Elecciones en Grecia: La derecha logra la mayoría absoluta ante el desplome de Syriza
El conservador Kyriakos Mitsotakis será el próximo primer ministro. Tsipras no renuncia. Varoufakis logra representación. Los neonazis de Amanecer Dorado, sin escaños.
La derecha ha ganado las elecciones en Grecia. Y lo ha hecho con una mayoría aplastante, absolutamente confirmada con más del 80% del voto escrutado.
El partido conservador Nueva Democracia logra 158 escaños superando holgadamente la mayoría absoluta (150) y doblando el resultado de los comicios de 2015.
Un resultado que convierte en primer ministro a Kyriakos Mitsotakis, a quien ha felicitado su ya predecesor, Alexis Tsipras, candidato de Syriza, gran perdedor de la noche.
Ambos líderes han acordado que el traspaso de poderes se efectúe este mismo lunes, inmediatamente después de que Mitsotakis jure en el cargo ante el presidente del país, Prokopis Pavlópulos, ceremonia que está prevista para las 13:00 hora local (mediodía en España).
Syriza, el partido de Tsipras, se ha hundido pasando de 145 escaños a no llegar a los 90.
Al menos la izquierda puede contentarse con que el partido nazi de Amanecer Dorado no ha entrado en el Parlamento y sí lo ha hecho el exministro de Finanzas Yanis Varufakis con su formación MeRA25, que tendrá nueve escaños.
Por delante, los socialistas de Kinal (antiguo Pasok) logran 22 asientos rozando el 8% de los votos, siete escaños más que los comunistas (15) y doce más que los ultranacionalistas Solución Griega (10).
Tras la felicitación de su rival, Mitsotakis ha prometido “crecimiento y empleo” para Grecia y ha augurado el inicio de una “nueva pero bonita lucha”.
“No defraudaré las esperanzas de los griegos”, ha afirmado el futuro primer ministro griego, quien asegura que trabajará todo el verano porque “el futuro no puede esperar”.
Tsipras no renuncia y promete una oposición “vigorosa”
Tsipras ha comparecido cuando el escrutinio todavía iba por el 55% para felicitar a su rival, reconocer los resultados y asegurar que confía en que esta sea sólo “una derrota temporal”.
Además, ha asegurado que espera que Nueva Democracia no actúe por “venganza” y pretenda deshacer todo lo conseguido en materia de derechos sociales por su partido. “Syriza estará aquí para impedirlo”, ha afirmado.
El hasta ahora primer ministro griego ha sacado pecho de su gestión. “Hace cuatro años cogimos un país en bancarrota, con fondos vacíos, con un 28% de desempleo y un gran porcentaje de la población en situación de pobreza. Hoy dejamos un país con 37 mil millones en los fondos estatales y con tasas de crecimiento positivas”.
Tsipras ha prometido ejercer una oposición “responsable pero al mismo tiempo vigorosa, defendiendo las grandes conquistas de nuestro pueblo en los últimos años” y “los derechos y la voz de los débiles”.
Cansancio y hastío
El cansancio y hastío de los griegos se nota en el ambiente y ha tenido su reflejo en la participación, que ha sido de un 57%, una de las más bajas de la historia de la democracia griega.
Mientras que hace cuatro años todo el mundo hablaba de política, del referéndum y las calles se llenaban de actividad, este año las mismas calles están tomadas por los turistas y los griegos dicen estar cansados y decepcionados.
La policía, lejos de estar preparada para los disturbios como entonces, charla tranquilamente y alguno incluso celebra abiertamente los resultados. Excepto en Exarchía, el barrio anarquista, que ha sido tomado por los antidisturbios después de que un grupo de personas robase las urnas del colegio electoral y quemase las papeletas, propiciando que se tenga que repetir la votación el próximo domingo.
Grecia es uno de los países que más ha sufrido durante los últimos años, el más castigado por la crisis y por la austeridad impuesta desde Europa. Y ese desgaste no solo se nota en las calles sucias, los edificios abandonados y en la debacle de Syriza, también en el griego de a pie, alguno de los cuales cada vez ve más lejos recuperar la dignidad.
Mientras se producen las intervenciones de los políticos, en la calle el ambiente es una mezcla de sensaciones.
En la plaza Syntagma, por ejemplo, se respira tristeza. Seguidores de Syriza se mezclan con los turistas que se paran a escuchar los discursos en la gran pantalla que ha instalado el partido para seguir el recuento.
Entre las personas que hay en el escenario de Syriza, apenas hay jóvenes. Una imagen muy diferente a la de hace cuatro años cuando eran los jóvenes quienes le vitoreaban cada vez que salía a hablar. Los jóvenes que lo escuchan lo hacen apartados, pero entre los militantes la media de edad es de 60 años.
Uno de los jóvenes que está escuchando el discurso de Tsipras junto a su novia se abraza a ella. La chica está muy emocionada.
“La derrota de Tsipras se puede deber a que muchos griegos piensan que ha vendido el país cediendo el nombre de Macedonia a la antigua Yugoslavia. Hay mucho enfado con eso porque hay muchos nacionalistas en Grecia y han reaccionado”, explica él.
Según indica, Syriza fue “un partido reaccionario al que votó la gente en 2015 para castigar a los partidos que había antes”. “Puede que la balanza se haya equilibrado”, agrega.
El joven lamenta que los griegos tengan “poca memoria”. “La gente no ha tenido en consideración que en los últimos cuatro años ha mejorado la economía, han aumentado los derechos sociales y se han empezado a mover algunos movimientos, como el LGTBI. Pero a los griegos se les olvida”.
Según explica, “prefieren culpar antes al Gobierno en lugar de ver de dónde venimos y quiénes somos”. “Creo que Syriza ha hecho cosas buenas porque somos una economía en crecimiento y han mejorado los derechos sociales”.
A pocos metros, Kostos está con un amigo hablando de lo que ha pasado. Él no ha podido votar porque es de una isla y en Grecia no existe el voto por correo. Pero cree que es un “mal día” para los griegos. “La gente puso muchas expectativas en Tsipras y creyeron que había llegado el cambio. Pero no ha sido así. También tuvo mucho que ver que convirtiese el ‘no’ de los griegos en el referéndum en un “si”.
Desconfía del nuevo partido, marcado por los casos de corrupción que salieron a la luz hace años: “Aquí conocemos desde hace mucho a Nueva Democracia y los Mitsotakis y personalmente creo que es un retroceso que vuelva”.
También en Syntagma está Christos, de 53 años. Cree que fue un error que Tsipras llegase al poder y está contento con el resultado de esta noche. “Era un partido muy pequeño y tenía una agenda muy difícil, no hicieron las cosas bien”.
Además está contento de “que los partidos nazis no entren en el Gobierno” y no cree que el voto a Nueva Democracia sea un castigo a Tsipras. “La gente se ha dado cuenta de que necesitamos otro tipo de políticas, más liberales. Mitsotakis ha renovado a la vieja guardia de Nueva Democracia, que era corrupta, además de que ha hecho mejor campaña”.
También cree que el líder de Nueva democracia “sí que se preocupa por el país”. Eso sí, no estará “plenamente contento” hasta ver las medidas que se llevan a cabo.