Juan Espadas (PSOE): "Hemos recuperado el orgullo de Sevilla, sin estancamiento ni ombliguismo"
Entrevista al alcalde de la ciudad más grande gobernada por los socialistas.
“Sevilla, ponte de pie / para no ahogarte en el río...”, escribía Federico García Lorca. Escuchando al socialista Juan Espadas Cejas (Sevilla, 1966), da la sensación de que podía haber elegido estos versos como lema de campaña para su reelección al frente de la Alcaldía hispalense. Repite, insistente, que lo que busca es “reactivar a la ciudadanía”, acabar con “el estancamiento y el ombliguismo” y mirar de frente a Madrid y Barcelona. El mito dice que si en Sevilla eres de cara no puedes ser también de cruz, pero él lo niega: hay espacio para las tradiciones “intocables” y para el progreso.
Abogado, hijo de familia trabajadora del barrio de Miraflores, militante del PSOE desde 1997 y exsenador, se ha fajado sobre todo en la Junta de Andalucía, como viceconsejero de Medio Ambiente y consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio. Es un apasionado de las cuestiones ambientales. Verde, del Betis.
En 2011, cuando se presentó por primera vez a la alcaldía, era un casi desconocido al que no arropaban mucho sus jefes de Madrid. Luego se le puso la etiqueta de susanista y ahora ve cómo Pedro Sánchez arranca campaña para las generales de su mano. Sevilla, la cuarta ciudad más grande de España (688.711 habitantes) es hoy la mayor alcaldía en manos socialistas. Ahora el reto de Espadas es mantenerla. Explica cómo pretende hacerlo en una conversación con El HuffPost entre acto y acto, en pleno martes de feria.
Antes de hablar de Sevilla, ¿qué le parecen las reuniones de estos días en La Moncloa? ¿Comparte la postura de su líder, Pedro Sánchez, de intentar gobernar en solitario?
Creo que es la postura más coherente, no sólo porque te permite que los ciudadanos visualicen realmente cuál es tu política y tus proyectos y no se acabe mezclando todo al final, sino también porque parece que llevamos meses sólo hablando de pactos y con quién hay que asociarse en una situación de fragmentación política como la que tenemos en este momento, y al final se desdibuja realmente cuáles son los planes de cada fuerza. El PSOE fue muy claro desde el principio: quería poner en valor sus 10 meses al frente del Gobierno con políticas propias y no condicionadas por otras fuerzas. El resultado electoral ha sido suficientemente claro, aunque no sea una mayoría absoluta, con la distancia de la primera a la segunda fuerza política tan grande, se justifica claramente que haya un gobierno socialista claro y nítido, con su proyecto propio, que es el que se ha votado de manera mayoritaria por los españoles. Eso no significa que se pueda o se deba llegar a acuerdos puntuales en temas de gobernabilidad muy importantes para este país y eso es lo que ahora mismo está testando Pedro Sánchez.
Usted fue investido con el apoyo de Izquierda Unida y Participa Sevilla, pero ha gobernado en solitario, precisamente con esos acuerdos puntuales. ¿Cómo ha sido su experiencia?
En estos cuatro años en minoría, mi experiencia ha sido bastante positiva. Lo que tiene muy nítido hoy el sevillano es en qué consiste exactamente un gobierno socialista, desde el punto de vista de los contenidos, de los proyectos y las prioridades. Eso sí, para sacarlos adelante, es evidente que tenemos que escuchar, que tenemos que pactar o acordar de manera puntual los temas en los que el interés general está encima de la mesa, y eso hemos hecho. Seguramente no habremos podido impulsar todos los proyectos que el PSOE en solitario hubiera podido acometer si hubiera tenido más concejales. Por eso ahora necesito más empuje. Pero sí, hemos podido sacar adelante la estabilidad y la gobernabilidad de la ciudad de manera sobrada. A veces los pactos y, sobre todo, cuando hay fuerzas pequeñas que aportan unos pocos diputados o concejales, también te hipotecan de alguna manera la coherencia de tu discurso, y eso a veces hace que no sea la mejor solución.
El 28-A, el PSOE se convirtió en la primera fuerza en la ciudad, con el 32,74 % de los votos. ¿Se ve fuerte de cara al 26-M?
