El soldado alemán que abatió al menos a 1.000 estadounidenses el Día D
Heinrich Severloh ha pasado a la historia como 'La bestia negra de Omaha'.
“Ellos o yo”, pensó el joven soldado alemán Heinrich Severloh cuando vio el horizonte abarrotado de embarcaciones enemigas que se dirigían hacia él aquel 6 de junio de 1944, el Día D. Cuando pasadas las 6 de la mañana la primera oleada de soldados estadounidenses saltó de las lanchas para comenzar el asalto, comenzó a disparar. No paró de hacerlo durante casi 9 horas, hasta que tuvo que retirarse al verse rodeado. Según sus cálculos, él solo abatió al menos a 1.000 hombres ese día, por lo que pasó a la historia como La bestia negra de Omaha.
Severloh explicó en una entrevista muchos años después cómo vivió aquella jornada que marcó el inicio de la invasión aliada para liberar Europa de las tropas de Hitler y que fue un punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial. Tenía entonces 20 años y formaba parte de una de las posiciones defensivas que había preparado el ejército alemán en la playa conocida con el nombre en clave de Omaha, en la costa francesa de Normandía. Esta playa es la más conocida de las cinco en las que aquel día desembarcaron los aliados porque fue en la que se produjeron los combates más sangrientos. Los primeros minutos de la película Salvar al soldado Ryan, de Steven Spielberg, recrean este desembarco.
Los estadounidenses llegaban a la orilla en su mayoría mareados por el fuerte oleaje. Además, las lanchas les soltaban aún en el agua, por lo que tenían que avanzar con el cuerpo parcialmente sumergido y sin protección ni apoyo, cargados con sus armas y un pesado equipo.
Llegaban en oleadas y eran blancos fáciles para la ametralladora que manejaba Severloh, una MG42 capaz de disparar hasta 1.300 proyectiles por minuto. Además, estaba situado en una posición elevada y muy bien fortificada. Según cálculos del propio soldado alemán, disparó no menos de 12.000 balas, a ráfagas cortas. Cuando el cañón de la ametralladora se recalentaba y tenía que esperar a que se enfriase, echaba mano de un fusil y seguía disparando.
Atormentado
Severloh sobrevivió a la guerra. Según su relato, solo quedaban él y otros dos alemanes en su posición cuando se vieron flanqueados por sus enemigos y decidieron huir de la playa. Sus dos compañeros murieron casi inmediatamente mientras se retiraban y él fue hecho prisionero pocas horas después.
Aún hoy no se sabe con certeza cuántas bajas sufrieron los estadounidenses en la playa de Omaha, aunque se estima que fueron entre 2.000 y algo más de 4.000, contando muertos, heridos y desaparecidos. Severloh aseguraba en varias entrevistas que él abatió al menos a 1.000. Aunque algunos historiadores y expertos militares se han mostrado escépticos respecto a esta cifra, otros muchos la dan por buena e incluso la elevan.
“Fueron al menos 1.000 hombres, probablemente más de 2.000. Pero no sé a cuántos abatí. Fue horrible. Pensar sobre ello me da ganas de vomitar”, explicó Severloh en 2004. Así, sería el responsable de haber causado entre el 10 y el 20% de todas las bajas que tuvieron los aliados el Día D, que se calculan en más de 10.000.
El recuerdo de lo que hizo siempre le atormentó. Se le quedó grabado especialmente el recuerdo de un soldado al que le voló la cabeza mientras trataba de cubrirse. Siempre guardó silencio sobre sus acciones en el Día D, hasta que se lo reconoció a un periodista que realizaba un documental.
Posteriormente participó en actos conmemorativos del desembarco de Normandía e incluso llegó a trabar estrechas amistades con veteranos estadounidenses que habían participado en el asalto a Omaha. Regresó en varias ocasiones a aquella playa que dejó cubierta de cadáveres y siempre se mostró horrorizado por lo que hizo.
Severloh, La bestia negra de Omaha, murió en un asilo de ancianos en 2006.