El vídeo del Salón Erótico nos la intenta meter… doblada
Si a ti también se te ha puesto cara de chupar un limón cuando alguien te ha dicho "¡tienes que ver el nuevo spot feminista del Salón Erótico!", ya somos dos. Que tienen mano para generar polémica lo sabemos. Que sean un ejemplo a seguir con respecto a las causas sociales, lo dudamos. Que el negocio de la pornografía se convierta ahora en la panacea feminista es menos creíble que el máster de Pablo Casado. Es normal que nos dejemos llevar por la emoción (saben que estamos muy necesitados), pero abramos un poco el encuadre y miremos más allá de ese gesto desafiante, las frases hechas y el plano secuencia de este video promocional. Puede que no todo sea para festejar.
"Y tú, ¿cómo aprendiste a follar?". La cosa pinta bien porque recoge una cuestión que nos preocupa desde hace tiempo: de dónde proviene nuestra educación sexual. Pero chirría a la primera de cambio al afirmar que de la pornografía hemos aprendido "cómo, cuándo y por dónde meterla". Suena un poco extraño que la narradora, mujer y actual directora del Salón Erótico, se dirija en esos términos a un público exclusivamente masculino dejando completamente fuera al público femenino, que también consume porno y no tiene por dónde meter nada. Lo de la mirada hegemónica masculina debe ser deformación profesional.
Tras este comienzo un tanto atropellado, pasa a enumerar los estereotipos sexistas y violentos que difunde la industria del porno para concluir que la única causa de nuestra sexualidad machista es la falta de educación sexual y no la pornografía. ¿Y esto por qué? Porque la pornografía es ficción. ¡Ficción! Nótese que al pronunciar en alto esta palabra desaparecen todas nuestras responsabilidades y deudas en el banco por arte de magia. La ficción es el argumento más utilizado por aquellas personas que defienden que el porno no debe cambiar y también la crítica más repetida al spot en las redes sociales: "no es responsabilidad del porno educar".
Está ampliamente demostrado que los relatos audiovisuales, aunque sean ficciones, también educan, crean referentes y patrones de conducta. Se nos olvida que aprendimos cómo era el mundo a través de los cuentos y que tampoco Pulgarcito era real. Estamos de acuerdo en que el objetivo del porno no es educar, pero las consecuencias derivadas de su actividad sí son su responsabilidad: la educación sexual machista es una de ellas. Aquí van algunos datos para los escépticos:
Según la asociación Dale Una Vuelta, 11 años es la edad media en la que los jóvenes empiezan a consumir porno y el 10% tienen menos de 10 años. Michael Flood, sociólogo experto en masculinidad, asegura que los hombres que consumen pornografía son más violentos con las mujeres y propensos a creer que éstas disfrutan de las violaciones. En este artículo de The Telegraph se establece una relación entre la pornografía y los crímenes violentos. Por no hablar de las consecuencias negativas que el ejercicio de la pornografía tiene para los propios actores y actrices.
Los datos recogidos por la fundación Pink Cross, creada por la exactriz porno Shelley Lubben para ayudarles a salir de la industria, indican que dos tercios sufre estrés postraumático, el 66% tiene herpes, el 28% enfermedades sexuales y el 7% tiene sida. Algunas actrices porno han acabado suicidándose. No podemos olvidar tampoco la relación directa entre pornografía y explotación sexual: la doctora e investigadora Melissa Farley constata que gran parte de las víctimas de trata han sido promocionadas en páginas pornográficas y obligadas a dejarse grabar.
Al final del spot se llega a la conclusión de que, debido a la falta de educación sexual, la pornografía se ve obligada a cambiar. Que el cambio es urgente es algo en lo que estamos de acuerdo, pero no habría estado mal hacer autocrítica y asumir su parte de responsabilidad. El colofón final llega cuando la actriz concluye de manera dramática que "ahora mandamos nosotras". Esta última frase es la más desacertada de todas y en ella queda patente que quien haya realizado el guión no se ha leído ni la definición de feminismo de la RAE. La igualdad no significa que manden las mujeres, sino que nadie mande sobre nadie. La idea es que las relaciones sexuales sean un acuerdo entre dos o más personas, no la imposición de una de las partes.
Hoy por hoy juntar en la misma frase pornografía y feminismo es toda una osadía, no porque el sexo tenga nada de malo (¡todo lo contrario!) sino porque la industria pornográfica y todo lo que gira a su alrededor es una cuna de desigualdad. Puede que detrás de este vídeo se esconda una buena intención, no lo descartamos, pero con todo el mal que la pornografía ha hecho y sigue haciendo, es totalmente comprensible que nos pille escépticas, incrédulas y hasta cerradas a esa posibilidad. Aplaudirlo como si no fuésemos conscientes de esa realidad sería muy desconsiderado, así que seguiremos esperando el cambio antes de celebrarlo.