En la era del teletrabajo, ¿se han acabado los romances de oficina?
Sin las horas de oficina y sin las quedadas después del trabajo, esas amistades con límites dudosos quizás no lleguen a convertirse en algo físico.
Todo el mundo ha oído anécdotas o ha visto películas relacionadas: llega un nuevo compañero o compañera a la oficina y entabla una bonita amistad con otro compañero casado. Hablan y bromean mucho por chat y están siempre juntos cuando salen con todos los compañeros a tomar algo después del trabajo. Poco después, es un secreto a voces: la cosa ha pasado a mayores.
Pero este año, y previsiblemente de ahora en adelante, muchos puestos de trabajo pasarán a ser a distancia, de modo que el escenario anterior se complica. Sin las horas de oficina y sin las quedadas después del trabajo, esas amistades con límites dudosos quizás no lleguen a convertirse en algo más físico, especula Talal H. Alsaleem, terapeuta matrimonial y fundador de Infidelity Counseling Center, un centro especializado en relaciones con infidelidades.
“La cercanía física en el trabajo no solo permite más oportunidades de crear lazos emocionales inapropiados con compañeros de trabajo, sino que también facilita que esos lazos emocionales se plasmen en interacciones físicas más íntimas”, sostiene Alsaleem. “Hay más coqueteo y es muy fácil hablar sobre asuntos que no conviene tocar, así como quedar para dar paseos y almorzar juntos en los descansos”.
Y lo más importante: al estar lejos de la pareja, es sencillo incurrir en comentarios o comportamientos que están al límite de lo apropiado, mientras que en casa, con tu pareja cerca de ti, esa actitud es más comedida.
Entonces, ¿se han acabado los romances de oficina?
Caroline Madden, terapeuta familiar y matrimonial especializada en reconciliaciones tras una infidelidad, ha visto muy de cerca lo tenaz que puede ser la voluntad de ser infiel, incluso en plena pandemia.
Según percibe Madden, están pillando a más gente que nunca, y su libro Blindsided By His Betrayal ha disparado sus cifras de ventas.
“Trabajar desde casa ha frenado muchos romances antes de que pasen a lo físico, pero muchas de estas posibles infidelidades siguen activas a día de hoy”, asegura.
A Madden le resulta muy interesante que sus clientes se sorprendan por lo mucho que echan de menos a ciertos compañeros de trabajo.
“Quizás no se dieron cuenta de que estaban enamorándose de alguien hasta que dejaron de verse y se quedaron sin excusas para ponerse en contacto”, reflexiona.
En algunos casos, algunas personas fueron infieles emocionalmente en la oficina y no se dieron cuenta. “Las infidelidades emocionales consisten en enviarse mensajes o coquetear en secreto”, resume. “Uno de los motivos por los que la gente tiene aventuras es para evadirse de la presión del hogar. Mucha presión implica muchas ganas de escapar”.
Aunque muchas personas ya no vayan a la oficina, sigue habiendo hoteles y bares abiertos. Incluso hay amantes que quedan en supermercados para tener una excusa sencilla para salir de casa.
Al principio, otra excusa muy habitual para salir de casa y ver a la otra persona era que tenían que ir al trabajo a recoger unas cosas en la oficina o que les iban a hacer una PCR. Ahora, la persona que tiene intención de poner los cuernos aprovecha el lugar de trabajo como excusa, no como medio.
Kris, un contable de Dallas, comenta que una compañera de trabajo que le está siendo infiel a su marido ahora simplemente le dice que tiene que ir a trabajar de forma presencial los lunes, miércoles y viernes.
“Así, ambos pasan nueve horas juntos haciendo lo que llevaban tiempo queriendo hacer, pero no podían porque había demasiados compañeros cerca”, señala Kris.
“Se cayeron muy bien desde el primer momento y pasaban mucho tiempo juntos”, recuerda. “En muy poco tiempo, eran algo más que amigos e incluso hablaron de irse a vivir juntos, pero ahora siguen a escondidas y el marido aún no sabe nada”.
A otras personas infieles no se les da tan bien mantener esa doble vida.
Si ambos miembros de la pareja teletrabajan desde la misma casa, es mucho más fácil que se descubra la mentira.
Madden asegura que la pareja normalemente se da cuenta cuando la otra persona empieza a pasar mucho más tiempo pendiente del teléfono, y si ha dejado la conversación abierta en un ordenador compartido, lo más seguro es que se acabe descubriendo todo.
A veces, la tercera persona, harta de ser un segundo plato, lo revela.
“Desde siempre, una forma muy habitual de descubrirse todo es que la tercera persona se lo cuente a la persona que ha sufrido la infidelidad”, afirma Madden. “En la mayoría de esos casos, el marido ha intentado acabar la infidelidad y su amante se ha vengado contándoselo a su esposa”.
En otras ocasiones, es la propia persona infiel la que lo cuenta todo porque se ha cansado de vivir una doble vida, y más durante la pandemia.
“A medida que la pandemia se ha alargado, las mentiras y las excusas se han vuelto más rebuscadas y complicadas de mantener, así que muchas personas lo han confesado antes de que les pillaran”.
Pero la pandemia no solo ha afectado a los romances de oficina, sino también a las infidelidades que nacieron fuera de esas cuatro paredes.
Zach, trabajador de una empresa tecnológica de Dallas, llevaba siete meses de relación con una mujer antes de la pandemia y fue con el confinamiento cuando descubrió que la que creía que era su pareja era en realidad su amante.
Cuando a la mujer le recortaron las horas de trabajo y su curso en la universidad acabó antes de tiempo, él pensaba que mejoraría su disponibilidad, pero no fue así y empezó a sospechar.
“Antes del coronavirus, hablábamos varias veces al día y nos mandábamos mensajes. Nos veíamos una vez por semana. Después del confinamiento, empezamos a hablar cada vez menos, y solo cuando ella estaba en el coche”.
Resultaba que su pareja estaba en casa todo el día, de modo que Zach terminó su romance con la mujer y, según sospecha, el novio se acabó enterando.
“Con el confinamiento le resultaba mucho más difícil esconder sus mentiras”, resume Zach.
Sin embargo, Alsaleem señala que la pandemia también ha hecho que más parejas que nunca intenten recuperar la buena dinámica de su relación, incluso después de una infidelidad.
Para aquellas personas que temen romper su relación en mitad de la pandemia o no pueden permitirse otro alojamiento, dar un paso atrás y reflexionar sobre cómo se puede reparar la relación a menudo es la opcion más atractiva.
“Me han dicho muchos clientes que, de no ser por la pandemia, no habrían tomado la decisión de reparar la relación después de descubrir la infidelidad”, señala Alsaleem.
“Al quedarse atrapados juntos por el confinamiento y sin posibilidad de encontrar otro alojamiento, muchas parejas han descartado la idea de romper y, en vez de eso, han preferido aprender a gestionar su dolor y su frustración para arreglar la relación”, indica.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.