El mercado chino, loco por los licores de lujo
El vino español facturó en 2018 casi 200 millones de euros.
En China se consume casi todo. Lo barato y lo carísimo. Trescientos millones de chinos millonarios bien valen una oportunidad, y en el mercado de las bebidas de lujo lo tienen claro. Se llame coñac, vino o champagne. Si la distribución es buena, el éxito está garantizado.
El Grupo LVMH lo vio hace años, cuando la crisis económica y de consumo arrasó en Europa y en Estados Unidos y apostó por la consolidación en los mercados asiáticos y, sobre todo, en China. De hecho, la unidad de negocio Moët Henessy ha mantenido una línea de incremento de los beneficios durante la última década gracias al enorme impulso de la demanda china. Ni en los peores momentos de incremento de impuestos a las importaciones y la lucha contra los “cohechos” entendidos como corrupción a miles de funcionarios ralentizó estas ventas.
El último ejemplo es el de Remy Cointreau que gracias a las ventas en China y el incremento de los beneficios ha repartido un dividendo extraordinario a sus accionistas. El secreto está en la distribución y el incremento de precios. Los chinos ricos lo compran todo, aunque sea carísimo, y la estrategia es mantener esos precios e incluso subirlos. Es el caso de la botella de coñac Louis XIII que se está vendiendo a 3.000 dólares, y que es el coñac de lujo más demandado en China. Se espera que las ventas de este tipo de productos se incrementen entre un 60% y un 65% en los próximos años.
Pero no solo el coñac francés ha encontrado en China una bicoca, las bodegueras españolas llevan años intentando entrar en el mercado chino de los vinos de lujo. Complicado porque necesitas el socio local que apueste por el producto. En 2018 el vino español facturó 190 millones de euros, multiplicando por diez este valor en una década. China ya es el quinto mercado de vino de España por detrás de Alemania, Francia, Estados Unidos y Reino Unido. Si hablamos de cava, el incremento de las ventas va acompañado de la subida de los precios. La razón se encuentra en la percepción que tienen los chinos del cava como un “espumoso de lujo”, así una botella de cava que en el súper en España te cuesta al cambio 7 dólares, en China puede valer 50 dólares.
Las marcas españolas como Codorníu, Freixenet, Mestres o Raventós no ha adaptado su producto al mercado local, pero sí el precio, con lo que el resultado es doblemente gratificante. Cierto que el camino es largo y que aún están lejos de los números de Francia —los chinos parece que se vuelven locos cuando ven la palabra Chateau de … en las botellas de vino—. Los bodegueros franceses facturaron el año pasado en China 2.500 millones de dólares, el segundo mejor año histórico.