'El último baile', la serie de Michael Jordan, tiene lo mejor de todas las series (incluso de 'Médico de Familia')
De 'Juego de Tronos' a 'Menudo es mi padre', el documental sobre Jordan y los Chicago Bulls tiene conexión con todo.
Lleva semanas entre los más visto de Netflix en España, ha batido los récords de audiencia de ESPN en Estados Unidos y las redes se han llenado de gifs con sus momentos más destacados. El último baile es, claramente, un éxito.
No es para menos: el documental sobre Michael Jordan y su época gloriosa en los Chicago Bulls tiene todo lo mejor de las mejores series. Aquí las pruebas:
Porque Michael Jordan era el rey y para ampliar sus dominios necesitaba crearse rivales. Dentro o fuera de su equipo. Y además se pasa el documental hablando desde su Trono de Hierro.
Porque en solo dos minutos se da una idea bastante cruda de cómo era el desfase que había en los Bulls.
Porque MJ se puso serio para defender a sus compañeros y amigos cuando alguien tuvo la genial idea de desmantelar el equipo.
El documental da tantos saltos adelante y hacia atrás en el tiempo que uno ya no sabe en qué época se encuentra.
¿Estoy en Carolina del Norte? ¿En Chicago? ¿Jugando al baseball? ¿Jugando al golf? ¿Fumando puros?
Además literalmente. En uno de los capítulos se puede ver al cómico Jerry Seinfeld en el vestuario de los Chicago Bulls.
La serie de comedia coincidió con el boom del equipo de Jordan y ambos charlan tranquilamente en el vestuario hasta que llega Phil Jackson y se queda mirando en plan: “Este qué hace aquí”.
Seinfeld no es, evidentemente, el único gran rostro que se ve en el documental. Hay una ocasión perfecta para volver a ver a personajes que ya no están con nosotros, como Kobe Bryant.
Michael Jordan se lleva en su documental una buena reprimenda del expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, por no posicionarse políticamente a favor del candidato demócrata Harvey Gantt en las elecciones al senado de 1990.
¿Por qué no dijo nada Michael Jordan sobre el candidato demócrata? Porque la publicidad empezaba ya a gobernarlo todo y Jordan era el mejor anuncio. Además, como él mismo dijo, “Los republicanos también compran zapatillas”.
Además de por el carajal de fechas, los perdidos del documental son los hijos y la familia de Michael Jordan, que aparecen de forma esporádica en los 10 capítulos que dura la serie.
Sí que habla de su madre, de su padre, de sus hermanos, pero de sus cuatro hijos y de su mujer ni rastro.
Y tanto que se habla del padre de Jordan. Menudo drama, ¿no? Nada que envidiar a la gran tragedia paternal de la ficción española, protagonizada por El Fary.
Una pena que Jordan no contase con los servicios de Nacho Martín, mítico doctor de Médico de Familia.
En uno de los capítulos se cuenta que el deportista se intoxicó (o lo intoxicaron) al comerse una pizza en un partido clave para ganar la NBA, algo que mermó sus capacidades para disputar el encuentro. Con la ayuda de Martín esto no habría pasado.
Ojo porque a Scottie Pippen, la persona con los dientes más blancos de la historia, tampoco le hubiesen venido mal los conocimientos del doctor Martín para sus dolores de espalda.
Porque, al igual que Vincent Chase, Jordan no es nadie sin su séquito. Sus guardaespaldas, su persona de confianza, ese señor que te trae una pizza a las cuatro de la mañana, ese hombre que te arropa cuando estás triste...
Esa persona de confianza fue para Jordan su jefe de seguridad, Gus Lett, que se portó con él como un padre cuando este fue asesinado.
“Me ayudaba a subir al coche, a sentarme en mi asiento. Pasamos mucho tiempo juntos y a partir de ahí nuestra relación creció… Después del asesinato de mi padre, Gus se convirtió en un padre para mí. Debía tenerlo cerca todo el tiempo”, llegó a decir Jordan.
Érase una vez un hombre a un puro pegado. De hecho, los puros son casi un protagonista más de la historia.
El puro de levantarse, el puro de jugar al golf, el puro de antes del partido, el puro del descanso, el puro de la victoria... Jordan fuma más en el documental que Hannibal, el jefe del Equipo A.
Y además, como solía decir Hannibal, a Jordan también le gusta que los planes salgan bien.
Porque eso y no otra cosa parecían los Chicago Bulls antes de que llegase Jordan, chatines.