Daniel López Acuña: "La OMS no entiende por qué el Gobierno de Madrid no ha tomado medidas"
El exdirector de la Acción Sanitaria en Crisis de la OMS defiende que la Comunidad debería haber vuelto a la fase 1 de la desescalada hace más de un mes.
Después de trabajar durante treinta años en la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde fue director de la Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis, Daniel López Acuña ha visto de todo. Y, sin embargo, al epidemiólogo le cuesta encontrarle sentido a lo que está viviendo la Comunidad de Madrid, principalmente a “por qué ha habido esta negativa actuar” por parte de sus gobernantes.
López Acuña achaca el fuerte repunte de coronavirus en España a una “relajación excesiva” durante los meses de verano, pero destaca que la diferencia entre unas comunidades autónomas y otras es abismal. “Hay regiones de España que van por el buen camino, que están manteniendo los brotes y la incidencia baja y que están doblegando la curva, porque han hecho sus deberes, han reforzado la Atención Primaria y la Salud Pública y están llevando a cabo las medidas de protección, y porque cuando ha habido que hacer confinamientos parciales o perimetrales los han hecho”, explica. “Con esas comunidades soy más optimista”, dice.
En un punto intermedio se encuentran aquellas comunidades “donde la transmisión ha sido mayor”. “La mayoría ya está aplicando restricciones o volviendo a las primeras fases de la desescalada, así que el horizonte es bueno; si se continúa de esa manera, se podrá doblegar la curva”, afirma.
En el otro extremo, está la Comunidad de Madrid, cuyo escenario no le lleva en absoluto al optimismo. López Acuña responde a las preguntas de El HuffPost por teléfono después de conocerse la orden ministerial que obliga a Madrid a aplicar restricciones. Durante la conversación, el epidemiólogo advierte del peligro de “jugar con la salud de las personas”. “No se está entendiendo que lo que va a favorecer la recuperación económica es el control de la epidemia, no al revés”, avisa.
¿Cómo valora la situación epidemiológica de la Comunidad de Madrid?
No es que sea pesimista, soy más bien realista con el escenario de la Comunidad de Madrid, donde con una altísima incidencia, con una altísima positividad de PCR, con una importante presión asistencial —que en cualquier otro país hubiera llevado a restricciones mucho más severas—, no se han tomado las acciones necesarias ni se han hecho los deberes en verano para reforzar los dispositivos de Salud Pública y Atención Primaria.
Me cuesta mucho trabajo entender por qué ha habido esta negativa actuar. No hablo de puntos de vista políticos; hablo desde el punto de vista de la salud pública y la epidemiología. El crecimiento de la epidemia ha sido tal que ha situado a Madrid como epicentro de la epidemia en Europa. Mi planteamiento desde hace un mes, o más, es que Madrid debería volver a la fase 1 de la desescalada para controlar la situación. Y hablo de finales de agosto o principios de septiembre. Es urgente extender a todo Madrid las restricciones que se habían impuesto a ciertos barrios, porque esa división es artificial; y es urgente que Madrid se ubique en el marco de las disposiciones que fueron acordadas esta semana en el Consejo Interterritorial, y que son similares a la fase 1 de la desescalada.
¿Qué supone que estas medidas lleguen con un mes de retraso?
Estamos llegando tarde; son medidas extemporáneas e insuficientes. Si se hubiesen tomado hace un mes, probablemente hubiesen bastado. Ahora hay que ir con un plan de choque en lo sanitario para el diagnóstico y aislamiento de pacientes. No entiendo cómo han puesto en marcha un protocolo para dejar de hacer PCR a los contactos cuando en realidad eso es lo que se debería hacer. Hay que hacer pruebas a los contactos tengan o no síntomas; es lo que nos permite reducir la transmisión silenciosa del virus.
Si Madrid no hace algo de inmediato, veremos un crecimiento de la transmisión que nos va a abocar al confinamiento total, que es justo lo que se quería evitar.
¿Habla de un confinamiento total para Madrid o para toda España?
Inicialmente en Madrid; pero ya estamos en alto riesgo de que esto se extienda a otras comunidades. Como centro neurálgico, Madrid tiene una capacidad de irradiación importante para el resto de comunidades.
Además de la perplejidad que está causando la inacción de Madrid, los ciudadanos no comprenden este aparente pulso político con el Gobierno central.
Los ciudadanos tienen todo el derecho y toda la obligación de estar perplejos, porque se está haciendo un disparate. Si la Comunidad de Madrid ha tomado esta decisión [de no acordar con el Ministerio unas medidas] por una posición política o ideológica, o por primar la economía, se está jugando con la salud de las personas y no se está entendiendo que lo que va a favorecer la recuperación económica es el control de la epidemia, no al revés.
La Comunidad de Madrid ha argumentado esta semana que los datos están mejorando, basándose en que el incremento de ingresos se produce a menor velocidad, aunque sigue subiendo. ¿Cómo valora esto?
