El SPD alemán vira a la izquierda sin romper con Merkel
Y piden poner fin de una vez a políticas que “acrecientan la desigualdad social”.
Los socialdemócratas alemanes buscarán el reencuentro con su ala izquierdista con una nueva jefatura más critica hacia la coalición de Gobierno, ansiosos de recuperar electorado, pero sin romper con el bloque conservador de la canciller, Angela Merkel.
El Partido Sociademócrata (SPD) entró este viernes en la órbita de los partidos con dirección paritaria y bicéfala que, tradicionalmente, caracterizó a Los Verdes y La Izquierda. El congreso federal ratificó como sus nuevos líderes a Norbert Walter-Borjans y Saskia Esken, ambos representantes de su ala crítica, una semana después de que la consulta entre las bases se decantara por esa fórmula.
Su victoria fue un toque de aviso al aparato del partido, que respaldaba la candidatura oficialista del titular de Finanzas y vicecanciller, Olaf Scholz. A distanciarse de la doctrina del “déficit cero” que defienden tanto Merkel como su ministro dedicó parte de su discurso Walter-Borjans, que recibió un 89,2 % de los votos del congreso.
El cometido del SPD debe ser “poner fin de una vez” a políticas que “acrecientan la desigualdad social”, sostuvo. “Se ha dicho que representamos un giro a la izquierda (...). Si ello significa regresar a lo que fue Willy Brandt, demos ese giro a la izquierda”, apuntó, entre ovaciones frenéticas.
Esken, quien durante la campaña ante las bases representó la línea dura respecto a la ‘groko’ -como se llama a la gran coalición-, arrancó su intervención en un tono muy personal. Recordó los múltiples empleos por los que pasó y lo complejo que fue compaginar su carrera con su condición de madre de tres hijos.
A partir de ahí, puso el acento en la necesidad de recuperar las esencias del SPD como partido social y de izquierdas. “Quiero un país donde todos se sientan protegidos, donde no haya niños en riesgo de exclusión social”, dijo, en alusión a la creciente precarización laboral y social en que vive Alemania.
Esken quedó por debajo de su compañero y obtuvo un 75 %. Algo que puede atribuirse a que el ánimo mayoritario del partido asume la crítica, pero huye del riesgo de ruptura. O, también, a que Walter-Borjans está más rodado, ya que fue ministro de Finanzas en el populoso ‘Land’ de Renania del Norte-Westfalia.
Ambos llegan al liderazgo del partido tras haberse comprometido ante las bases a hacer valer la clausula incluida en el pacto de Gobierno de evaluar sus resultados llegada la mitad de la legislatura; es decir, ahora.
En la corta semana transcurrida tras conocerse el veredicto de la militancia, y en medio de llamadas a rebajar el tono desde las ejecutiva, han dejado claro que no pretenden un fin abrupto de la coalición.
La línea intermedia se plasmó con una moción pactada con la ejecutiva de cara al congreso, en que se reclama más ambición frente al cambio climático, un programa de inversiones infraestructurales y la subida del salario mínimo interprofesional. Las corrientes más izquierdistas no quieren continuismo disfrazado de paños calientes, sino despedir a la ‘groko’.
“Deberían estar ustedes contentos. Pocas ocasiones tendrán de encontrar en una sola sala a tantos exjefes de un mismo partido, ministros o miembros de su ejecutiva”, bromeaba Kurt Beck, jefe del SPD entre 2006 y 2008, en un encuentro con representantes de los medios previo al congreso.
Al congreso acudían varios de los sucesivos líderes o jefes interinos que, tras la etapa de Gerhard Schröder en el poder -de 1998 a 2005- han asumido el desafío de reconducir al partido de sus persistentes crisis.
Ahí estaba también Martin Schulz, quien de gran esperanza del SPD pasó a ser identificado con su hundimiento bajo mínimos históricos en las elecciones generales del 2017. O los tres miembros de la gestora -Malu Dreyer, Manuel Schewig y Thorsten Schäfer-Gümbel- que ha dirigido el partido desde la dimisión el pasado junio de Andrea Nahles, fuertemente cuestionada en su liderazgo.
‘Norbert y Saskia han sido dos candidatos de primera. Tienen ahora la oportunidad de recolocar al SPD a las posiciones perdidas’, defendía Beck. El propósito de los nuevos rostros visibles del partido es regresar ya el próximo año a resultados por encima del 30 %.
Es decir, a los puestos que ocupó en los años 90, hasta llegar al 40,9 % con que Schröder llegó al poder. En 2005, con la derrota frente a Merkel, entró el SPD en cifras descendentes.
Parte de esa situación se ha atribuido al descontento de su electorado con el centrismo de Schröder. También al desgaste de las tres legislaturas en que ha sido socio menor de Merkel. Los sondeos apuntan a que, de celebrarse ahora comicios nacionales anticipados, se hundiría en el 14% o 15%.