El tribunal electoral peruano proclama presidente a Pedro Castillo y Keiko Fujimori admite el resultado
La justicia desestima las denuncias presentadas por Fuerza Popular y otorga el triunfo al líder de izquierda por 44.000 votos, casi mes y medio después de las elecciones.
El Jurado Nacional Electoral (JNE) ha proclamado este lunes presidente de Perú al candidato de izquierda Pedro Castillo. Así lo ha anunciado mes y medio después de los comicios que ganó a la derechista Keiko Fujimori, quien retrasó su nombramiento con más de un millar de impugnaciones en las que denuncia sin pruebas fehacientes un supuesto “fraude”.
Después de declarar infundados los últimos recursos legales presentados por Fujimori, el JNE refrendó los resultados de la votación del 6 de junio, donde Castillo obtuvo el 50,12% de los votos válidos, un estrecho triunfo por apenas 44.263 votos de ventaja sobre Fujimori.
La proclamación de Castillo se ha producido a ocho días del cambio presidencial previsto para el 28 de julio, día en que Perú celebrará los 200 años de su independencia y el actual presidente interino, Francisco Sagasti, cederá la jefatura del Estado a Castillo, un profesor rural, originario de la norteña región andina de Cajamarca.
Keiko Fujimori ha anunciado poco antes de la proclamación oficial que reconocerá los resultados del balotaje presidencial. “Hoy anuncio que cumpliendo mis compromisos asumidos con todos los peruanos... voy a reconocer los resultados, porque es lo que manda la ley y la Constitución que he jurado defender”, ha afirmado Fujimori durante una presentación ante la prensa.
La candidata ha remarcado que aceptará la proclamación oficial a pesar de que, según su opinión, esta es “ilegítima” porque han “descubierto algo que ya es inobjetable: Perú Libre (el partido de Castillo) nos ha robado miles de votos el día de la elección”.
Llamada a la protesta pacífica
La líder del partido Fuerza Popular ha asegurado que “lamentablemente” el sistema electoral peruano se ha negado “a verificar la autenticidad” de los reclamos que presentó. Además, ha planteado, por ese motivo, una “propuesta para enfrentar los tiempos difíciles que se vienen” frente a lo que consideró “la inminente e ilegítima proclamación de Pedro Castillo”.
“Hago un llamado a todo el país a entrar en una nueva fase (de protestas), con todos los derechos que nos da la ley y la Constitución”, ha remarcado. Y ha sostenido que, por ese motivo, se siente “en la obligación de dejar en claro” que en esta nueva etapa no se puede “caer en ningún tipo de violencia, acudir a ninguna convocatoria que plantee acciones de atacar a funcionarios públicos o tomar instituciones del Estado”.
Fujimori ha afirmado que sabe que “este llamado a la no violencia” le puede generar “críticas”, pero que asume “este costo político” porque “existen múltiples formas de protestar” y de manifestarse para defender la “libertad y la democracia”.
“Así como juré aceptar los resultados electorales, hoy les juro que no me voy a rendir. El Perú necesita a todas las fuerzas sociales y políticas unidas en la tarea de detener el comunismo y defender la libertad de prensa. Nuestra defensa recién empieza”, ha concluido Fujimori, quien afronta una acusación de más de 30 años de prisión por presunto lavado de dinero en la financiación irregular de sus anteriores campañas electorales.
Casi un mes y medio de retraso en la proclamación
La proclamación de los resultados se retrasó durante casi un mes y medio porque Fujimori presentó una batería de recursos e impugnaciones para tratar de anular unos 200.000 votos de zonas donde Castillo obtuvo un apoyo abrumador, y que fueron rechazados de manera unánime por los JEE y por el JNE.
La legitimidad de las elecciones presidenciales peruanas ha sido reconocida por la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE), así como por los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, entre otros países y organismos internacionales.
Castillo asumirá la Presidencia para el periodo 2021-2026 con un discurso profundamente reformista que incluye una nueva Constitución al considerar que la vigente, surgida del “autogolpe” de Estado de Fujimori en 1992, ha impulsado una economía neoliberal cuyo progreso económico no ha solucionado las profundas desigualdades.