El orgasmo es un antidepresivo muy poderoso

El orgasmo es un antidepresivo muy poderoso

Llegar al clímax en nuestra relaciones sexuales es un estupendo recurso para mejorar nuestro estado de ánimo.

Mujer disfrutando de un orgasmo.Spanishalex via Getty Images/iStockphoto

Gozar de una buena salud sexual —definida por la OMS como “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad”— se traduce en importantes y demostrados beneficios para la salud en general, a nivel físico, mental, emocional y social.

Son numerosos los estudios científicos encargados de demostrar lo positivo que para nuestro organismo tiene la práctica de sexo, tanto en su fase de excitación como al alcanzar el clímax. Solo o en pareja, el sexo mejora nuestro sistema inmune, disminuye el riesgo de enfermedades cardiacas, es un analgésico natural, ayuda a quemar calorías y es rejuvenecedor.

Pero, quizá de una manera más clara y evidente, el sexo y especialmente la culminación del acto, pueden convertirse en una poderosa herramienta con la que mejorar nuestra salud mental, ayudándonos a reducir el estrés, mejorar nuestra autoestima y desconectar de los problemas.

“Hay veces que la eficacia del orgasmo es más beneficiosa que la de un antidepresivo. El antidepresivo te alivia el síntoma pero no curan la causa. El sexo, el vínculo con otra persona, la diversión y el hecho de llegar al orgasmo tiene efectos más positivos que estos medicamentos”, asiente sin duda Ana Lombardía, psicosexóloga, asesora de la marca de juguetes sexuales We-Vibe y monitora de igualdad de género. “Pero cuidado, que los antidepresivos son un imprescindible tratamiento médico”, advierte.

La celebración del Día Mundial del Orgasmo Femenino es un momento ideal para reivindicar el derecho al placer sexual de la mujer e insistir en la necesidad vital de experimentarlo. Las razones para la especialista son obvias.

El orgasmo mejora muchísimo nuestro estado de ánimo porque libera sustancias químicas, hormonas que tienen que ver con el bienestar. La producción de oxitocina —la hormona del amor—, endorfinas y serotonina tienen que ver con la relajación y la mejora de nuestro estado de ánimo. El sexo, el orgasmo produce mucho bienestar y es un rato de placer y diversión.

Pero además, por el hecho de estar divirtiéndonos ya nos vamos a sentir mejor. A solas o en pareja, el sexo es una forma de cuidado, de autocuidado y de centrarse en uno mismo para el placer, sin más obligaciones.

Cuando lo hacemos en pareja nos vinculamos con otra persona y hay un montón de beneficios relacionados con el apego. Es diferente, a solas tiene un montón y en pareja tienes los beneficios adicionales del vínculo con el otro que nos hace sentir más seguras, confiadas, queridas y cuidadas. Y eso, además, mejora nuestra autoestima.

No hay una frecuencia que sirva para todo el mundo. Tiene que ver con el deseo sexual de cada uno, de las necesidades, del momento de la vida, de la época del año... No se trata de buscar una cifra sino de conocerse a uno mismo, saber lo que necesitas y adaptarse a ello, y utilizar el orgasmo como un recurso más para mejorar nuestro estado de ánimo.

Cuando estamos teniendo una época de estrés, estamos bajos de ánimo o tenemos problemas, nuestra cabeza está en otro sitio y no está tanto para el placer. Estamos más centrados en resolver eso que en divertirnos y disfrutar. En esos momentos, el deseo se puede ver muy afectado. Además, hay medicamentos como ansiolíticos y antidepresivos, los que tomamos en esas situaciones, que interfieren en nuestra actividad sexual, tanto en el deseo como en la capacidad de sentir orgasmos. Y es la pescadilla que se muerde la cola.

Depende del caso y el momento. Hay que respetar los procesos de cada persona: es el momento de pasarlo mal, del duelo, de regodearte en el dolor y, poco a poco, ir introduciendo estrategias que te permiten dar cabida a momentos placenteros en la vida diaria. Tener relaciones sexuales puede estar muy indicado para dejar esos problemas de lado durante un rato.

La idea no es convertirlo en una obligación. Cuando escuchas a la gente decir lo bueno que es el sexo y lo maravilloso que es tener orgasmos hay que pensar en la situación de cada uno. Si estoy enfermo o me acaba de dejar mi pareja, a lo mejor lo último que me apetece es acostarme con alguien o masturbarme. Hay que introducirlo desde el autocuidado.

Sí y no. Depende de cómo se maneje la energía sexual. Hay a gente que le relaja y a otra que le da subidón. Aunque es verdad que es más frecuente que a los hombres les sirva para dormir y a las mujeres para activarlas.

En realidad, los hombres y las mujeres no somos tan distintos viviendo la sexualidad. Pero cuando se trata de encuentros heterosexuales, la mayor parte de las prácticas se centran en el placer del hombre porque venimos de esa cultura. Hemos avanzado un montón, pero aún hay trabajo que hacer. La capacidad como tal, la tenemos todos igual.

Y si le damos la vuelta a la tortilla: ¿cómo afecta psicológicamente a la mujer no alcanzar el orgasmo?

Hay personas a las que no les afecta especialmente, no le dan mayor importancia. Pero sí hay personas que sienten mucha frustración cuando no son capaces de llegar al orgasmo y les traumatiza saber que no pueden disfrutar de ese placer. Incluso si están en pareja, sienten que esa relación no funciona y se plantean dejarlo. Afecta al estado de ánimo, al vínculo con la pareja, a la autoestima... Afecta a todos los niveles.

Sí, sí... Es un día para celebrar y también para reivindicar. Aún existe una brecha orgásmica tremenda entre hombres y mujeres. Según el último estudio de We-Vibe, el 48,6% de los hombres dice que siempre alcanza el orgasmo durante el sexo con penetración, pero solo el 20,3% de las mujeres lo consigue. En los encuentros heterosexuales la mayoría de las mujeres no llega al orgasmo por la penetración y necesitan la estimulación del clítoris. Aún hay una brecha tremenda entra la calidad y cantidad de orgasmos entre hombres y mujeres.

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Mila Fernández es redactora de LIFE en 'El HuffPost' y editora de branded content. Antes, fue redactora de estilo de vida y gente en revistas femeninas —AR, LOVE y SMODA—, dirigió la revista Turismo Rural y trabajó delante del micro en Radio España. Puedes contactar con ella en mila.fernandez@huffpost.es