la utilización de los colegios, muchos de ellos
ocupados ya durante todo el fin de semana con supuestas actividades extraescolares, como sedes electorales ilegales.
La segunda imagen retenida es la de centenares de personas ocupando las
entradas de los colegios con el fin de impedir la actuación de la policía
judicial que, bajo mandato directo de la juez del Tribunal Superior de
Justicia de Cataluña, intentaba entrar para incautar el material electoral. El
objetivo de los operativos no eran las personas, sino el material electoral,
pero se encontraron con autenticas barreras humanas que intentaban impedir
su actuación. El uso de la fuerza en algunos de ellos para poder entrar, o
para poder salir, nos dejó imágenes que fueron utilizadas intencionadamente
para criticar la actuación policial y acusar injustamente al Estado de
violento y represor.
Pero la peor imagen para mí, la mas terrible y perversa, es la del entonces
presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, apareciendo en rueda de
prensa a media mañana del 1-O, tras haberle pedido yo públicamente que
suspendiera la convocatoria del referéndum ilegal para evitar aquella inútil y
estéril confrontación. Hizo un irresponsable llamamiento a la
población para que se dirigiera de nuevo a los colegios electorales. No para
votar, sino para “defender los colegios” y “defender las urnas”, que
supuestamente estaban siendo “atacadas” por el Estado violento represor.
Ese llamamiento era una clara invitación a enfrentarse con los cuerpos de
seguridad que no tenían otro objetivo que el de cumplir con el mandato
judicial que habían recibido del TSJC y, por lo tanto, tenía como finalidad
obtener imágenes de confrontación violenta para ser políticamente utilizadas
con posterioridad.
¿Se arrepiente de algo de su actuación durante el 1-O?
El 1-O es tan solo un eslabón de todo un proceso premeditado de
confrontación contra el Estado de Derecho y la Constitución. Mi actuación
durante todo el proceso tenía una finalidad clara, que era hacer todo lo
posible para evitar esa colisión que se había planificado premeditadamente
desde el Govern de la Generalitat y que lamentablemente no se pudo evitar.
Me arrepiento de no haber conseguido cerrar los colegios electorales del
referéndum ilegal el viernes 29 de septiembre al finalizar las actividades
escolares. Tras la reunión de la Junta de Seguridad de Cataluña que tuvo
lugar el jueves 28 de septiembre, quedó muy claro que Puigdemont no iba a
retroceder desconvocando el referéndum ilegal, tal y como yo mismo le solicité, invitándole a reconvertirlo en una gran manifestación reivindicativa
pacífica, sino que ejecutaría su ataque frontal contra la democracia y el
Estado de derecho el 1-O.
Por lo tanto, sólo había una manera de evitar la colisión y el choque civil contra los cuerpos y fuerzas de seguridad, que era el cierre y custodia de los colegios durante todo el fin de semana. Hubiera sido radicalmente diferente la imagen de personas intentando asaltar los colegios custodiados por la policía judicial que la de los agentes intentando abrirse camino entre la multitud para entrar en los colegios ya previamente ocupados para incautar el material electoral ilegal.
¿Quién ordenó las cargas policiales?
Los operativos policiales actuaron siempre bajo el mando coordinado de los
tres cuerpos actuantes (Guardia Civil , Policía Nacional y Mossos) con
criterios profesionales adaptados a cada situación y circunstancia bajo
mandato judicial.
¿Por qué no se logró frenar el 1-O?
¡Claro que se logró frenar! Afirmar lo contrario no responde a la verdad.
El 1-O no disponía de ninguna legitimidad jurídica porque había sido
prohibido por la autoridad judicial y carecía de todos los requisitos legales
para llevarse a cabo porque había sido desarticulado por la actuación
conjunta del Gobierno, el poder judicial y los cuerpos y fuerzas de seguridad. Pero, como ya he explicado anteriormente , se diseñó e impulsó premeditadamente la puesta en escena del 1-O desde el propio Govern de la Generalitat ante la pasividad de los altos mandos de la policía autonómica para convertirlo en un símbolo de lucha contra el Estado. Todo el procés fracasó y el 1-O también.
Engancharse a unas imágenes muy concretas de actuación de la policía
judicial, en cumplimiento de su obligación y en un contexto muy
complejo como las ha habido también en muchas otras ocasiones con
imágenes similares por parte de los propios cuerpos antidisturbios de los
Mossos de Escuadra cuando ha sido necesario en Cataluña, para pretender
demostrar que ese día fue un éxito del independentismo es una falacia. Yo
desde luego no voy a comprar nunca ese falso relato.
¿Cómo eran sus contactos con la Generalitat? ¿Quiénes eran sus
interlocutores?
Mis contactos con la Generalitat eran abundantes y fluidos durante la primera etapa de mi mandato, desde noviembre de 2016 hasta julio de 2017. Mantuve muchos contactos, reuniones de todo tipo, públicas y privadas , con muchos de los líderes del procés, tanto políticos como de las organizaciones de la sociedad civil, con los que tenia una relación cordial y en algunos casos de amistad y respeto mutuo desde mucho tiempo atrás.
