Elecciones en Brasil 2022: La 'maldición de Vargas Llosa' se repite con Bolsonaro
El candidato que apoya el Premio Nobel de Literatura pierde los comicios presidenciales ante un Lula da Silva que vuelve por tercera vez a gobernar el país.
El caprichoso destino y el sistema electoral de Brasil han hecho coincidir la victoria de Lula da Silva en las elecciones presidenciales con la celebración de Halloween y la reactivación de la conocida como ‘maldición Vargas Llosa’, una teoría que reaparece cada vez que un candidato de derechas apoyado por el Premio Nobel pierde las elecciones.
La historia se ha vuelto a repetir con Jair Bolsonaro. El ultraderechista, primer candidato brasileño que no consigue revalidar su mandato, ha perdido por un estrecho margen las elecciones en Brasil al sumar el 49,10% de los votos en una segunda vuelta marcada por la polarización y las fake news y cinco meses después de recibir el apoyo de Vargas Llosa.
El escritor peruano se pronunciaba a favor de Bolsonaro el pasado 12 de mayo: “Entre Bolsonaro, con payasadas, y Lula, prefiero a Bolsonaro”, decía Vargas Llosa durante una charla en Montevideo invitado por el think tank Centro de Estudios para el Desarrollo (CED, liberal), en la que disertó sobre la actualidad en los países de América Latina.
El autor de La fiesta del chivo, La ciudad y los perros o Conversaciones en La Catedral aseguraba entonces que Bolsonaro “no es un candidato que despierte nuestro entusiasmo”, si bien apuntaba también que Lula “estuvo preso” y los jueces lo condenaron “por ladrón”.
Los otros candidatos ‘gafados’ por Vargas Llosa
El de Bolsonaro no es el primer caso de candidato conservador, especialmente en América Latina, que pierde unas elecciones después de que Vargas Llosa manifestase de alguna u otra forma su apoyo.
El caso más reciente se registró en Chile, en las elecciones de 2021. En esos comicios, el actual presidente Gabriel Boric se imponía al abogado ultraderechista José Antonio Kast.
“Estoy dispuesto a apoyarlo en lo que usted quiera”, le dijo Vargas Llosa a Kast dos semanas antes de que conociese el resultado de las elecciones presidenciales. “Lo de Chile es absolutamente fundamental para América Latina porque los ojos de toda la región están centrados en Chile hoy en día. Así que creo que no hay más alternativa que ganar las elecciones”, agregó el escritor.
También en 2021, el candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, se convertía en el presidente de su país después de ganar las elecciones a Keiko Fujimori, la candidata conservadora que había recibido el espaldarazo de Vargas Llosa.
“Hay que salvar al país de un peligro enorme que es caer en manos del totalitarismo. Lo estamos viendo en Venezuela, en Cuba a lo largo de los años: que no prosperan. No podemos permitir que eso ocurra en el Perú”, le pedía Vargas Llosa a la candidata de derechas que, después de la noche de las votaciones, sumaba su tercera derrota en unas elecciones.
La ‘maldición Vargas Llosa’ se producía también en Bolivia. Año 2020, Luis Arce Catacora (progresista) y Carlos Mesa (conservadores) se enfrentaban en las urnas para ocupar el asiento que hasta entonces había ocupado Evo Morales, quien había dimitido tras la presión de los militares.
“Ojalá este apoyo, que es un apoyo por la democracia, que es un apoyo por la libertad, por la legalidad, obtenga una victoria. Será una victoria para el pueblo boliviano que tendrá enormes beneficios para los bolivianos y sin duda para el resto de América Latina”, dijo el escritor peruano unos días antes de las elecciones en Bolivia, que ganaría Luis Arce con el 55% de los votos.
En 2019, en el transcurso de una reunión en la Casa Rosada, Vargas Llosa se encontraba con el entonces presidente de Argentina, Mauricio Macri. Allí, le decía: “Argentina había pasado por un período de populismo terrible, con muchísimos problemas de toda índole: políticos, sociales, económicos, y todos celebramos, pues, que el pueblo argentino lo llevara a usted a la Presidencia”.
Siete meses después de aquella reunión, Macri perdió las elecciones frente a Alberto Fernández, que ocupa la Casa Rosada desde entonces con el respaldo de un 48% de los votos.