El 'procés' pasa factura a la economía en Cataluña
La situación que vive esta región podría tener un fuerte impacto en uno de los principales pilares de la economía catalana: el turismo.
Lo ocurrido en Cataluña no deja indiferente a nadie. A ningún español, por supuesto, dado que Cataluña, tal y como indica la Constitución, es parte de este país llamado España; así como a los propios catalanes que, quizá sin saberlo, están generando un escenario difícilmente reversible y bastante tortuoso para el correcto desarrollo económico de la autonomía. Un escenario que ha sucumbido al caos, descabezado políticamente y que oprime todo aquello que lleve el nombre de España incrustado en sus genes.
En resumidas cuentas, la independencia, con los últimos sucesos acontecidos, ha declarado la guerra a España. Una guerra que pretenden librar bajo el camuflaje de la paz y la libertad, con la violencia. Violencia que, por otro lado, no solo es la peor vía para tratar de solventar la situación, como ya han afirmado hasta los propios políticos que se encuentran en prisión, sino que, a su vez, dejará una gran mancha en una de las ciudades españolas en las que, hasta ahora, se percibía el vanguardismo y la modernidad de un país desarrollado.
Ante lo ocurrido, como es de esperar, la percepción sobre Cataluña ha cambiado bastante. Ya desde el referéndum, la propia economía catalana comenzó a notar lo que, hasta entonces, sería una fuga temporal de empresas hasta la resolución. Una espantada empresarial que no solo no ha regresado a Cataluña, sino que, tal y como está el escenario político y social, tampoco lo hará en los próximos años, pues ninguna empresa está dispuesta, en estos momentos, a localizar nuevamente su sede en una ciudad salpicada de violencia y anarquismo social. Una ciudad que presenta imágenes más propias de regímenes dictatoriales como Venezuela que de una ciudad española.
Como digo, todo lo ocurrido tras el referéndum, así como todo aquello en lo que ha derivado el procés, ha tenido un impacto muy significativo en la economía autonómica. Una economía que, a priori, representaba la principal locomotora económica del país, pero que, ante los hechos acontecidos y el ansia separatista que se respira, ha pasado a ocupar el cuarto lugar en materia de PIB per cápita. Aunque en materia de PIB Cataluña siga liderando el ranking, las tensiones que ha generado el procés le ha llevado a sufrir un sorpasso por parte de otras ciudades como Madrid, la cual crecía menos que la autonomía catalana hasta la acentuación del separatismo.
Desde la celebración del referéndum, ya son más de 2.000 las empresas que han tomado la decisión de deslocalizar sus sedes para llevarlas fuera de la autonomía catalana. Empresas que, siendo en su mayoría PyMEs, han decidido huir de territorio catalán ante lo ocurrido en la autonomía. Una pérdida de empresas muy abultada y poco compensada con la llega de nuevas empresas, la cual ha descendido a niveles que sitúan a Cataluña como la autonomía que más pérdida de empresas, por cambio de sede, ha sufrido en el último año. Una situación que ha llevado al PIB catalán a crecer tres décimas por debajo de la media española, así como la consecución de siete trimestres por debajo del mismo promedio.
En materia de indicadores, también podemos destacar como uno de los principales el de desempleo. España sigue siendo la campeona de Europa en materia de desempleo; siendo superada únicamente por Grecia, el país que sufrió el rescate y por el que, hasta ahora, se le suele ningunear en los indicadores contrastables. Esto pone de manifiesto la necesidad de abordar políticas de reducción del desempleo en España; reducción que, hasta ahora, lideraba la autonomía catalana. Sin embargo, desde la aparición de nuevas tensiones en todo lo relativo al procés, Cataluña ha pasado de ser el motor de empleo nacional, a situarse por debajo de la media; haciendo una lectura de los datos que comprenden la comparativa en materia de reducción de desempleo por comunidades en el tramo que va desde el 2017 al 2019.
De acuerdo con la comparativa, Cataluña ha reducido un -11,27% en materia de desempleo durante el compendio de fechas seleccionado; sin embargo, en el caso de Madrid, esta reducción ha sido del -13,69%, mientras que en el promedio total de España, se sitúa en el -12,08%, lo que sitúa a Cataluña por debajo del promedio nacional. Una realidad que sacude a una autonomía que solo ha salvado la situación con la estacionalidad y la fuerte creación de empleo que vivía la Generalitat durante los meses de verano, en los que el empleo volvía a sufrir nuevos incrementos.
Pero no es oro todo aquello que reluce. Si observamos las cifras que nos ofrece Exceltur acerca del turismo en Cataluña, el sector posee un peso cercano al 12% sobre el total de PIB en la autonomía. Es decir, una décima parte del PIB catalán se encuentra supeditado al sector turístico. Esto no solo explica el gran impacto del sector turístico en el empleo, sino que también, el lastre que el mismo podría derivar en serias repercusiones negativas para el territorio catalán. Repercusiones que ya ha remarcado Exceltur tras la creciente tensión en unas calles que dejan una imagen desoladora.
De acuerdo con el propio organismo, la economía catalana corre el riesgo de no ingresar una cuantía cercana a los 300 millones de euros si las protestas se prolongan. El mal clima que está salpicando a la autonomía, así como la difusión internacional, está provocando que los turistas elijan destinos alternativos al que, hasta ahora, ha sido el principal destino turístico del país. En relación con el propio ranking de competitividad turística, el cual sitúa a Cataluña ahora en la séptima posición, el turismo, a cierre de 2018, dejaba un decremento leve en los resultados anuales.
Decremento que viene precedido, además de por factores diversos, por el ‘procés’ y las tensiones que ello generó en la ciudad condal. Cataluña, en resumen, se juega mucho en este asunto, pues en los meses desde la celebración del referéndum ilegal, hasta febrero del año pasado, la autonomía dejó de recibir hasta 185.000 turistas en la comparativa con años anteriores; cifra que pone de manifiesto el impacto directo de las reyertas callejeras en la selección de destinos turísticos.
La situación en Cataluña, como cabía de esperar, acaba pasando factura al propio territorio. Factura de la que se aprovechan otras comunidades autónomas como Castellón o la capital del país, Madrid; pues son los principales destinos alternativos para las empresas que huyen. La inversión extranjera en la autonomía, con caídas superiores al 11% durante el 2018 también revela la inestabilidad de un territorio y el miedo del inversor a centrarse en un escenario tenso e incierto. Sea como sea, la situación catalana sigue castigando a la economía territorial, lo cual, ante la desaceleración que vive la economía a nivel nacional, la situación no hace ningún bien al país, pero menos al propio territorio autonómico.