El periodista ruso que reveló la presencia de mercenarios en Siria se mata al caer del balcón de su casa
Avisó a sus amigos de que vio gente de camuflaje y con armas en su portal.
El periodista ruso Maxim Borodin murió ayer domingo a consecuencia de las heridas sufridas al caer del balcón de su vivienda, un apartamento en el quinto piso de un edificio de Ekaterimburgo, según han publicado medios internacionales como la BBC. Su fallecimiento va más allá de ser una mera noticia local, ya que hablamos de un periodista de investigación que recientemente había escrito, en el periódico Novyi Dien (Nuevo Día), acerca de la muerte de algunos mercenarios rusos en Siria, empleados por una sociedad militar privada llamada Grupo Wagner. También escribía frecuentemente sobre la corrupción y el crimen organizado en Rusia. De ahí que se hayan disparado todas las alarmas ante su extraña muerte.
Según los investigadores rusos, de momento "no existen elementos que hagan pensar en un crimen". "Se están estudiando distintas opciones", según declaración del comité investigador a la agencia Tass. Sin embargo, el diario británico The Times asegura que en la muerte de Borodin hay algunos elementos inquietantes, como que la víspera de su muerte el periodista dijo a unos amigos que había personajes con ropa de camuflaje delante de su portal y que uno de esos hombres iba armado.
Según el también británico The Mirror, su amigo Vyacheslav Bashkov ha escrito en Facebook que recibió una llamada de Borodin a las cinco de la madrugada, en la que le dijo que había hombres armados en el pasillo y en el balcón, aunque después volvió a llamar para decir que se trataba de "ejercicios de entrenamiento".
Pero Polina Rumyantseva, editora del semanario Novy Den en el que trabajaba Borodin, no cree que se haya quitado la vida. El periodista escribía regularmente sobre crímenes y corrupción, y en las últimas semanas se había dedicado a la muerte en febrero de varios mercenarios rusos peleando en Siria,logrando identificar a varios de ellos residentes en las ciudad de Asbest, en los Urales.
En aquel momento un grupo de estos empleados del llamado Grupo Wagner, el cual estaría vinculado con empresarios amigos de Putin, atacaron con tanques y artillería una posición de las milicias de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), aliadas de Estados Unidos.
En respuesta Washington y sus aliados utilizaron sus aviones para frenar el asalto y mataron a un número aún no establecido de mercenarios rusos, que podrían llegar hasta 200.
Pero el gobierno de Rusia, que apoya al régimen sirio de Bashar al Assad con su fuerza aérea pero sin tropas terrestres, ha negado y luego reconocido la muerte de "contratistas".
Demasiados misterios
El socialista francés Harlem Désir, representante para la libertad de los medios de comunicación en la OSCE (Organización para la seguridad y la cooperación en Europa), ha dicho que la muerte de Borodin le parece muy preocupante. Con relativa frecuencia llegan noticias de periodistas rusos abiertamente asesinados, o fallecidos en extrañas circunstancias.
Según la información de la agencia France Presse, el Comité de Protección de los Periodistas (CPJ), una organización no gubernamental con sede en Nueva York, tiene contabilizados 58 periodistas asesinados en Rusia desde 1992. La ONG Reporteros Sin Fronteras, por su parte, sostiene que Rusia ocupa la posición 148 sobre 180 naciones en cuanto a su respeto a la libertad de prensa, en la zona roja de peligro.