Hay una gran distorsión y manipulación en el manejo de estas cifras, y además hay un error de fondo. Una pandemia no se controla atendiendo sólo a los indicadores asistenciales; eso es tener un enfoque hospitalocéntrico ante un problema que es comunitario, de salud pública, de transmisión, al que hay que atender con la atención primaria y la salud pública.
Por supuesto que hay que vigilar la presión asistencial y tener capacidad hospitalaria, pero no se debería utilizar el argumento de que ‘no hay problema porque los hospitales están manejando la situación’. El hospital es el punto extremo al que se llega cuando la pandemia está descontrolada o hay casos muy severos. Lo que tenemos que hacer es interrumpir la transmisión. Esto no lo digo yo o el Gobierno central; lo dice la Organización Mundial de la Salud, el Centro Europeo de Control de Enfermedades y todos los epidemiólogos del mundo. El objetivo es interrumpir la transmisión, evitar el contagio y, por supuesto, en último término, evitar las hospitalizaciones y las muertes.
¿Desde la OMS se mira con especial preocupación la situación de Madrid?
Absolutamente. Tanto la Oficina Europea como la Oficina internacional de la OMS en Ginebra ven con preocupación la situación. Personas que están involucradas en la acción internacional frente al coronavirus, de la OMS y de fuera, no entienden por qué el Gobierno autonómico no ha tomado medidas. La situación de Madrid no es comparable a la de ninguna capital europea.
¿Cree que el Gobierno central también ha tardado demasiado en imponer a Madrid estas medidas?
Pienso que el Gobierno regional está en una rebeldía de facto, aunque la presidenta lo haya negado. Lo que importa aquí no es el juego de palabras o de artilugios jurídicos; lo que importa es llevar a cabo acciones que protejan a la población.
Ahora bien, a mi modo de ver, la autoridad sanitaria del Estado podía haber impulsado un poco antes una acción decisiva, lo menos hace dos o tres semanas. Personalmente, creo que debería haber optado por la declaración de alarma limitada para la Comunidad de Madrid.
¿Considera que las nuevas medidas de la orden ministerial son suficientes?
Creo que son suficientes para extender las restricciones a las poblaciones afectadas, pero no es lo único que se debe hacer. Lo demás es reforzar la atención primaria, reforzar los rastreadores, reforzar la capacidad para hacer PCR, y mantener en alto la guardia. Para esto hay que tener un verdadero plan de choque, no estar en esa parálisis escudándose en que ‘no hay tanta presión en los hospitales’. A mí me gustaría ver si la Comunidad de Madrid actúa en esa dirección. Creo que en un momento determinado, la autoridad sanitaria del Estado debería ir más allá, porque este es un acuerdo de mínimos, se tiene que desarrollar aún más para situaciones intermedias, y para determinar que si una comunidad no se mueve supone una grave amenaza no sólo para la comunidad, sino la salud de toda España.
En el primer borrador del acuerdo, el Ministerio incluía el cierre de parques. Finalmente, se echó para atrás. ¿Qué opina de esto?
Creo que es bueno que no se haya publicado esa norma, porque no era la mejor medida. Los grupos o reuniones de personas siempre pueden entrañar riesgos, pero los parques tienen la gran ventaja de ser uno de los pocos espacios abiertos y bien ventilados. Sería una mala noticia que Madrid no abriera los que cerró.
¿Se esperaba una evolución tan rápida de la epidemia en esta segunda ola?
Creo que lo que estamos viviendo más bien es un repunte muy virulento de la primera ola. Nos relajamos excesivamente, no tomamos las medidas sanitarias de vigilancia y control durante los meses de verano, y tenemos esta reaparición. No es sólo en España; lo estamos viendo en Francia, en Reino Unido, en Alemania… Sin lugar a dudas, en España lo estamos sufriendo de forma más intensa, y creo que es porque hemos tenido particular relajación en los meses de verano sin ajustarnos a las medidas restrictivas que deberían haberse tomado.
Aunque los epidemiólogos no sean muy amigos de hacer predicciones, ¿cuándo cree que podremos volver a una especie de normalidad?
Creo que debemos acostumbrarnos a que esta es una guerra larga, que no se va a agotar en un par de semanas o en un par de meses. Mientras no tengamos la vacuna, el virus sigue ahí y tiene el potencial de repuntar, como hemos visto. Hay que tener mucha disciplina individual y social para no incurrir en aglomeraciones, no hacer corrillos o apiñamientos, ni siquiera en celebraciones familiares, no volver al ocio nocturno. Hay que intensificar la capacidad de vigilancia y control de los brotes y el aislamiento de las personas positivas; eso va a durar todavía un buen tiempo hasta que contemos con una herramienta eficaz de protección, como la vacunación.
¿Se atreve a dar una fecha para la vacuna?
No creo que se pueda empezar a vacunar antes de principios de 2021, si todo va bien. En todo caso, como habrá limitación en la producción, se empezará a vacunar a unos grupos determinados; así que seguramente hasta el segundo semestre de 2021 o inicios de 2022 no se podrá hacer una vacunación masiva.