El plan de Biden para reactivar la economía estadounidense
El candidato demócrata y futuro presidente apuesta por invertir en infraestructuras, reducir la desigualdad y revertir la reforma fiscal de Trump.
Donald Trump ya es historia. El demócrata Joe Biden se convertirá en el 46º presidente de Estados Unidos en enero tras cuatro años de paréntesis en los que el magnate ha sabido aprovechar los vientos a favor de la era Obama. Las cifras macro parecían jugar a favor de la reelección del republicano. La economía creció un 2,3% en 2019 y la tasa de paro bajó hasta el 3,5%. Todo parecía que iba bien hasta que irrumpió el coronavirus, que puso patas arriba todo este escenario idílico e hizo aflorar viejos problemas como la desigualdad.
Los ciudadanos estadounidenses han sentenciado a su polémico presidente y han escogido al vicepresidente de Barack Obama —al que Trump denostaba con el apodo de Sleepy Joe (dormilón) en campaña—, para luchar contra la pandemia y reactivar la economía estadounidense. La tarea no será fácil: el producto interior bruto del país sigue un 3,5% por debajo del nivel del año pasado y quedan por recuperar aproximadamente la mitad de los 22 millones de puestos de trabajo perdidos entre marzo y abril.
A pesar de la recuperación, una parte de la población se ha quedado atrás. Los trabajadores con peores salarios no disponen de ayudas. La pandemia ha agrandado la brecha entre ricos y pobres. El corazón industrial del país ha sido clave en la victoria de los demócratas. Una vez se instale en la Casa Blanca, Biden tendrá que negociar con el Congreso un segundo paquete de estímulos económicos, tras aquel primero lanzado en marzo para inyectar 2.200 millones de dólares (1.820 millones de euros) y que repartió cheques de 1.200 dólares a cada estadounidense.
Invertir masivamente en infraestructuras (verdes)
El plan estrella de Joe Biden se llama Build Back Better (Reconstuir mejor), un programa dotado con más de 2 billones de dólares para crear 10 millones de puestos de trabajo.
El demócrata quiere utilizar este dinero en reconstruir las infraestructuras del país, como las carreteras y los trenes. “Las infraestructuras en EEUU no son las mejores del mundo, están obsoletas. Muchas se construyeron en los años 60 y no han mejorado mucho desde entonces, a pesar del crecimiento de la población”, apunta Eszter Wirth, profesora de economía de la Universidad de Comillas ICADE.
Algunas de las promesas del candidato demócrata dentro de este programa son la inversión en sistemas de transporte público que desincentiven el uso del coche privado en todas las ciudades con más de 100.000 habitantes y la construcción de una red ferroviaria de alta velocidad.
Este plan está muy enfocado en la lucha contra el cambio climático, con el objetivo de convertir a EEUU en un país sin emisiones de carbono en 2050. Biden ha prometido la instalación de 500.000 puntos de recarga de coches eléctricos en el país.
“Biden no apoyaba el green new deal del ala más izquierdista del Partido Demócrata, pero ha cogido varias ideas, sobre todo en lo que se refiere a infraestructuras verdes. Ha prometido invertir 2,2 billones en energías verdes, en reformar viviendas para que sean más eficientes y electrificar el país”, explica Wirth.
En este sentido, el candidato demócrata también se ha comprometido a que Estados Unidos vuelva al Acuerdo de París, que fue suscrito en 2015 por el Gobierno de Barack Obama, cuando Biden era vicepresidente. EEUU ha abandonado este pacto el pasado 4 de noviembre, como había prometido Trump.
Reducir la desigualdad con un salario mínimo
Biden ha elegido la creciente desigualdad como uno de los grandes problemas a resolver en EEUU. Una de sus promesas estrella es la instauración de un salario mínimo de 15 dólares por hora a nivel federal.
El candidato demócrata se ha comprometido a garantizar la educación preescolar gratuita a todos los niños de 3 y 4 años. Además, ha apostado por la creación de universidades públicas gratuitas, como las existentes en muchos países de la Unión Europea.
Actualmente muchos estudiantes universitarios se ven abocados a endeudarse para poder frente a las disparatadas cuantías de las matrículas en las universidades estadounidenses. Por eso, Biden se ha comprometido a reducir la deuda estudiantil, que actualmente supera los 1,5 billones de dólares.
Acabar con la reforma fiscal de Trump
El dinero para financiar estos planes de inversión saldrá de una reforma impositiva, con la que espera recaudar unos cuatro billones de dólares. Biden apuesta por subir los impuestos a los trabajadores con rentas superiores a los 400.000 dólares anuales y a las rentas de capital.
“Biden quiere revocar la reforma fiscal que hizo Trump en 2017, que benefició a los más ricos. Trump rebajó el tipo impositivo máximo (sobre las rentas que ganan más de 400.000 dólares al año) del 39,6% al 37%. Biden quiere subirlo casi al 40%”, señala Wirth.
A pesar de que algunos republicanos han puesto el grito en el cielo por este plan fiscal, este aumento no afectará a la inmensa mayoría de los estadounidenses. “Este incremento del impuesto sobre la renta solo afectaría entre el 1% y el 1,5% de la población más rica y no a la clase media”, explica.
Además, el candidato demócrata quiere subir los impuestos a las grandes empresas. “Biden pretende volver a subir el impuesto sociedades, porque Trump lo rebajó hasta el 21%, y el demócrata quiere incrementarlo al 28%”, apunta Wirth.
Contra China sí, pero no con una guerra comercial
Al igual que Trump, Biden también apuesta ahora por el proteccionismo económico, frente al comercio libre que defendía cuando era vicepresidente de Obama.
El candidato demócrata defiende la relocalización de empresas de EEUU que actualmente producen en otros países como México. Además, ha prometido la compra de productos fabricados en EEUU por valor de 400.000 millones de dólares. Si Trump defendía su mítico Make America Great Again, ahora uno de los lemas de Biden es Made in All for America.
El mandato de Trump ha estado protagonizado por la guerra comercial con China. Los expertos creen que la política comercial cambiará. “Trump intentó que China dejara de aplicar unas políticas de dumping [competencia desleal] con una guerra comercial unilateral. Biden intentará conseguir aliados en la UE, Japón y Corea del Sur para presionar a China”, señala Wirth.
Trump impuso aranceles a multitud de productos fabricados en otros países, como la aceituna negra española. Ahora, el candidato demócrata quiere ligar estos aranceles al cambio climático. “Biden quiere imponer un arancel verde a los productos que procedan de países poco respetuosos con el medio ambiente. Esta idea se la compró a Elisabeth Warren”, explica.
Veremos si Biden puede llevar a cabo todas estas iniciativas o tiene que reducir su ambición, ante un Senado controlado por los republicanos.