El lujo sube sus precios
Los artículos más exclusivos siempre han sido caros. Pero desde ahora lo serán más.
Los bienes de lujo, los más exclusivos, los fabricados con los componentes más deseados siempre han sido caros. Pero desde ahora lo serán más.
La pandemia del coronavirus provocó una realineación de las compañías: más Internet, tiendas solo en beneficios y foco en los productos de la gama más alta. Fue el fin del “lujo asequible” porque la clase media que era capaz de ahorrar para darse un capricho, cada vez es más exigua.
Esa clase media que apostaba no solo por la marca, sino también por productos hechos a mano – la artesanía— pagando el precio de los salarios de los artesanos que invierten horas en tejer una piel y en curtirla sin contaminar, o de los orfebres que mantienen la esencia de la joyería artesanal y el precio justo en los lugares de origen.
Ese lujo de poder acceder a bienes que respetan todas las exigencias de la Agenda 2030 cada día están más lejos del común de los mortales. La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha sido la puntilla y Gucci le ha puesto el cascabel al gato: menos productos, más sostenibles, infinitamente más caros, solo para los verdaderamente ricos.
Gucci, marca principal y motor de beneficios del grupo Kering, ha hecho público su plan para aumentar las ventas anuales hasta los 15.000 millones de euros a medio plazo —sus ventas ascendieron a 9.730 millones de euros en 2021—. Lo hará de la única manera posible en tiempos de inflación y decrecimiento económico: subiendo los precios.
Gucci sube precios y aumenta la proporción de productos de alta gama en sus colecciones. A partir de ahora, Kering se centra en los megaricos, esos que nos dicen a todos que no hay plan B para el planeta pero que sí pueden comprar bolsos fabricados con pieles preciosas, zapatos personalizados y alta joyería.