Es lo que me dicen los dos indicadores que manejo: el primero son las encuestas que se hacen en algunos medios, que sostienen que hay un nivel de respaldo a la acción de gobierno de estos cuatro años muy alto, algo que no es habitual. Y el segundo, al hilo de este, es la atmósfera en la calle. Es verdad que quedan muchas cosas por hacer, pero que aún así los ciudadanos valoren lo que se ha hecho, sobre todo el cambio drástico respecto a un mandato anterior de inactividad [el del popular Juan Ignacio Zoido], que vean que hay un proyecto ilusionante, que se han desbloqueado muchos proyectos, tanto públicos como privados, que la ciudad alberga esperanzas de de creación de empleo porque hemos conseguido rebajar un 20% la tasa de desempleo... Todo esto es alentador, aunque no sea suficiente. Se ha generado ese clima que hace que el indicador de la calle sea muy positivo. ¿Eso significa que hay que relajarse? Ni muchísimo menos. Es un acicate para intentar rematar la faena en estas dos semanas que quedan e intentar lograr el mayor nivel de apoyo posible para un gobierno más fuerte del que hemos podido tener hasta este momento. Yo tengo confianza y me llegan buenos mensajes de la ciudadanía.
¿Pero si se ve en la coyuntura de tener que pactar porque los concejales no le dan, de quién se ve hoy más cerca, de Ciudadanos o de Podemos?
Yo creo que en el caso de Sevilla, probablemente, el PSOE será la primera fuerza política con una distancia bastante grande respecto a la segunda fuerza. Por tanto, aquellas fuerzas políticas que de verdad quieran llegar a acuerdos con el PSOE van a tener que ser muy coherentes con el interés general y con las propuestas del propio Partido Socialista. Yo no voy a desdibujar el proyecto de ciudad que estamos desarrollando por la búsqueda de un apoyo o un acuerdo puntual, porque no me lo perdonarían los sevillanos. Espero que las fuerzas que tengan interés en la gobernabildad estén dispuestos a sentarse, a plantear cuestiones sensatas y, desde luego, en la línea con la que el PSOE viene gobernando. Nos sentaremos con todos, como hay que hacer, todos debemos sentarnos con todos, pero creo que, como en el caso del Gobierno de Pedro Sánchez, habrá en Sevilla un gobierno nítidamente socialista.
“Tú y yo. Sevilla. Juan Espadas alcalde”. Explíquenos este lema de campaña, que no lleva ni el logo del PSOE ni la foto del candidato.
Bueno, estas cosas de la comunicación... A nosotros nos gustó esta idea porque refleja bien algunos de los elementos fundamentales de nuestra acción de gobierno en estos años. En primer lugar, un discurso en positivo, que apuesta claramente por el color y no por el blanco y negro. Eso ya da un mensaje. He dicho muchas veces que creo en un gobierno que genere esperanza e ilusión, aunque en la ciudad siempre hay quien ve la botella medio vacía, los que yo llamo “los tristes”, que parece que siempre plantean que hay problemas insalvables y que somos como somos y que no vamos a poder avanzar. Yo estoy radicalmente en desacuerdo con esa opinión. He intentado trasladar esa positividad a través de tanto color y de las señas de identidad de la ciudad: un proyecto apasionado, por eso el rojo, que se identifique con la ciudad, y por eso ese amarillo de su luz, que es un factor básico de cómo se entiende la gestión del espacio público y la convivencia; está el azul del Guadalquivir, de la vida que supone el agua en el diseño urbano de la ciudad, mucho más integrada y respetuosa, junto con el verde, de ciudad más saludable en la que el medio ambiente sea una línea clave a la hora de influir en nuestro futuro. Y esa personalización, el tú y yo, porque el PSOE va justo a eso, a que si tú y yo somos capaces de sumar en un proyecto colectivo de ciudad, todo lo vamos a conseguir. A los que queremos a Sevilla seguro que ese corazón les saca una sonrisa, porque sueñan con la ciudad y quieren en ella un futuro mejor para sus hijos. Nos vamos a poner de acuerdo.
Habla de esperanza, pero en las últimas generales también hubo mucha movilización por el miedo. ¿Qué espera que pase en su ciudad?
