Habla uno de los alcaldes de El Segrià: "El confinamiento es una pasada de frenada que llega tarde y mal"
Manel Ezquerra, regidor de Alcarrás, segunda localidad más poblada de la comarca, señala la indignación popular y califica de "pérdida de tiempo" el plan de la Generalitat.
“Ya esta bien la broma. Esto tendría que haber llegado antes y de otro modo, no así”. El confinamiento reforzado en siete municipios de la comarca del Segrià (Lleida) no ha caído bien entre sus casi 210.000 habitantes. Y de ellos, quien lo verbaliza de ese modo tan directo es el alcalde de Alcarrás, la segunda localidad más poblada de las siete sometidas a la limitación de movimientos en la zona (solo por detrás de Lleida).
Manel Ezquerra, de la agrupación Sempre Alcarrás, no vacila al mostrar su negativa a la decisión de la Generalitat: “Esta medida se ha pasado de frenada. No estamos a favor porque llega tarde y mal”.
¿Qué significa “mal”? Responde raudo: “Que hace ya tiempo pedí “algo tan simple como volver a la fase 2, lo que sí han hecho en varias zonas de Aragón”. “Volvemos dos pasos atrás, la gente se alerta y ganamos tiempo, pero no. Aquí se ha intentado hacer algo nuevo para no parecernos a España, craso error porque no hay que hacer política con esto”, comenta visiblemente decepcionado.
No ahorra críticas. Para el regidor de un municipio que roza los 10.000 habitantes censados, la nueva medida de la Generalitat es, básicamente, “una pérdida de tiempo”. “Con el sistema nuevo que ya tumbó una jueza y veremos si no lo vuelve a tumbar, ya hemos perdido 12 días. De haber retornado a fase 2 como propuse se hubieran evitado, además, las dudas de estas últimas jornadas”.
Ezquerra señala con detalle que esa incertidumbre de no saber qué iba a pasar con los comercios y con la movilidad se mantuvo hasta minutos antes de la entrada en vigor del decreto, ayer miércoles a las 16:00. “Nos encontramos que mientras pedíamos la resolución oficial para poder cerrar establecimientos, había bares abiertos. Les indicamos que podían seguir así un rato, pero no sabíamos hasta qué hora. Algunos abrieron a media mañana para dar menús y tuvieron que cerrar antes de las 16. El decreto nos llegó a las 12:47, sin apenas margen”. “Mucho caos, mucho caos”, repite a modo de reproche después de casi un día entero esperando el ‘sí’ judicial al documento del Govern.
Suben los casos en el entorno, pero la sociedad no termina de verle sentido al confinamiento. El alcalde recoge esa indignación popular. La medida “ha supuesto, de momento, mucho enfado, porque la gente no ve que sea tan grave y piensan que pasando a una fase 2 como Aragón se podría controlar. Además, como hay que evitar la movilidad se ha puesto en el ojo del huracán a restaurantes, terrazas... como si fueran los culpables y algunos de estos empresarios se me han quejado porque en sus locales nadie ha dado jamás positivo”.
Alcarrás, de casi 10.000 habitantes censados, es una población muy marcada por los temporeros y la inmigración (“el 38% de nuestros vecinos son extranjeros”, detalla el mandatario local). La alta presencia de trabajadores de temporada conviviendo en grupos numerosos en espacios reducidos eleva el riesgo de rebrotes.
Ezquerra explica que su municipio enfrenta características especiales que ahora le hacen ser un punto de riesgo. “Salimos más perjudicados que nadie y ya alertamos que lo seríamos, porque aglutinamos a mucha gente por nuestros servicios. Nuestros 10.000 habitantes crecen hasta los 15.000 durante la campaña de recolección, con casi 5.000 viviendo aquí pero trabajando fuera”.
Ese riesgo “muy alto” llevó al consistorio a buscar soluciones con anterioridad a que llegaran los rebrotes. “Como imaginábamos que iba a haber positivos y era imposible controlar el confinamiento privado de los contagiados dispusimos de un espacio municipal reservado habitualmente para vivienda de temporeros durante la campaña. Nosotros hicimos los deberes y hemos ido usando esas instalaciones desde el inicio de la campaña, en abril. Lo hicimos bien, pero como viene tanta gente que trabaja fuera era imposible evitar el virus”.
Desde el comienzo de la pandemia, el municipio ilerdense acumula 306 positivos y cuatro fallecidos, datos que se han recrudecido recientemente. “Hasta hace unos días solo teníamos 50 casos y un fallecido”, recuerda Manel. Por eso reconoce que “estamos a un nivel de pandemia en el peor momento y en el peor lugar, con una media de 15 casos nuevos al día”.
“Eso sí” -matiza rápido- le reconozco al departamento de Salud que ya están haciendo PCR masivas en empresas frutícolas y otras para chequear que los centros de trabajo estén limpios. Esto está provocando una lluvia de casos asintomáticos. Digo esto para que no parezca que estamos todos infectados. Aquí se están haciendo, por porcentaje, más que en otras partes de España y si se hicieran en más lugares, allí también se dispararían los casos”.
Vuelve el cierre de empresas pocas semanas después de que pudieran reabrir tras el fin del estado de alarma. Una “nueva muerte” como han señalado algunos propietarios y trabajadores de la zona. Contra esta situación, aclara, “los siete alcaldes afectados llevamos días pidiendo ayudas y hemos recibido una respuesta en forma de cuatro millones de euros como plan de ayudas para los negocios en riesgo. Haremos todos los esfuerzos para que estas ayudas lleguen y lleguen pronto”.
Sin embargo, ni el desencanto ni la previsible nueva crisis económica le llevan a pensar en una insurrección popular contra el texto de la Generalitat. “Como autoridad tengo que apoyar lo que me dice el Gobierno, que quizás peque de alarmismo, pero como no lo sabemos, intento convencer a la gente de que no conocemos en qué punto estamos y toca apechugar. Confío en la responsabilidad de la gente”.
El alcalde se niega a responder sí o no a la pregunta de si este confinamiento reforzado durará “solo” 15 días, como marca de inicio el decreto. No usa un monosílabo pero deja una reflexión algo más extensa. “Aquí la campaña de recolección llega hasta el 15 de septiembre...” “Y el 14 de marzo también empezamos hablando de 15 días, con eso lo digo todo, ¿no?”.