El rey pide unidad a los partidos y "respeto y lealtad" a la Constitución en un discurso sin alusiones a su padre
Felipe VI vuelve a obviar la ausencia de Juan Carlos I en su mensaje de Navidad.
Una vez más, ni rastro de Juan Carlos I en el mensaje de Navidad del rey Felipe VI. Un discurso en el que apenas se han podido escuchar dos alusiones muy veladas a la corrupción y en el que el monarca pide a los partidos unidad, así como “respeto, reconocimiento y lealtad” a la Constitución.
El mensaje navideño de Felipe VI ha arrancado como no podía ser de otro modo, con un recuerdo a los vecinos de La Palma, que este año han sufrido la erupción del volcán de Cumbre Vieja, desde septiembre en activo.
“Mis primeras palabras en esta Nochebuena quiero dedicarlas a quienes vivís en la isla de La Palma y estáis pasando, desde hace tres meses, una situación tan dolorosa y difícil. El volcán os ha dejado a muchos sin hogar, sin medio de vida y a todos nos ha llenado de tristeza”, ha afirmado el rey.
El monarca ha mostrado su “solidaridad” a los habitantes de La Palma, a los que ha asegurado que cuentan “con el trabajo y el compromiso de todas las Administraciones para que podáis reconstruir, cuanto antes, vuestras vidas, vuestra economía y rehacer así vuestros proyectos con ilusión”.
Tras repasar cómo ha evolucionado la pandemia de coronavirus en España, Felipe VI ha repasado los “retos” que, a su juicio, tiene nuestro país de cara al futuro próximo y que ha presentado como “una oportunidad histórica para ponernos al día, para actualizar y para modernizar nuestro país”.
Para ello, el monarca, en primera persona, pone a “las instituciones” como principales responsables y hace su primera alusión a la ejemplaridad: “Debemos tener siempre presente los intereses generales y pensar en los ciudadanos, en sus inquietudes, en sus preocupaciones, estar permanentemente a su servicio y atender sus problemas. Debemos estar en el lugar que constitucionalmente nos corresponde; asumir, cada uno, las obligaciones que tenemos encomendadas; respetar y cumplir las leyes y ser ejemplo de integridad pública y moral”.
También reclama Felipe VI unidad institucional porque, afirma, “el entendimiento y la colaboración son actitudes necesarias que dignifican las instituciones; más aún, las fortalecen, porque generan la confianza de los ciudadanos”.
Considera el rey que “las diferencias de opinión no deben impedir consensos que garanticen una mayor estabilidad, mayor bienestar en los hogares y den la necesaria tranquilidad a las familias ante su futuro”.
Todo esto, eso sí, dentro del marco de la Constitución, que el monarca define como el “gran proyecto de transformación” que simboliza “el cambio tan profundo de España en estas más de cuatro décadas de democracia y libertad”.
Con la Carta Magna, dice el rey, “nos integramos plenamente en las modernas democracias occidentales”. Su espíritu, añade, “nos convoca a la unidad frente a la división, al diálogo y no al enfrentamiento, al respeto frente al rencor, al espíritu integrador frente a la exclusión; nos convoca permanentemente a una convivencia cívica, serena y en libertad”.
“La Constitución ha sido y es la viga maestra que ha favorecido nuestro progreso, la que ha sostenido nuestra convivencia democrática frente a las crisis, serias y graves de distinta naturaleza, que hemos vivido, y merece por ello respeto, reconocimiento y lealtad”, ha agregado.
Al principio de su discurso, el monarca también ha hecho alusión a cómo España ha afrontado la pandemia de Covid y ha puesto en valor el proceso de vacunación en nuestro país, del que ha dicho que “podemos sentirnos especialmente satisfechos”.
“Aun así”, advierte, “estamos viendo que el virus todavía tiene la capacidad de
hacernos daño, de muchas maneras”. “Se vuelve a transmitir muy rápidamente y, por tanto, el riesgo no ha desaparecido”, asegura.
En este sentido, pide “seguir teniendo cuidado, protegernos y actuar con la mayor responsabilidad individual y colectiva”. “Todos tenemos que hacer todo lo posible para no dar pasos atrás en esta crisis sanitaria que tanto sufrimiento ha causado”, añade Felipe VI, quien ha recordado a las víctimas que ha dejado el coronavirus y ha dado “inmensas gracias” al “personal sanitario”, al que ha enviado “apoyo y ánimo”.
Respecto a la pandemia, el rey ha recordado las “consecuencias sociales y económicas” que ha dejado en España y se ha congratulado de que “nuestra economía ha vuelto a crecer y a recuperar la gran mayoría de los puestos de trabajo que se habían visto temporalmente suspendidos”. “Y la cifra de ocupados evoluciona a un ritmo realmente positivo”, ha agregado.
Aun así, el monarca ha recordado que “ha aumentado el número de personas en situación de vulnerabilidad” y que a esto no ayuda el alza de los precios, especialmente de la energía.
Pese a todo, Felipe VI considera que la intervención de la Unión Europea con los fondos de recuperación hacen que esta sea “una ocasión única que no podemos desaprovechar”.
“El momento es difícil, desde luego, pero detenernos hoy es quedarnos
atrás; es retroceder. Hay que seguir adelante porque la Historia nos enseña que los españoles hemos sabido cómo reaccionar y sobreponernos ante las adversidades”, ha agregado el rey.
Es al final de su discurso cuando ha hecho la segunda mención velada a la corrupción, cuando ha asegurado que “ahora se abre ante nosotros un futuro que nos exige, a todos, responsabilidad, voluntad de colaborar y entendernos”.