Tradicionalmente las municipales tienen una menor participación que las generales y autonómicas y eso, de partida, puede afectar a todas las formaciones. Los datos constatan que en aquellas zonas en las que hoy existen más problemas sociales hay a veces menos razones para la ilusión y, por tanto, se desmoviliza más el electorado, pero hay que confiar. Las fuerzas de extrema derecha están tomando posiciones muy fuertes y no se esconden, están planteando renunciar a determinadas conquistas y derechos y, sobre todo, quieren cambiar nuestra sociedad hacia un modelo mucho más cerrado. Eso lo han entendido los ciudadanos y se han movilizado diciendo “no”, optando claramente por políticas y partidos progresistas que quieren seguir avanzando. Espero que esa misma tendencia se confirme en las elecciones municipales, donde además se añade el factor personal y muchas veces se vota al alcalde incluso por encima de la marca o el partido. En mi caso, creo que esa combinación de factores, de progreso, de gestión y personales, podría llevar a un nivel de participación más alto respecto a las anteriores municipales. Es necesario ese impulso para reequilibrar el de la extrema derecha, o esa radicalización del PP, que también ha sido un gran error.
¿Porque Sevilla cómo es, conservadora o progresista?
Sevilla es una ciudad que ama y respeta mucho sus tradiciones, que son intocables, un patrimonio inmaterial que no entiende se siglas políticas. Aquel que se identifica con ese respeto a nuestro patrimonio, nuestra historia y nuestra cultura ya tiene un elemento fundamental para poder representar a la ciudad y ser alcalde. A partir de ahí, los ciudadanos claramente quieren seguir avanzando y progresando. Valoran los cambios hacia un modelo de ciudad más sostenible, con peatonalizaciones y espacios públicos, con tranvía o con la línea de metro, que son en definitiva logros de gobiernos socialistas. No quieren que la ciudad se pare. Ahora bien, el equilibrio entre las dos cosas, la modernidad, la innovación y las tradiciones, eso es sin duda lo que da la clave de la ciudad.
¿Eso cómo se logra?
El elemento más novedoso que hemos introducido nosotros en la sociedad sevillana, y que no se entendía muy bien, es que Sevilla tiene margen de crecimiento y potencial para situarse en el plano nacional e internacional y aspirar a muchas más cosas de las que hemos hecho hasta ahora. Y lo hemos conseguido sobre todo en estos dos últimos años, maravillosos en cuanto a grandes eventos, oportunidades de inversión, apuestas empresariales en sectores productivos clave para el futuro… Ese es el camino, que no empezamos ahora, sino que que estamos en él, con más de 100 proyectos en marcha que en los dos próximos años que en breve se van a terminar, con inversión privada y pública. Todo eso la ciudadanía lo respalda y quiere que se haga.
La oposición le reprocha que no ha habido en estos años grandes megaproyectos, algo de lo que se pueda decir “lo hizo Espadas”.
Mi proyecto no es personalista, no va a intentar ubicar algo en la ciudad para que se me recuerde a mí. Eso me parece un enorme error político. Mi proyecto busca reactivar a la ciudadanía y sacarle partido al patrimonio, al potencial y al talento que tiene esta ciudad y lo que significa en el ámbito del sur de Europa la capitalidad de Andalucía. Era un proyecto concebido a ocho años, en los que los primeros tres o cuatro eran clave para consolidar los cimientos de ese nuevo reposicionamiento estratégico de Sevilla, para sacarla de su estancamiento absoluto, porque la legislatura anterior no tuvo absolutamente ningún proyecto de gestión del que se pueda medianamente hablar, aunque sólo fuera por una mejor gestión de los servicios municipales. Hemos pasado la primera parte, necesaria, y estamos justo ahora en condiciones de decir que la ciudad ha empezado a tutearse con otras grandes ciudades, ya va a jugar en la Champions League en la que vamos a disputar, sin duda, con Madrid y Barcelona el liderazgo a nivel nacional de los mejores proyectos de inversión empresarial, de referencia. Si me llevo algo de estos años es haber recuperado el orgullo de ciudad y haber logrado una Sevilla más pujante, sin estancamiento ni ombliguismo, que sigue avanzando a buen ritmo. Por supuesto que tendrá proyectos de referencia y de gran escala, pero que lo importante ahora mismo es lo común, el proyecto colectivo, un conjunto más fuerte.
