Fregar las sartenes es una tarea más compleja de lo que parece. No vale todo. De hecho el gran error es dejarlas en el fregadero aún calientes y echarles agua fría. Este método puede tanto dañar la sartén como contaminar el medio ambiente.
Pensar que colocándolas bajo el agua es más fácil retirar la grasa o el aceite es un error. Lo mejor es dejar que se enfríe y eliminar una vez solidificado con un papel. Además, para fregarlas en profundidad y conseguir que estén como nuevas no siempre hace falta utilizar productos de limpieza, ni siquiera detergente de lavar a mano. Basta con agua, bicarbonato, vinagre o sal.
Para un resultado perfecto, hay que aplicar a cada parte de la sartén un producto determinado. Toma nota:
1. Para la parte inferior hay que aplicar primero bicarbonato.
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2. Una vez que el bicarbonato haya cubierto la base, añadir vinagre por encima hasta que haga espuma.
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3. Por último, basta frotar con un estropajo, a poder ser metálico.
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1. Cubrir la parte interior con sal.
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2. Poner la sartén al fuego hasta que la sal empiece a saltar y a tostarse en algunas zonas.
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3. Retirar del fuego y quitar la sal solidificada con un papel de cocina. Este método permite reforzar la capa antiadherente de la sartén.
Para eliminar con más facilidad los restos de comida que se pueden quedar pegados en el interior de la sartén después de cocinar, conviene echar dentro de la sartén un chorrito de suavizante de ropa con agua y dejar reposar en frío 2 o 3 horas. Después retirarlo con papel de cocina y fregar con normalidad.
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