Encharcarla
Con la pataleta infantil se amenaza y se chantajea al rival, pero también a tu propio equipo.
De pequeño algunos chicos nos reuníamos para jugar al fútbol. Sin árbitro, se pitaba por consenso. Pero si se cometía una falta contra el dueño de la pelota y no se pitaba, éste amenazaba con ‘encarcharla’. Si no se atendía su petición, su verdad, se llevaría la pelotita y terminaría el partido en ese mismo momento.
Mediante el juego el balón se convertía en un objeto útil, plural y compartido. Al ‘encarcharla’ alguien nos recordaba que ese balón tenía un propietario. Además de ridículo, su comportamiento estaba fuera de las reglas de cualquier juego colectivo. Sin él no habría partido.
Con la pataleta infantil se amenaza y se chantajea al rival, pero también a tu propio equipo.