Tiene dos proyectos estrella a medias: la ampliación del tranvía y las nuevas líneas del metro. ¿Saldrán adelante?
Sí. En el primer caso, el proyecto de prolongación tiene mi compromiso claro y es una necesidad evidente e indiscutible de la ciudad. El tranvía no fue concebido para terminar en San Bernardo, sino para hacer un giro completo y terminar de nuevo en el centro, como transporte público básico de un casco histórico como el nuestro. Hace tres o cuatro meses lo bloqueó sobre todo el PP con una incoherencia absoluta, porque lo había presentado hace cuatro años como proyecto estrella el señor Zoido, pero lo recuperaremos de nuevo y el sentido común se va a imponer.
Sobre el metro: creo humildemente que he sido el alcalde que más ha contribuido a desbloquear políticamente con las tres administraciones algo que no se va a poder terminar si no es con la ayuda de todos. Ahora mismo, de verdad, pienso que lo peor en términos de confrontación pasó, yo no estoy dispuesto a entrar por ahí, por más que el portavoz del PP sigue anclado en ello, quizá porque lleva 15 años en el Ayuntamiento y no ha conocido otra cosa. Con el presidente de la Junta y con el Gobierno de España vamos a llegar a un acuerdo para que cuanto antes se reanuden las obras. Esa es una clave imprescindible en la ciudad, que estoy convencido que en los próximos meses verá los primeros pasos.
¿Y con El Vacie cuándo acabará? Sevilla tiene el asentamiento chabolista más antiguo de Europa.
Nuestro compromiso sigue intacto. Sin publicitar, sin dar más detalles porque el tema es suficientemente delicado y complicado como para no sacar pecho hasta que lo tengamos resuelto, hemos desalojado ya y reubicado con un proyecto social muy potente y con muy buenos profesionales a más del 50% de las personas que vivían en el asentamiento chabolista cuando llegamos en 2015. Nos queda algo más del 40% y lo abordaremos en la medida en que dispongamos de alojamiento con el nuevo plan municipal de vivienda, con familias que ya tienen un futuro más cierto, con un empleo de sus padres para poder mantenerse. Se hará cuando nos garantice el éxito de esa salida. Es un proyecto apasionante y de dignidad social que culminaremos, estoy convencido de que si vamos a este ritmo con seguridad en el próximo mandato veremos su fin.
¿Cómo está siendo su interlocución con la Junta, ahora que la gobierna el PP de Juanma Moreno?
Mire, yo soy una persona respetuosa con las instituciones y con la administración. Podría ser muy fácil utilizar la campaña para decirle al Gobierno andaluz que todavía no ha dicho ni cuánto, ni cómo ni dónde y, sin embargo, no lo he hecho. El presidente de la Junta, en un acto que le honra, hizo su primera visita institucional al ayuntamiento y me pidió tiempo para analizar el modelo de financiación de proyectos como el metro, para ver cómo el ayuntamiento y el estado debían financiar junto con la Junta, que es el promotor principal, el proyecto. Aún no tengo contestación firme sobre ese modelo de financiación pero sí respecto a que ya van a empezar a encargar la actualización de los proyectos que hay encima de la mesa y que hay voluntad para financiarlos. Yo en estos momentos me quedo ahí y prefiero esperar al nuevo mandato para volvernos a poner un cronograma, como necesita la ciudadanía. Espero que la Junta esté a la altura de lo que necesita esta ciudad, porque no podemos esperar más tiempo y hay que reanudar obras. Espero que toda la fase administrativa, de actualización de proyectos y de tramitación, sea ágil y rápida porque no se nos puede ir el mandato que viene también en papeles.
En un viejo artículo dice usted que hay un dicho común en su familia: “El que tiene la cara honrada no encuentra puerta cerrada”. ¿Sigue manteniéndola en estos tiempos en los que la gente ya no sabe a quién creerse?
Estoy convencido de que este gobierno, entre otras cosas, ha dejado el pabellón muy alto en honestidad y transparencia y lo que debe ser el respeto a los que nos dedicamos al servicio público. Estoy muy tranquilo y satisfecho con lo que hemos hecho y con el trabajo de todo mi equipo.