Emiratos Árabes, un paraíso de dinero gobernado por amigos de Juan Carlos I
El rey emérito no ha elegido este destino por casualidad.
Cubierto por miles de kilómetros de desierto y bañado por las aguas del golfo Pérsico, Emiratos Árabes Unidos (EAU) es con sus enormes rascacielos un centro de negocios mundial con un atractivo mercado turístico y de ocio, un férreo control de prensa y población y mucho, mucho dinero.
El lugar elegido por el rey emérito Juan Carlos I desde su salida de España el 3 de agosto comparte frontera al sur con Arabia Saudí, uno de los países vinculados al caso por pagos a su fundación ahora bajo investigación, y no muy lejos del diminuto Baréin, el otro país del golfo Pérsico presuntamente involucrado en la trama.
Algunos mediosle empezaron antes de saberse la información a situarle en la capital emiratí, Abu Dabi, donde está el lujosísimo Emirates Palace.
En este hotel con más de un kilómetro de playa y ostentosa decoración parece haberse hospedado el monarca español, según algunas informaciones publicadas en la prensa.
Círculos y amistades
La capital emiratí ha sido uno de los destinos más frecuentados por don Juan Carlos desde su abdicación en junio de 2014.
En este país cuenta con muchas amistades, entre otras la del primer ministro, el jeque Mohamed bin Rashid Maktoum, gobernante del emirato de Dubái.
El escándalo después de que su esposa, la princesa Haya Bint al Hussain, le denunciara por secuestro y torturas en un tribunal de Londres saltó a las primeras páginas de los diarios de medio mundo hace unos meses.
Más discreta es la vida del gobernante de Abu Dabi y de facto del país, el poderosísimo Mohamed bin Zayed al Nahyan, el príncipe heredero emiratí conocido popularmente como MBZ y a quien algunos, como el New York Times, consideran el hombre más poderoso del mundo árabe, más incluso que el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman (MBS).
A Bin Zayed y a Juan Carlos les une su pasión por los coches de lujo y la Fórmula 1, y son incontables los encuentros públicos de ambos en las numerosas visitas del monarca español a este pequeño país ubicado en la península Arábiga, de apenas 8,1 millones de habitantes, clima árido y ciudades que beben principalmente agua de mar desalada.
Riqueza en oro negro
EAU es una federación de siete emiratos conformada en diciembre de 1972, cuando se unió el último de ellos, Ras al Jaima, apenas un año después de que la nación rica en petróleo lograse su independencia de los británicos.
Desde entonces, Emiratos ha crecido hasta convertirse en uno de los países más influyentes de Oriente Medio y uno de sus centros económicos más destacados, si bien no fue hasta mediados del siglo pasado que la vida allí conocida cambió para siempre con el descubrimiento de yacimientos de crudo.
Hasta entonces, la pesca y la industria de la perla eran el principal motor económico del país, visitado asiduamente por un gran número de comerciantes de Irán e India en aquella época.
Siete décadas después del hallazgo del oro negro, EAU es una de las economías más diversificadas del golfo Pérsico y un importante punto turístico para los sectores adinerados que acuden a sus urbes para comprar lo último de lo último de las mejores marcas mundiales.
El turismo de compras de lujo y fiestas interminables floreció en parte gracias a que hasta 2018 EAU era un país libre de impuestos a los individuos, si bien desde hace dos años se impuso un 5 % de IVA a los residentes sin que por ahora haya tasas a los ingresos.
Además, sin perder de vista el tradicional conservadurismo, las autoridades han adoptado una actitud mucho más liberal con respecto a la sociedad que otros vecinos de la zona.
Política y gobierno
Antes de la pandemia mundial del coronavirus, el país árabe mantenía unas relaciones extremadamente tensas con Irán, que a pesar de haber tenido importantes lazos históricos con Emiratos ocupa en la actualidad tres islas que los emiratíes reclaman como suyas.
Sin embargo, la COVID-19 ha cambiado en buena medida el statu quo y los jefes de la diplomacia de ambos países han mantenido conversaciones telefónicas en al menos dos ocasiones desde el pasado marzo, mientras que EAU también ha adoptado recientemente una actitud más moderada de cara a Israel.
Durante el mandato de Zayed bin Nahyan, el padre fundador de la nación, se extendió un halo de amistad en las relaciones diplomáticas de Emiratos con la mayoría de países del mundo, pero aún mantiene un pulso de poder con Turquía o Catar, este último al que impone un bloqueo desde hace tres años.
Emiratos Árabes Unidos está gobernado desde su formación por un Consejo Supremo de Gobernadores, integrado por los jeques en el poder en cada emirato, y son precisamente estas divisiones las que sientan las bases para el resto de posiciones.
De este modo, el controlado sistema de distribución del poder dicta que el presidente del país venga de Abu Dabi y el vicepresidente de Dubái.
Jalifa bin Zayed fue nombrado presidente en 2004, poco después de la muerte de su padre, quien había unido todos los emiratos, pero su delicado estado de salud ha llevado a su hermano Mohamed bin Zayed a tomar las riendas de facto.
Internamente, también existen rencillas entre las diferentes demarcaciones administrativas, con Dubái tratando de mantener su estatus de capital comercial y Abu Dabi apostando por la política y las relaciones con Arabia Saudí.
Abu Dabi y Riad lideran una coalición árabe que interviene militarmente en el Yemen desde 2015.
Una sociedad diversa y mucho control policial
En la actualidad, el alto número de expatriados de Emiratos convive con una sociedad local mayoritariamente suní árabe, con algunas familias de descendencia iraní o “ajam”, y que reside junta en áreas recluidas con sus antiguas tradiciones tribales.
Las generaciones más vetustas se rigen por los valores tradiciones de cooperación, mientras que las más jóvenes llevan una vida más moderna con una capacidad adquisitiva mucho mayor de la que había décadas atrás, dejando entrar un gran rayo de modernismo.
Sin embargo, y pese a ser un importante centro mediático tanto regional como internacional, hay un fuerte control regulatorio y político sobre los medios de comunicación.
EAU tiene una de las tasas de penetración de internet más altas del mundo árabe, lo que no impide una importante censura y el bloqueo de contenidos.