El primer ministro de Irak acepta renunciar en medio de violentas protestas en el país
Los principales dirigentes del país se muestran dispuestos a celebrar elecciones, "porque la legitimidad del gobierno viene del pueblo"
Irak se aproxima a un cambio de Gobierno tras un mes de violentas protestas que se acentuaron en la última semana y que, apenas un año después de su nombramiento, parecen haber puesto fecha de caducidad al frágil Gobierno del primer ministro iraquí, Adel Abdelmahdi.
Con cientos de personas cumpliendo una nueva jornada de manifestaciones en las calles de todo el país, el presidente de Irak, Barham Saleh, compareció ante los iraquíes por televisión para mandar un mensaje a la nación en el que se mostró favorable a la convocatoria de elecciones.
“Afirmo mi apoyo a elecciones anticipadas, con una comisión electoral nueva e independiente, porque la legitimidad del gobierno viene del pueblo”, declaró en su discurso.
Saleh aseguró que el primer ministro es favorable a presentar su dimisión con la condición de que las fuerzas políticas lleguen a “un entendimiento respecto a un sustituto, en el marco de la Constitución y para impedir un vacío constitucional”.
El presidente iraquí indicó que está habiendo consultas y encuentros entre las coaliciones y fuerzas políticas para llevar a cabo “las reformas necesarias dentro del marco legal para proteger la estabilidad de Irak”.
En ese sentido, anunció que se ha empezado a trabajar en una nueva ley electoral que “convenza al pueblo y aborde los defectos de la actual ley”, y que permita “una solución más justa y más representativa a los intereses de la gente”.
Un descontento masivo
Miles de iraquíes se lanzaron a las calles el pasado 1 de octubre en medio del deterioro de los servicios públicos y del hartazgo por el desempleo y la falta de soluciones a la mala situación económica.
Durante la primera semana al menos 157 personas fallecieron y miles resultaron heridas, de acuerdo con la Comisión Iraquí de Derechos Humanos, una institución pública pero independiente.
Esas muertes llevaron a una investigación oficial por parte de una comisión oficial y al procesamiento de varios policías, aunque, según el comité, la represión no fue dirigida u ordenada por los máximos responsables de las fuerzas de seguridad.
Tras una pequeña disminución en la intensidad de las manifestaciones, el pasado viernes los iraquíes volvieron a tomar las calles arremetiendo contra la clase política por la corrupción y la falta de respuestas a sus demandas.
Sólo desde el viernes se han producido un centenar de muertos y 5.000 heridos, según la comisión.
“La situación actual no puede continuar, necesitamos reformas serias y grandes cambios que hay que acometer”, admitió el presidente en tono grave, después de haber expresado su apoyo a las “demandas legítimas” de los jóvenes que están manifestándose en la capital y otros puntos del país.
“Las demandas del pueblo iraquí nos han llevado al extremo”, remachó el presidente, que lleva en el cargo poco más de un año, al igual que el primer ministro.
El presidente habló este jueves tras horas de encuentros entre los partidos políticos para tratar de encontrar una salida a Abdelmahdi, que llegó al poder tras meses de difíciles negociaciones entre las diferentes fuerzas políticas en el fragmentado Parlamento iraquí.
El clérigo chíi Muqtada al Sadr, líder de la principal bancada del Parlamento y valedor del Gobierno de Abdelmahdi, solicitó hace dos días elecciones y posteriormente le retiró su confianza al primer ministro después de que este le dijera que no hacía falta convocar nuevas elecciones para nombrar un nuevo Ejecutivo.
Hoy estaba previsto que Abdelmahdi compareciera en la Cámara de los Diputados, pero finalmente estos se reunieron sin su presencia.
Al término de la sesión, el Parlamento emitió un comunicado pidiendo la presencia del primer ministro en el próximo pleno del Legislativo, previsto para el sábado, con el fin de “escuchar las repercusiones de las manifestaciones y la violencia que las acompañó”.
Según la nota, los legisladores quieren conocer las circunstancias en que se produjeron “los ataques contra manifestantes pacíficos y el uso excesivo de la fuerza contra ellos”, algo que ha deplorado repetidamente la ONU.
Hoy la Oficina de Naciones Unidas en Bagdad afirmó que “está lista, si así es requerida, para juntar a todas las partes y avanzar una hoja de ruta que cumpla con las legítimas demandas del pueblo iraquí”.