El pin parental: un disparo con dos dardos
Supone un grave riesgo para la calidad e integridad de la educación española plantear un control policial en las aulas.
El pin parental o, como a mí me gusta llamarlo, censura educativa empieza a ser uno de los clásicos que Vox utiliza para poner entre las cuerdas a su socio de Gobierno, la derecha cobarde, que es el Partido Popular con la complicidad de Ciudadanos. El pin parental se dispara con dos dardos. El primero es el más evidente: una medida educativa que pretende imponer Vox y que a todas luces, además de ilegal según el actual marco legislativo recogido en la LOMLOE, es una auténtica barbaridad. De llevarse a cabo, expondría a los menores a una vulnerabilidad ante la vida, por no hablar de la privación de una formación plural que es lo que se debería garantizar en el sistema educativo.
El segundo dardo, es sin duda el que va al corazón de la política. Cada vez que el PP se encuentra en situación delicada, Vox saca a relucir nuevamente el pin parental allá donde se lo puede permitir. Es decir, en aquellas comunidades autónomas donde el PP no suma mayoría con Ciudadanos, como es el caso de la Región de Murcia, Andalucía y Comunidad de Madrid. Por tanto, Vox no tiene ningún escrúpulo en utilizar la educación para sus fines políticos, como tampoco tiene ningún pudor el PP en dejarse chantajear en algo tan importante, esencial y delicado como es la educación de los niños y niñas.
Unos y otros ya nos tienen acostumbrados a estos vaivenes políticos de instrumentalización de la infancia para sus fines. Lo hicieron ya en el pasado con este tema y ganaron en la Región de Murcia, lo han hecho recientemente con la campaña de lazos naranjas en los centros concertados y lo vuelven a hacer ahora tanto en Andalucía como en la Comunidad de Madrid.
Incoherente, inconsistente, manipulador es ese proyecto educativo de la derecha que hace escasamente tres meses gritaba en el Congreso la palabra libertad. Eso sí, un falso concepto de libertad, que les debería sonrojar a todos aquellos que lo gritaban. La mayoría no parecen saber lo que significa, porque dos meses después se auto enmiendan con su aceptación de una imposición de censura educativa, o dicho de otra manera, practicando una privación de la libertad de enseñanza en toda regla. En definitiva es un hurto a la libertad de pensamiento de niños y niñas, los sufridores y destinatarios de la censura educativa que defiende la ultra derecha.
Es una absoluta perversidad ideológica lo que se pretende. Sorprende la tibieza de Ciudadanos, impasible en este juego de libertades y falsas libertades que ellos siempre han puesto en lo más alto de sus prioridades.
El riesgo no es menor, la sospecha sobre adoctrinamiento genera malestar y temor entre padres y madres. La irresponsabilidad de la derecha más reaccionaria en España está siendo alimentada por una competición insana para ver quién lidera el “movimiento del anti adoctrinamiento”. Para ellos, todo vale y todo lo que no comparten es adoctrinamiento, sin pararse a pensar en las consecuencias de lanzar semejante acusación. La suerte está echada, jugar con la educación es enormemente irresponsable, jugar con los derechos de la infancia es miserable.
Volviendo al campo educativo, las cuestiones que Vox quiere eliminar del currículo educativo ya no podría hacerlo porque se trata de manera transversal en el currículo la educación afectivo sexual, la coeducación la prevención y lucha contra ante la violencia de género, la eliminación de cualquier tipo de segregación incluyendo la sexual, el respeto a la diversidad afectivo sexual adaptada al nivel madurativo, introduciendo en la ESO la orientación educativa y profesional con perspectiva inclusiva y no sexista. La ley defiende que el mejor aprendizaje de la no discriminación y de la igualdad es la práctica de la coeducación. La ley persigue la no discriminación por orientación o identidad sexual.
Atizados por el integrismo de Vox, el PP y Cs pasan a cuestionar seriamente principios constitucionales y principios profundamente interiorizados por nuestros docentes como son la libertad de cátedra y el rigor académico. Supone un grave riesgo para la calidad e integridad de la educación española plantear un control policial en las aulas. Nos recuerda tristemente a tiempos preconstitucionales, a tiempos en los que existía la censura educativa, que afortunadamente quedó desterrada de la educación hace décadas.
Este tipo de control en las aulas ha sido históricamente el origen y extensión a la vez de los movimientos extremistas y del fascismo. La sociedad española no puede permitirse retornar a una involución de pensamiento. Nuestros niños y niñas merecen una educación plural, crítica, sin censuras y abierta a distintos pensamientos y debates.
No podemos olvidar que la educación es la mejor vía de progreso social y frente a la deriva centralista, adoctrinadora y controladora, basada en una constante intromisión que afecta negativamente y daña nuestro sistema de garantías educativas, es de vital importancia mostrar y afianzar el apoyo y la confianza en la profesionalidad del docente y de la inspección educativa, confiar en nuestro sistema educativo y garantizar una formación integral para todos los niños y niñas