El atentado yihadista de agosto en Barcelona marcó un punto de inflexión
y a partir de septiembre, tras el ataque a la democracia que protagonizaron
los grupos políticos independentistas en el Parlament de Cataluña con la
aprobación de la ley del Referéndum ilegal y la ley de transitoriedad
jurídica Inconstitucional, todo cambió. Los contactos no se rompieron nunca, hasta el último minuto previo a la aplicación del articulo 155 de la
Constitución hubo. Nunca cerré una puerta ni rompí un puente para
poder hablar, hasta que todos ellos fueron definitivamente dinamitados por
los líderes del procés.
¿Considera que la actuación del Gobierno de Rajoy durante el procés
fue el germen del crecimiento de Vox?
No.
¿Se arrepiente de haber dicho que sí en su día a ser delegado del
No. Era mi deber aceptar el encargo y, sin duda, lo volvería a asumir si se
me planteara de nuevo. No se me ocurre mayor honor que dedicar todo mi
esfuerzo político y profesional a defender la democracia, el Estado de
Derecho y la libertad. Eso es lo que hice y, sin duda, lo volvería a hacer.
¿Por qué no lograron convencer finalmente a Puigdemont de que
convocara elecciones?
Ese no era nuestro objetivo. Fue el propio Puigdemont quien anunció que iba a convocar elecciones cuando el procedimiento de aplicación del articulo 155 de la Constitución ya estaba activado tras la declaración de independencia del día 10 de Octubre. No sabíamos si Puigdemont estaba planeando convocar unas elecciones “autonómicas” , o “constituyentes” de la nueva República (tal y como se anunciaba en la llamada “hoja de ruta del procés”). Todo era una incógnita en aquel momento.
Pero Puigdemont dio marcha atrás, tras haber citado a los medios de
comunicación para anunciar la convocatoria de elecciones aquel 26 de
octubre, sencillamente porque se asustó ante las amenazas de sus socios de
ERC y de una buena parte de la militancia de su propio partido, que no
estaban dispuestos a aceptar la renuncia a la declaración de independencia
que aquello hubiera significado. Él no estaba dispuesto a quedar como el
“traidor” al procés y, por eso, rectificó su decisión. Utilizó como excusa para ocultar su propia contradicción que nadie le garantizó que la convocatoria de elecciones frenaría la aplicación del 155 de la Constitución, pero eso no es mas que una cortina de humo para esconder la verdad. Nadie sabe lo que hubiera pasado ni lo sabremos jamás.
¿Hay solución para el conflicto catalán? ¿Cuál?
Yo no lo llamaría conflicto catalán. Es una mala definición de la realidad.
Hay una mayoría de catalanes que se sienten también españoles y que no
quieren la independencia, pero la ley electoral le da el poder absoluto a una
minoría social independentista que apuesta por la vía unilateral para forzar e
imponer al resto de la sociedad la separación de Cataluña del resto de
España. Esa situación es una anomalía democrática que solo se podrá corregir
cuando la mayoría parlamentaria en Cataluña se corresponda con la mayoría
social, cosa que ahora por desgracia no sucede.
No hay un conflicto catalán, hay dos problemas por resolver: el primero es
el de los independentistas que están dispuestos a desobedecer las leyes
democráticamente aprobadas en los Parlamentos para imponer su régimen
independentista contra una mayoría de catalanes que no lo quieren. El segundo es el de los constitucionalistas incapaces todavía para ponerse de acuerdo en promover un gran acuerdo de consenso, un gran pacto político y social que resulte atractivo para el conjunto de los españoles, y que genere ilusión renovada en favor de la cohesión, la concordia y la unidad de España.
¿Piensa volver a la política catalana?
No entra en mis planes. Estoy muy ilusionado con mi actual responsabilidad
al frente de la Acción Exterior de la Junta de Andalucía. Es una gran oportunidad para contribuir a la proyección social y económica en Europa y
en el resto del mundo que impulsa el nuevo Gobierno Popular de Andalucía, tras el estancamiento provocado tras casi 40 años de socialismo en una
gran comunidad como la andaluza, convertida ya en la segunda
exportadora de España y la que genera mayor interés para la atracción de
inversión internacional.
Andalucía tiene un enorme potencial de crecimiento y grandes retos por resolver. El primero es superar las durísimas consecuencias que ha provocado la pandemia del coronavirus y por, desde luego, la determinante apuesta por la creación de riqueza, la creación de empleo y la atención a los servicios sociales. No se me ocurre mejor ocupación que dedicarme en cuerpo y alma a aportar mi granito de arena para la consecución de esos objetivos.
¿Debería haber una amnistía para los presos del procés?
No me corresponde a mí pronunciarme sobre eso, ellos ya han hablado y
han dicho que no la quieren y que no la van a pedir. Lo preocupante ahora
no es eso, sino el hecho de que su voluntad firma y manifiesta es la de que
lo volverán a intentar.